Golpe de estado: la cicatriz de Venezuela

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Tengo como 7 años en Estados Unidos y aún llevo abierta la cicatriz de Venezuela. Ya van como 9 pinturas dedicadas a los golpes de estado y de la violencia civil. Aunque era una niña, aún me atormenta la posibilidad de compartir culpa por ese estado de polarización, de resentimiento, de indiferencia.

Nos comíamos el cuento que eramos «la democracia mas vieja de Latinoamérica» mientras por detrás se cocían y se siguen cociendo habas. Y después nos quejamos que cosechamos tempestades, justo ahora cuando el autoritarismo chanchullero es evidente.


Ese chanchullerismo de negar ayudas internacionales a las víctimas del deslave en la Guaira porque no se pudieron quedar con una parte de la tajada de esos millones. O el mamarrachismo de esconder armas en las alcantarillas del centro justo después del 11 de abril y atemorizar a los comerciantes con malandros protegidos por la policía. O el arrechismo de dispararle balas a las redacciones de los periódicos solo porque no publican cosas a favor.

Eso fue lo que me tocó presenciar por el momento histórico que viví, pero esta democracia viene picha de hace larga data, si se toma en cuenta las investigaciones hechas por Margarita Lopez Maya, los artículos amargos del fallecido Cabrujas, los cuentos de camino de los padres, las quejas de las mucamas, el aumento de los mendigos y los recuerdos infantiles de una crisis donde el bistec de carne se convirtió en el fantasma de las mesas de la década de los ochenta y noventa para la mayoría de las familias venezolanas.

Me imagino que dado el nivel de polarización, algunos no estarán de acuerdo conmigo. Chevere. Ya no soy periodista sino una artista que crea alimentada por la memoria.

-.-

Leyenda:
La pieza se llama «Arcana polítical» y fue hecha por mi usando collage, tinta y resina.
Más de esta serie llamada Memorias de un país imaginario, dedicada a Venezuela aquí

Este post fue originalmente publicado en http://tappingyta.blogspot.com

3 Comentarios

  1. Me parece interesante contrastar el discurso y las pretensiones de quienes están «afuera» del país con aquellos «adentro», y esto lo digo como pie de página a la discusión de «Yo soy la vida bohème (parte II)». Es decir, mientras «adentro» todo parece ser ligereza, diversión y falta de ideología (desesperanza aprendida), los creadores en el exterior llevan a cabo obras interesantísimas de contenido político innegable.
    ¿Contradicción por la cercanía al cáncer? ¿Ostinamiento? Quién sabe. En todo caso, tu trabajo se ve muy interesante, desde este lado de la pantalla.

  2. Gracias Krisis :D
    Una amiga venezolana me decía que la frivolidad extrema era la droga más popular entre la clase media caraqueña. «Si no fuera por el fashion, cada vez que manejara por las calles de Caracas y pasara frente a *esto* me pondría a llorar», acotó. Y a mi me queda darle la razón en cierta manera.
    Es duro vivir en Caracaos, y tu lo sabes. El resentimiento es un grito que atormenta y te hace desear silencio, así sea el de una cabeza hueca. A otros no les queda ni siquiera eso.
    ¿Pretenciones? Tan solo de sanar el corazón, a ver si deja de soñar «El Estallido» (la canción de Bersuit) en mi cabeza. No sé cuando podría ese conjunto de piezas políticas por cuanto mi público es gringo y le interesan otras vainas. Pero igual sigo creando.
    Por cierto, compré el libro por Amazón y estoy leyendo. Te aviso cuando termine.

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