La estrenaron en muchas salas(29),pero la vimos en casa por cumplir,por mero trámite. En todos lados le cayeron a palos y no guardamos mayores esperanzas con ella. El prejuicio, sembrado por la web, nos acabó por dar la razón.Gracias a Jullian Assange y a Wikileaks.Mentira.
“Takers” sería como la copia en negativo de “The Town”. Una película sin vida, sin alma, sin identidad, sin fuerza, sin originalidad.
Aquí le llamaron “El Escuadrón del Crimen”, y haciéndole honor a su título, la pieza constituye uno de los peores timos del 2010, empezando por su casting de estrellas de acción y drama venidas a menos, pasando por su desfasada puesta en escena de “24 Horas” y terminando en su final ambiguo, de escuetas resonancias aleccionadoras.
El desenlace moralista y políticamente correcto, castiga con la muerte a los villanos, a los corruptos y a los bandidos,al estilo de un largometraje policial de la época de la depresión, de la prohibición y de la censura del Código Hays,donde los estudios eran forzados a condenar hacia el remate de sus historias a los personajes pérfidos y bandoleros.
Así,los atracadores del telefilme conforman una banda de ladrones de cuello blanco, especializados en cometer golpes de alto calibre y vuelo económico, echando mano de los últimos adelantos de la tecnología de punta.Helicópteros,C4,escopetas y logística de terroristas.
Por tanto, vuelve a saquearse la bóveda y la caja fuerte de la meca y de la historia, para asaltarle la herencia a clásicos como “La Jungla de Asfalto”, “Rififi”, “Ocean’s Eleven” y sobre todo “The Killing”.
“Takers” hasta llega después de la ridícula, wannabe y replicante versión caraqueña de “Puras Joyitas”,el colmo de la adaptación sumisa y fashion de la tendencia. Me quedo con “100 años de Perdón”.
El plagio a “The Killing” estriba en remedarle su cierre demoledor, cuando el sueño americano de los protagonistas se les convierte en una masacre pesadillesca, de una sequedad humana y brutal. No es el caso de “Takers”, pues carece de la dimensión poética y nihilista de Stanley Kubrick.
El director cumple con el trabajo, de manera burocrática, apenas esforzándose en las secuencias de acción, bajo la sombra de una cámara nerviosa clonada y subsidiaria de la estética fantasmal de Michael Mann en su fase digital.Remeber “Collateral”,”Miami Vice” y “Public Enemies”.
Del subtexto, sólo podemos reivindicar la intención de hablar,aunque sea entre líneas, del fracaso de la quimera de oro de la generación de relevo, radicada en la metrópoli, y cegada por los paraísos artificiales de la existencia material.Es contigo,50 Cent.
Pequeña cachetada al establisment de ricos y famosos advenedizos,surgidos de la noche a la mañana en Los Ángeles y Nueva York,al calor de estafas,especulaciones y rapiñas, mientras las instituciones del orden y la represión tampoco parecen representar una alternativa de redención para la república y la democracia.
Por ende, somos testigos del hundimiento de los “Takers”, como posible metáfora de la caída de los yuppies de “Wall Street”.
Por fortuna, las actuaciones son medianamente convincentes y verosímiles, a pesar de los defectos de la ejecución y del libreto.
El plot es limitado,estira las situaciones,dilata en demasía el suspenso y se traga el contenido al redundar en anécdotas triviales,en búsqueda de profundizar en la psicología de los personajes.Pero el empeño es en vano,porque cada uno de ellos se define y concreta como un estereotipo.
La duración se extiende como la goma de mascar, para cederle un espacio estelar a las balaceras, los escapes increíbles y las aburridas persecuciones a campo traviesa, ahora a la usanza de moda de la técnica Parkour. Todo lo cual lo padecimos en la también criolla y circense, “Son de la Calle”, con el dueto de Chino y Nacho,a quienes debemos rendir pleitesía y considerar para la tapa de cualquier revista y periódico por haberse ganado un Grammy.No me hagan reír.Póngase serios,colegas.
En resumen, “Takers” cae en el sótano de la temporada, tal como la carrera de Hayden Christensen,luego del éxito del “Episodio 3”. Acá la fuerza no lo acampaña en un ejercicio fallido de calco de mafias y clanes en decadencia por sus propias luchas de poder,en la tradición de Coppola,Scorsese,John Woo,Melville,Kitano y Tarantino.
Lejos de los pistoletazos en trío de “Reservoir Dogs” y “A Better Tomorrow”.Peligrosamente cerca de Paul Haggis en “Crash”,con su musiquita de fondo,tipo new age.
Pobre Matt Dillon.Lo tienen encasillado en el papel de uniformado depresivo,disfuncional y melancólico.
Otro producto «macho-men» de la dominación masculina. Las mujeres fungen de objetos de deseo, de víctimas o de estorbos de la corte de caballeros de la mesa redonda y chic.Para ellas se reserva el derecho de admisión.Igual para una pandilla de rusos,sacados de alguna vieja caricatura de la guerra fría.
Seguimos de regreso al pasado,a la era de las cavernas.