Y llegan tiempos en los que la indignación y la vergüenza son tan grandes que sobrepasan a todo cálculo y toda prudencia, y uno debe actuar, es decir, hablar.
J.M. Coetzee – Diario de un mal año.
Era obvio que algún día ocurriría, desde hace año los moralistas (no sólo del gobierno, por cierto) están calentando el terreno para ello, advirtiendo sobre ‘los peligros de internet’, sobre la ‘pornografía infantil’, sobre la ‘violencia en la red’. La aprobación de la ley sobre videojuegos y juguetes bélicos fue el primer paso, y ahora viene el segundo, no sé si definitivo.
En consejo de ministros, el pasado 7 de diciembre, fue aprobada la reforma de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Ley Resorte). La misma fue enviada a la Asamblea Nacional, que se encuentra en sesión permanente, para su próxima discusión.
Supongo que la Asamblea, esperará el momento indicado para discutirla. Es probable que los diputados esperen a que siga lloviendo y que los venezolanos nos concentremos otra vez en la emergencia por las lluvias para comenzar a discutirla, o quizás, esperen que las festividades navideñas estén más cerca para hacer la jugada final; siempre a medianoche, siempre cuando la gente esté con las defensas bajas.
Esta asamblea saliente debe iniciar esa discusión antes que la nueva asamblea, con representación opositora, se instale. Porque si bien es cierto que la oposición va en minoría al parlamento, la presencia de sesenta y dos diputados en la cámara podría retrasar bastante la discusión de esa reforma. Uno puede imaginarse también los discursos de los diputados durante el “debate” (énfasis en comillas). Uno puede ver a los sociólogos pajúos, hablando de las perversiones de la libertad absoluta; a los desgastados y decadentes intelectuales del gobierno, justificando la medida con cualquier gansada pseudoprogresista —a lo mejor, tampoco faltará el balurdito opositor que les haga el juego—. Es predecible cuál será la campaña por vtv y demás canales oficiales, utilizando a niños para conmover, incluso no se extrañen si aparece otro “video porno” de estudiantes en Caracas, o algún lío con una carajita menor de edad desnuda en la Web; ustedes saben, este gobierno saca sus escándalos de la lista de temas tratables por Archivo Criminal en los 90`s.
En unos pocos campos bien definidos el tabú ha emergido triunfante: no sólo ciertas representaciones, sobre todo de sexo con menores, se proscriben y castigan ferozmente, sino que también está muy mal visto, si no prohibido, el debate sobre la base del tabú.
J.M. Coetzee – Diario de un mal año.
Lo que me interesa es saber cuál será la reacción, si la de siempre, o distinta.
Y es que uno de los errores más grandes de ciertos analistas de la situación venezolana, es despreciar la presencia opositora en la red. Constantemente, se dice que los opositores se han convertido en hipócritas conformistas, que de lo único que andan pendientes es de twittear desde su blackberry contra el gobierno. Que se ha construido una especie de “militancia 2.0”, que al final resulta inofensiva, y si acaso sólo sirve para que las viejas histéricas de la clase media caraqueña drenen su arrechera. Esto es parcialmente cierto.
Sí, es verdad, hay mucho pajúo que cree que escribir güevonadas desde su computadora, celular o blackberry, es el equivalente a una lucha armada contra el gobierno. Pero también es verdad que no se puede despreciar el poder de la red y del ejercicio político a través de ésta. Si Internet fuera insignificante los presidentes del mundo no estarían tratando de controlarla y penetrarla, Chávez no tendría una cuenta en Twitter, y menos se sentiría orgulloso de tener más de un millón de seguidores.
En el caso venezolano existe además un fenómeno particular, los fatales errores cometidos por el movimiento político opositor provocaron un efecto directo: la pérdida de la capacidad de movilización que este movimiento tenía en los años 2001 y 2002. Los años posteriores, fueron de pérdida para quienes están contra el gobierno; en todas las áreas la oposición perdió espacios hasta casi desaparecer. El gobierno consolidó su proyecto casi sin problemas durante los años subsiguientes al paro petrolero.
