La cruz avanza, hondeando sus lamentos
Rodeando a sus ciervos de rodillas sobre el barro
Que encorvados bajo el estruendo de la ira y del pecado
Deshacen sus almas por un cielo visto solo en sueños.
El hombre avanza y se desprende de sus fantasías
El amor lo encadena a una mujer desesperanzada de la vida
Ahoga su imaginación en una rutina infortunada
Añora y llora el tiempo sin desdichas
Aquel latido en desenfreno que irrumpía desde el silencio
Cuando la voraz moralidad ignoraba su disconformidad.
Los desmanes como látigos han mellado su integridad
La libertad sin ella y sin las voces es un profundo misterio
Un dios ha recreado desde su indolencia autómata
Un hijo ha ofrendado a la manifestación pura de la locura
Hoy contempla la cruz barnizada y la mueca ingrata
Su rostro muerto inclina la conciencia por ser impura
Sus manos atrofiadas esconden la verdad en un rezo
Su destino es ser camino hacia ningún destino