Coinciden en la cartelera dos películas análogas de acción y superhéroes, “RED” y “Avispón Verde”,cuyas imágenes y tramas son también equivalentes en su visión paródica de las mitologías canónicas del comic surgidas al calor de las conflagraciones del siglo XX.Por defecto,ambas comparten la misma contradicción: ser y no ser la reafirmación del modelo clásico por otros medios.Me explico.
En el caso de la cinta del lúdico Michel Gondry, destaca el claro ejercicio nostálgico de revisión crítica de la fuente de inspiración, al desdoblarla con el empuje de la estética iconoclasta,tal como afirma la colega Malena Ferrer, quien además observa y percibe una relectura homoerótica de la serie de televisión,“The Green Hornet”,por parte del realizador. Sería una de sus tantas estrategias de distanciamiento y deconstrucción de la pieza original.
De igual modo,la impronta del director se haría evidente en la reivindicación del personaje de Kato,por encima de la humanidad del protagonista, y en la demolición de la imagen del villano incorporado por Chris Waltz.Suerte de interpretación bizarra y absurda de su papel para “Bastardos sin Gloria”.
Por último,la modernidad del trabajo se saldaría con el subtexto mediático dedicado al cuestionamiento del lugar de la prensa en la actualidad, bajo la tensión entre la cultura analógica y la digital. Una de las constantes en la carrera del joven autor. Al parecer, según su más reciente obra, no existen ganadores y perdedores absolutos en la batalla.Solo el testimonio de la guerra como un síntoma de la crisis y la debacle. Verbigracia,el film culmina con la destrucción literal de una rotativa,mientras el dispositivo de la tecnología de punta tampoco funciona para librarse de los malos y limpiar la casa de la república de sus manzanas podridas.
En adelante, cobraría fuerza el sentido moral del guión y su peor paradoja,la de acabar por convertirse en un vehículo retroprogresista,de lujo y diseño, de la eterna cacería de brujas del género,legitimada por la presencia políticamente correcta de un escudero de origen asiático.
Amparándose en todo ello,la película le daría luz verde a su enfoque reaccionario de policías y ladrones, al margen de cualquier coartada como en “Día de Furia”,donde el trauma del personaje principal buscaba justificar su animadversión por extranjeros y rateros de diversa índole(foránea).Atención con el piquete xenofóbico en el contexto del repliegue de las fronteras de Estados Unidos.
Mutatis mutandis y después de sus oportunistas cambios de imagen, el «Avispón Verde» se contenta y complace con erigirse en el alter ego de los justicieros conservadores de la épica western, a la usanza de Eastwood y Wayne en “Más Corazón que Odio”.Es decir,en la reencarnación del arquetipo del salvador de la patria, en una época de debilitamiento institucional de la república. Idéntico al esquema de La Parca en “La Hora Cero”. Vía libre,gasolina y argumentación para el surgimiento de liderazgos carismáticos y personalistas como los de Obama,Sarkozy,Cristina y Chávez en Venezuela.
Para Hollywood,la democracia sería un asunto fácil de redimir con la llegada de un hombre embraguetado a la Casa Blanca,dispuesto a poner a los mafiosos tras las rejas.Pero entonces viene la pregunta incómoda de “Watchmen”:¿y quién vigila a los vigilantes? En realidad,se pagarán y se darán los vueltos,cual Berlusconi y Bush, con trajes constitucionales a su medida.A su manera, “Avispón Verde” alimenta su ego y su filosofía de vida.
Los ricos bobos alcanzan el poder para aplacar a los pobres y forajidos,a punta de patadas de kung fu.Y ni siquiera se deben preocupar por hacer el trabajo sucio.Para algo existen los Katos(mercenarios).Aquí es cuando me salgo del rebaño de incondicionales de Gondry,más allá de la calidad y la brillantez de sus planteamientos estilísticos,asentados en el magma del video clip y el video game.Incluso,le descubrimos homenajes al Kubrick de cámara rápida de “La Naranja Mecánica”,aunque con mucha autocensura de forma y fondo.Por ejemplo,la carencia de identidad de la patina publicitaria,rige los criterios de la puesta en escena.
Lo propio sucede con “RED”.Visualmente se confunde con la típica secuela de “Duro de Matar”.No obstante, el libreto se pretende una mofa de ella,una burla satírica de su fórmula maniquea en la tradición de una caricatura de espías de la tercera edad.
Por ende,como en la anterior,vislumbramos un choque de lo viejo con lo nuevo alrededor de la ironía de los clichés bélicos de la guerra fría,luego de su mentado desenlance.Acá la herencia del Kubrick de “Teléfono Rojo” marca la pauta del desarrollo del plot. Imposible para la meca deslastrarse de su legado,de su memoria,de su pasado.
Por consiguiente,“RED” es un provocador desafío del antiguo régimen de los estudios,de cara a las generaciones de relevo.Su manifiesto a favor de los veteranos se inscribe en la corriente contemporánea de “Benjamin Button”, “UP”, «TRON Legacy»,»True Grit»,“Rocky Balboa” y “Gran Torino”.
El mensaje testamentario del largometraje es diáfano y vaquero como en «Crazy Heart». Nos negamos a tirar la toalla y moriremos con las botas puestas,con dignidad,dando la pelea.Sonará reaccionario pero es así.
No en balde,“RED” luce como la “Expendables” de los jubilados y retirados del sistema de estrellas, a la gloria de leyendas y tesoros nacionales como Richard Dreyfuss,Malcovich,Willis,Freeman,Ernest Borgnine y compañía.
Por tanto, en la comparación,la prefiero a “The Green Hornet”.Su humor negro es superior y su halo de nostalgia,por un mundo en decadencia,la transforman en un curioso, inusitado y extravagante objeto volador del mercado de consumo.Pequeño ovni a la altura de la subestimada “Quémese después de Leer”, de los Hermanos Coen.
En consecuencia, “RED” le saca tarjeta roja a la CIA y la demuele a placer, reduciéndola a la condición de un aparato anacrónico, burocrático e inservible.Naturalmente, el problema de costumbre persiste en el doble discurso,porque según “RED”,el país debe seguir dependiendo de sus “Imperdonables”, de sus ídolos, de sus semidioses para curarse de las enfermedades del estamento gubernamental y castrense.Mea culpa del complejo militar industrial en el tiempo oscuro de la invasión a Irak.
No son los ciudadanos de a pie quienes nos enseñarán el camino.Son los seres especiales quienes nos conducirán al reino de los cielos del happy ending.
En suma,el semáforo continúa jugando a favor del desplazamiento de las “Mentiras Verdaderas” de ayer.
Son las ligerezas y levedades de las ficciones de hoy,en su lucha contra la extinción.
¿El fin se acerca para ellas?
Por lo pronto,el 3D les garantiza una transfusión de sangre fresca a corto plazo.
En el futuro nadie sabe.
No te comas la luz,el mío.