¿Quiere hacer una película de temática lésbica y obtener una nominación al Oscar,cual “Transamérica” conoce a “Secreto de la Montaña” en clave de “Belleza Américana”?Pues yo le tengo la solución a sus problemas.Amiguito,pare de sufrir.Tu alternativa se llama “The Kids Are All Right”, una clase magistral de cine independiente para abrirte cancha en el mercado anticuado de la academia.Sigue sus pasos en cinco cómodas lecciones y llegarás lejos como tu pana,Ang Lee.
Primero,es fundamental reunir a un reparto de estrellas declaradamente heterosexuales pero para hacer papeles de personajes homo.Por cierto,al contrario sucede habitualmente,aunque no tiene el mismo impacto.
Nada como dos damas de la actuación,Annette Bening y Julianne Moore,haciendo la versión gay de “La Guerra de los Roses” o “¿Quién le teme a Virginia Woolf?”.Es decir,la clásica historia de la pareja autodestructiva condenada a vivir un infierno durante la mayoría del metraje,hasta cuando aprendan a superar sus diferencias en un final esperanzador y restaurador.Ligera variante de la ecuación clásica de la comedia romántica:estabilidad-momento de crisis-llegada del segundo frente-ruptura-vacío-reconstrucción.Podría ser la mezcla entre el argumento de “Mamma Mia” y “L World”, con un ligero toque de “Ellen DeGeneres meets Anne Heche” en una casa de ensueño.Favor no comparar con una fusión de “What Ever Happened to Baby Jane?” con “Dos Mujeres y un Destino”.Las diferencias son del cielo a la tierra.
Atrás quedaron los tiempos de “Thelma and Louise”.La moda de hoy es celebrar la integración de los apocalípticos al mundo feliz.Si no puedes con ellos,imponles tu agenda reaccionaria de adocenamiento,maternidad responsable y compromiso familiar.Es la depuración dulcificada de la pesadilla de “Revolutionary Road”.
Segundo,aplique censura a discreción.Así conseguirá una distribución apta para todo público.Le recomiendo estudiar dos títulos: “The Celluloid Closet” y “This Film is Not Yet Rated”.Eluda las tijeras de la Motion Picture Association.Conviértase usted en su propio Jack Valenti.Las audiencias puritanas se lo agradecerán.
Por ejemplo,en “The Kids Are All Right”,el sexo de las chicas es tabú.Lo ocultan y disimulan debajo de la sabana.Lo tapan con la burka de la frazada caliente.Mientras tanto,el galán de la partida sí puede retozar al desnudo con su novia y su amante confundida del otro género,quien necesitaba de una buena revolcada, para mayor inri de su condición.
Moraleja republicana del Tea Party:el matrimonio de las señoras del pecado no funciona,carece de futuro y genera trastornos en la mente de sus herederos y retoños.Subraye el mensaje de manera literal y conductista.Demuestre cómo la hija extraña la figura de un padre al extremo de ir en su búsqueda.Al encontrarlo,refuerce las semejanzas innatas del vínculo.
Por último,olvídese de la dureza expresiva del cine queer de los sesenta,setenta,ochenta y noventa.Sencillamente,el soft core y la radicalidad ya no venden.Ni siquiera a la forma descafeinada de “Boys Don’t Cry”.Ahora lo cool es la estética limpia,sofisticada y esterilizada de “RuPaul’s Drag Race” y los video clips de Lady Gaga.Nadie quiere confrontarse con la imagen de las “locas” pobres,desesperadas y promiscuas del pasado.Las del presente deben ser fuertes,poderosas,exitosas,adineradas,cultas y refinadas. Good bye Gus Van Sant.Bienvenidos a la era de acuario de “The Kids Are All Right”,como tapadera de la depresión económica actual.
Tercero ocúpate por tanto de dibujar un espacio geopolítico de gente acomodada,instalada y próspera,con gustos prefabricados de canal gourmet,a la sazón de hierbas aromáticas,recetas de concurso,ingredientes selectos y vinos de vieja cosecha por la cuenta de la casa.La combinación perfecta para provocar orgasmos en la clientela esnobista de los restaurantes cosmopolitas y los cocineros ridículos con complejo de chef.La cursilería de la distinción avalada y legitimada por el discurso anacrónico de costumbre.
Fínjese en la gama de detalles del diseño de interiores y exteriores de “The Kids Are All Right”.Afuera privan los colores cálidos de la jardinería organopónica,100% verde y autosustentable.Por fortuna,el único diálogo memorable del guión deconstruye la ilusión de la hipócrita existencia ecológica de los miembros de la clase media.Por desgracia, es un aguja en un pajar.La ironía y el humor solo arriban para cosificar y subestimar a las protagonistas,ambas en sus respectivas casillas de cuarentonas al borde de un ataque de nervios.