Pero si el gobierno no logró finiquitar todas nuestras libertades civiles y acabar con el delgado hilo de democracia que nos queda es, entre otras cosas, porque ciertos sectores de clase media; carentes de presencia popular, poder militar o fuerza política real, pero sí, con una gran capacidad de comunicar, incomodar y convertirse en una presencia incómoda; se transformaron en la voz que defendió muchos de los espacios que nos permiten respirar y sentir que, al menos todavía, no nos hemos convertido en un estado totalitario como Corea del Norte, China, Bielorrusia, y sobre todo Cuba, el modelo a seguir de la revolución bonita; un país donde no existe posibilidades de utilizar internet, dónde bloguear como lo hace Yoanni Sánchez, es un delito.
¿Qué esa presencia no impedirá que el gobierno avance? Cierto. ¿Qué la mayor influencia del cyberactivismo es sobre la clase media, y que ésta es insuficiente para la construcción de un movimiento político que pueda cambiar las cosas? Por supuesto, estoy de acuerdo. Pero, con todas esas debilidades, no deja de ser una de las fuerzas motoras, que ha logrado detener buena parte de los abusos y atropellos del gobierno.
No digo que me guste; a mí me gustaría un movimiento que estuviera más presente en las calles, con más fuerza en los sectores populares (cuyo acceso a internet es poco), sólo estoy diciendo que es así, y guste o no ha funcionado, al menos parcialmente.
Yo entiendo las críticas, pero es injusto despachar el asunto aduciendo que se trata de “cómodos sifrinos burgueses que protestan desde una laptop”. Esa generación, supuestamente boba, constituye la capa de profesionales del país, la clase media de la cual soy parte —y también ustedes que leen este texto— y sí, es una clase llena de contradicciones y taras diversas, pero también hay mucha gente honesta, gente valiosa que decidió no irse del país y quedarse a pesar de los riesgos, a sabiendas que en cualquier momento les quitan su inversión de vida o les quitan la casa, o los llevan a prisión bajo cualquier subterfugio legal.
Es como los pocos artistas que se atreven a hablar, saben que padecerán de la exclusión, y sin embargo deciden hacerlo. Es admirable. Hoy, lo fácil es venderse, callarse, aceptar cualquier ofertica de mierda y participar callados de cualquier eventico degradado organizado por el ministerio de la cultura, y decir: “Que linda estuvo la FILVEN, miren lo que compré, y a bajo precio”.
Se viven tiempos oscuros en el país, y si no son más oscuros se lo debemos en buena parte a esa clase media, a la que nos gusta estigmatizar y despreciar, pero a la que también es justo reconocerle sus méritos y virtudes, que los tienen y no son pocos.
Lo que viene no es otra cosa que un golpe al hígado de nuestros derechos, de nuestras libertades, es un paso más en la constitución de un estado totalitario. Así como suena, sin eufemismos baratos ni cabriolas verbales que puedan atemperar ese hecho. Chávez y quienes gobiernan sueñan con ver a Venezuela convertirse en un país dónde se castigue toda forma de pensamiento disidente, dónde no exista la libertad de expresión y dónde el puritanismo sea la norma.
Recomiendo la lectura de este brillante artículo de Daniel Pratt, sobre como evadir el bloqueo de Internet. Igualmente, les invito a estar alerta, participar en las protestas de calle contra esta medida. Hacernos más hábiles en el uso de las herramientas virtuales y no abandonarlas, menos subestimarlas.
¿Saben que es facilista, burgués y acomodaticio? Estar halando maravillas de Wikileaks y solidarizándose con Julian Assange mientras en tú país, en tus putas narices, se hace lo mismo. Aunque en este caso, ni siquiera necesitaron inventar un fraudulento expediente por violación, aquí, al menos, vienen sin máscaras. Habrá que entromparlos con inteligencia.
Lee aquí, el texto completo de la reforma: http://www.scribd.com/doc/45004851/reformaresorte