Presidente Chávez, el amigo de todos (gracias por existir). Más inofensivo que un teletubbie fumón. El personaje perdido de Calle Sésamo. El estado ulterior de la evolución del dinosaurio Barney. Sólo faltó que se pusiera, como Tío Simón, a cambiar chinas por pelotas. Su próxima visita a la Asamblea será deslocalizada para que puedan hacerla alrededor de una fogata, todos juntos, agarrados de la mano, cantando Cumbayá.
¿Qué pasó, compadre? ¿Se le aguó el guarapo? ¿No y que le íbamos a caer a bofetadas a ese poco ‘e sapos? ¡Plan trituración! ¡Plan demolición! ¡La batalla de las batallas! ¡Vuelvan caras! ¿Cuándo aprobamos el plan «bailando boleros»?
Me prometiste Rambo IV y ahora me sales con Durmiendo con el enemigo. En vez de una salsa malandra, tocaste música de cámara. Cambiaste el bate de béisbol por una raqueta de badmington.
Lo bueno es que los que te conocemos (van 12 años, hermano), sabemos que los niveles de litio en tu sangre volverán a sus cuotas de belicismo habitual más rápido de lo que volvió la oposición a la Asamblea.
Vamos.
Tú puedes.
Militar no aprende a ser demócrata de la noche a la mañana…