Otaku es un término japonés para referirse a las personas con intereses obsesivos, particularmente anime, manga y videojuegos.
Wikipedia.
“Tron Legacy” es la quintaesencia del film Otaku. Los Otakus son de origen japonés pero ahora alcanzan el rango de tribu global, según la teoría posmoderna de Michel Mafesolli.
Los Otakus se niegan a crecer, gozan de su estatus de sentirse jóvenes por siempre y oscilan entre posiciones tecnofílicas y tecnofóbicas.
Por un lado, celebran el empeño de la historieta gráfica por desnudar al Mago de Oz de la dictadura cibernética. A tal efecto, veneran el cine de los Hermanos Wachowski, del fallecido Satoshi Kon, Mamoru Oshii, Katsuhiro Ôtomo y George Lucas(de “THX 1138″ a “Clone Wars”). En pocas palabras, encarnan el arquetipo del hombre “consparanoico” del tiempo presente. A su parecer, el planeta tierra es un mundo feliz gobernado por una autocracia corporativa invisible.Entonces el lado oscuro de la fuerza merece combatirse con sus propias armas.
Por el otro, los Otakus gustan disfrazarse de personajes de “La Guerra de la Galaxias” y disfrutar del reconocimiento diferido del cambio de identidad, a través de la lógica del “second life”. De ahí la posibilidad de cuestionarlos y reducirlos a la condición de un movimiento rosa e ingenuo, de apocalípticos integrados.
Por todo ello, le rinden culto a la versión original de “Tron”, aunque sea y suene contradictorio,como una banda sonora compuesta por “Daft Punk”,medio indie,medio mainstream.
El dueto francés sigue escuchándose maravillosamente bien, pero hoy al servicio del ratón Mickey, cuyo historial de cooptaciones y asimilaciones de su disidencia, con objetivos pragmáticos y comerciales, es harto conocido. Ya lo hizo con la pandilla surrealista durante los años de la posguerra. En el tercer milenio, es el turno de comprar,con millones de dólares, a los chicos malos de la música electrónica, en beneficio del mercadeo de lo cool de la marca Disney, dispuesta a amoldarse a los gustos contemporáneos de su demanda, a hacer concesiones demagógicas y populistas, para subsistir y perpetuarse en la cúspide del poder.
En consecuencia, su logotipo del castillo se recubre de neón, a fin de albergar a los viejos y nuevos incondicionales de la familia “Tron”,devenida en una legendaria franquicia del tamaño de una atracción de parque temático, donde se venden franelas,juegos de video y fantasías de diverso tipo.
Es el reino artificial de la oferta kistch y melancólica, diseñada por los arquitectos del deseo nostálgico. No en balde, cuentan con el respaldo de una maquinaria trasnacional, equipada para cumplir sus designios y caprichos, cual mecenas cibernético y ubicuo al estilo de Hal 9000.
Verbigracia, “Tron Legacy” además de pagarse una partitura de lujo, también ostenta un soundtrack de hits y temas de los ochenta, bajo al amparo de su rockola VH1 de éxitos de la cultura pop.Gancho,cebo y zanahoria industrial de miles de espectadores.
La película se convierte así en un fenómeno multimediático, de cuarta generación, más allá del alcance de la pantalla bidimensional. Un evento, un simulacro de ciencia ficción, en un entorno carente de acontecimientos reales. Por ende, “Tron Legacy” debe entenderse y comprenderse en dicho contexto de paradojas,absurdos y singularidades,aparentemente irreconciliables.
De hecho, la cinta sería como el matrimonio perfecto de David Bowie(en su fase Ziggy Stardust) con el empaque retroglam de Lady Gaga, a la gloria de la teología de la liberación de la escuela new age, después de la operación de salvataje de Obama en “Avatar”, a favor de la resistencia de terciopelo(de los deportes extremos), de la rebeldía como negocio(en clave de moteros intranquilos a lo “Easy Rider”,”Top Gun” y “The Wild”) y en oposición a los herederos empresariales o computarizados de la era Bill Gates,aferrados a su política de protección de derechos de autor.
