Señoras y señores: bienvenidos al simulacro democrático del siglo XXI, la versión sudaca de «Dave: Presidente por un día», en la cual el hermano gemelo y oculto de Chávez toma su lugar para enmendar el rumbo del país. El prisionero de Zenda Asamblea, una novela socialista sin derechos de autor o propiedad intelectual.
Presidente Chávez, el amigo de todos (gracias por existir). Más inofensivo que un teletubbie fumón. El personaje perdido de Calle Sésamo. El estado ulterior de la evolución del dinosaurio Barney. Sólo faltó que se pusiera, como Tío Simón, a cambiar chinas por pelotas. Su próxima visita a la Asamblea será deslocalizada para que puedan hacerla alrededor de una fogata, todos juntos, agarrados de la mano, cantando Cumbayá.
¿Qué pasó, compadre? ¿Se le aguó el guarapo? ¿No y que le íbamos a caer a bofetadas a ese poco ‘e sapos? ¡Plan trituración! ¡Plan demolición! ¡La batalla de las batallas! ¡Vuelvan caras! ¿Cuándo aprobamos el plan «bailando boleros»?
Me prometiste Rambo IV y ahora me sales con Durmiendo con el enemigo. En vez de una salsa malandra, tocaste música de cámara. Cambiaste el bate de béisbol por una raqueta de badmington.
Lo bueno es que los que te conocemos (van 12 años, hermano), sabemos que los niveles de litio en tu sangre volverán a sus cuotas de belicismo habitual más rápido de lo que volvió la oposición a la Asamblea.
Vamos.
Tú puedes.
Militar no aprende a ser demócrata de la noche a la mañana…
Se cumplió tu profesía… Pero Mr. Hyde, hoy, estaba mamita, nos va a salir con el paltó, eso no insulta ni a la novicia voladora, vamos a esperar que caliente los motores…
No me negarás que las relaciones políticas en Venezuela son una telenovela en sí misma. Es como si Chávez tuviera el papel del esposo adúltero, que le monta cachos a su esposa hasta con la secretaria, y luego llega un día y promete que la ama, y que será fiel… Después de 12 años de infidelidad, la gafa va y se pone a discurrir si de verdad las palabras serían sinceras.
Hasta que la mandan a lavarse ese paltó, claro…
Esto es tan predecible que hasta aburre.