En respuesta, el héroe de la partida es como un hijo perdido de Julian Assange, obcecado en compartir el conocimiento,la luz y la verdad al margen de la fronteras del feudo corporativo.
Por ironías de la vida, Disney vuelve a erigir un tabernáculo de laboratorio,alrededor de sus figuras antagónicas por antonomasia:los piratas, los bucaneros,los ladrones,los Robin Hood y los sediciosos.
De seguro, la minoría justificará semejante incongruencia.La mayoría,si acaso,la distinguirá. Por su parte, los críticos etéreos preferirán soslayarla. Sea como sea, el problema es evidente. Sólo basta leer las declaraciones del director,Joseph Kosinski,para comprobarlo.
“Es una historia que advierte sobre el mundo en que vivimos, en el que algunos se relacionan más con su computadora que con la gente de verdad”.
Yo siendo él, me olvidaría del prejuicio con la computadora,gracias a la cual se generó la ilusión de duplicar la cara de Jeff Bridges. Para rematar,luego afirma:”Una de las más grandes lecciones del film es que no puedes ignorar este mundo.Necesitas enfocarte en lo que es importante. En la película es la relación del padre con su hijo real,no aquella con su hijo virtual”.
Por consiguiente, el subtexto redunda en el argumento universal y predecible del narciso,del prometeo afectado por un serio complejo de Edipo.
El guión mezcla y fusiona,como en la comiquita del monstruo Milton, un leve toque de la sabia de Shelley en Frankestein y el choque paterno filial de Luke con sus dos padres en blanco y negro.
Dependiendo de las circunstancias, Jeff Bridges resucitará a cada uno. Incorporará a Yoda, como lo asegura el colega Robert Andrés Gómez,en los momentos de introspección Zen.Asumirá el papel de Dart Vader, en su variante de Clu.Por último, se autoinmolará como “Obi Wan” y “Morfeo” en pro de la destrucción de la estrella negra,de la “Matrix”.
Ergo,el sol saldrá para todos en un happy ending apaciguador, de reivindicación de la utopía del macho alfa y Playboy, secundado por su chica de la puerta de al lado, ataviada para la ocasión fetichista.
Salvando las distancias, se trata de la reconfirmación de la tesis de Oliver Stone para “Wall Street 2”. Es decir, la misión de los niños lindos es extirpar y sacar de la línea de juego a las manzanas podridas del sistema.
Clásica teoría puritana de la filosofía progresista e hipócrita del Hollywood concienciado.Es el anticapitalismo embustero y codicioso a lo Michael Moore.
En el ínterin, cámaras lentas y planos de infarto, pondrán en jaque y tela de juicio la capacidad del crítico para marcar distancia,ejercer su oficio y discriminar el grano de la paja.
Algunos optarán por fingir demencia,cruzarse de brazos,tirar la toalla,resignarse y arrollidarse a los pies del rey desnudo,a pesar de su falta de consistencia. Lo aplaudirán a rabiar por su esfuerzo técnico y lo elevarán al olimpo del género,junto con “2001”,”Metrópolis”, “Solaris” y “Blade Runner”.
En lo personal, reconozco el impecable acabado plástico,el humor negro de ciertas secuencias, y el ánimo de experimentación con el lenguaje canónico.Hay encuadres e instantes valiosos para regalar y compartir,no exentos de lirismo y humanismo.
Me preocupó la homofobia implícita del segmento en el bar.Mención aparte para la actuación de Michael Sheen.
Lamentablemente, los defectos y las irregularidades del libreto acaban por opacar las virtudes antes mencionadas, por no hablar de la farsa del 3D.
En resumen, el legado de “Tron” perdura en la proyección de su utopía virtual, mientras se diluye como mensaje de aliento,subversión,búsqueda de la libertad y reconciliación con nuestra esencia.
La culpa no es del realizador, ni de la vaca, ni del rebaño de animadores. Es de la rata o del ratón disfrazado del color y del tono de moda. Desenmascararlo es una cuestión de principios.
Por algo, sus empleados continúan en huelga.Sobre sus espaldas recae el peso de los recortes salariales,la crisis y la depresión.
De igual modo,»Tron Legacy» es el caballo de troya de la Disney en su cruzada contra el contenido alternativo de la web 2.0.
La guerra cibernética de la era youtube y Wikileaks,pica y se extiende.
Impulsado por la fiebre de verla, leí un par de críticas que la destruyeron. Así que la vi sin expectativas (como debe ser) y me pareció bastante buena considerando lo siguiente:
Si, está bien, TRON fue una de las primeras aproximaciones al cyberpunk, matrix-antes-de-matrix, pero principalmente fue una película B para capitalizar la primera era de videojuegos. Más allá de los cuadros dibujados a mano (su principal mérito), TRON es una peli de matinee con personajes de cartulina y pésimas, pésimas actuaciones.
Con ese precedente y en comparación, TRON Legacy es un triunfo argumental y estético.
Estoy de acuerdo contigo que es una peli de cuarta generación. Legacy es un producto admirable. Mejor producido que Transformers.
Rescatable: Michael Sheen, Jeff Bridges saliéndose de personaje para homenajear a The Dude («You’re messing with my Zen thing, man») y el cameo de Daft Punk como DJs: un guiño pero también un documento, porque no hay otra película en la que el dúo pueda estar más en ambiente.
El soundtrack es bestial: Jean Michel Jarre se encuentra con Justice.
Deplorable: Garrett Hedlund en el estelar es aún peor que Hayden Christensen.
Por cierto, no se me escapa lo que señalas: la perenne caricaturización que hacen en Hollywood de los titanes de la industria digital.
Como película de entrenamiento es buena y como dice Daniel tiene sus momentos memorables, pero yo me quedo con la primera aún con todas sus fallas, quizás por la nostalgia de los 80´s.
Como siempre,estupendos y oportunos comentarios.Saludos y abrazos!
hermano te pareces al personaje de Clue en la pelicula siempre buscando la perfeccion hasta que destruyes todo y no estas conforme con nada es poco lo positivo que aprecias en tus reseñas.
De acuerdo en algunas cosas como pelicula del genero sci fi me parece muy buena.
Esta es una película que no me voy a perder. Aunque creo que mis expectativas van en una dirección distinta a las de los demás. Yo no voy esperando una trama inteligente ni unas actuaciones brillantes. De hecho, con que las actuaciones sean promedio me basta y me sobra.
La razón principal de mi interés es ver si esta versión llena las expectativas visuales (desde el punto de vista estético) que debe llenar una secuela de Tron. Para ser honesto, con lo que he visto en los trailers, por más brutales que se ven los efectos me parece que Legacy no tiene el impacto estético que tuvo la primera. Pero igual le doy el beneficio de la duda y espero llegar a la sala de cine con mi mente lo más abierta posible.
Yo no coincido con ninguno de los análisis que se han hecho de la 1ra Tron. Claro que la trama es cursi y ridícula. De bolas que las actuaciones dejan mucho que desear. Pero visualmente la película es brutal, especialmente por la estética que maneja.
La mayoría de las críticas y análisis actuales de la 1ra película se pueden resumir de la siguiente manera:
a) Los nerds de computadoras de los 80s quienes se sientieron reivindicados y la adoran simplementa porque usó el slang que se usaba en cualquier curso de computación para aprender a usar ‘Basic’.
b) Quienes la valoran desde el punto de vista de la crítica convencional de cine (ej. las actuaciones apestan y la trama es una mierda).
c) Los nerds de computadoras y juegos de video de hoy en día, quienes en su ignorancia del contexto histórico no conciben cómo a alguien pueden parecerle interesantes los conceptos del ‘mundo digital’ que se manejan en la película. Ni hablar de lo que piensan de los efectos especiales, que ‘no son tan arrechos como los de Matrix bro’.
A ninguno le ha pasado por la cabeza el valor visual de la película desde el punto de vida estético que tuvo Tron ver 1.0. En mi opinión rompió con conceptos estéticos quese manejaban en la época, y no hablo sólo de las películas sci fi. Incluso a tal punto que hoy en día, comparada con la estética fashion-futurista-balurda de la mayoría de las sci fi de hoy en día (incluída Matrix), se mantiene vigente.