Adentro también reinan los clichés de la decoración alternativa y trendy.En mi época,David Brooks consideraba a tales fruslerías como parte del patrimonio humano aportado por la generación de “Bobos en el Paraíso”,mitad yuppies, mitad hippies.Por consiguiente,“The Kids Are All Right” supone un evidente manifiesto de apoyo a la ideología de los burgueses bohemios de la costa oeste.Legión en el Hollywood retroprogresista del tercer milenio.Les encanta reflejarse en espejos vencidos de “Sideways”.Les incomoda beber cerveza y comportase como rednecks.Prefieren disfrazarse de “hipsters” y modernillos,como diría mi colega,Claudio Medina.
Cuarto,descarta los criterios de la experimentación audiovisual.Fúndete con la masa amorfa del sitcom,de las series y los telefilmes.No te pases de listo.Filma los planos de la abundancia con una fotografía de tarjeta postal y comercial de pasta de dientes.
Diluye tu identidad a través de los reclamos publicitarios de cada situación.Plasma el sello de la bonanza kistch en la puesta en escena.Ríete del minimalismo y piensa en la posibilidad neobarroca del más es más. Termina de sepultar las banderas expresionistas y problemáticas de los fundadores de la escuela underground.Entrégate a la victoria de los valores del mainstream en el seno del Festival Sundace.Los amos y dueños de la maquinaría qualité ganaron la batalla por encima de sus rivales de la disidencia y la resistencia.
“The Kids Are All Right” ofrece testimonio del triunfo del legado de Reagan en el ámbito doméstico de sus antiguos oponentes.Los liberales compraron la moto y cayeron en el juego del enemigo,del sistema.La meca los cooptó,los domesticó y los trasformó en un nicho de consumo del materialismo histérico,despojándolos de su parte diablo.En adelante,se limitarán a interpretar su estereotipo asignado,el de la caricatura inofensiva de turno.
Quinto,resígnese a cerrar con broche de oro,por la puerta grande.Dispense optimismo y ánimo de recuperación por igual.Eleve la demagogia al cubo.
Clausure la función por arriba y brinde la oportunidad de volver a confiar en el tradicional y caduco happy ending,de manitos agarradas en la camioneta con miras hacia un mañana promisorio,cual propaganda de un automóvil deportivo y de un estilo de vida.
Le deseamos suerte en su viaje.
Abróchese los cinturones y encienda el botón de piloto automático de “The Kids Are All Right”.
Descubrirá un universo rico y generoso en propiedades curativas.
Equivalente a una terapia new age para parejas,enlaces y sociedades del mismo sexo.
Al respecto,los invito a leer una brillante cita de Pablo Vázquez(Miradas.net):
Cualquier corriente artística que se etiqueta no hace más que autolimitarse. Lo peor es cuando no se etiqueta a sí misma, que es casi siempre, sino que la etiquetan empresarios. O políticos. O políticos aspirantes a empresarios. O viceversa. Todo ello ha contribuido para que el cine gay actual sea un cúmulo de imposturas, tejemanejes, ingenuidades y lugares comunes: cualquier cosa menos un arma de provocación o revulsión. Aunque quizá sea igualmente ingenuo echar sólo la culpa a los de arriba. Ahora más que nunca es el propio gay quien no quiere ser definido como desviado o anormal, olvidando precisamente que es en ese orden y en esa normalidad donde viven, crecen y se alimentan los auténticos monstruos. Es triste pensar que la epopeya que han protagonizado los homosexuales durante el último siglo, con una conquista progresiva de derechos y libertades, concluya precisamente donde empieza la angustia del hetero convencional: en la familia, en la pareja, en la aceptación social y en la aplastante y abúlica normalidad. En paralelo, el colectivo pierde fuerza como grupo contestatario y alternativo, quedando algunas de sus anteriores reivindicaciones como un eco, lejano y superado, de otros tiempos más difíciles. Mientras, uno se pregunta hasta qué punto la sociedad acepta la diferencia y hasta qué punto la amolda a unos cánones preestablecidos. ¿Qué queda entonces? La nostalgia de gueto.
Como siempre, muy buena. El listado de elementos es exhaustivo. ¡Eres despiadado! (bueno, eso ya lo sabemos).
Me gustaría agregar que hay algo que me gustó de la película, pues es lo que se ve en la vida real: las parejas, del sexo que sean, pasan por las mismas fases. Y estas lesbianas asimiladas no son la excepción. Están en crisis y la película muestra muy bien la dinámica humana de cómo nos usamos unos a otros para expresar nuestros descontentos (cuando no somos capaces de ponerlos en palabras y comunicarlos directamente). Hasta el galancito se aprovecha del asunto para llenar su vacío de conformismo. (Yo mismo los he visto: fieles representantes del género masculino, llorando cual señoritas porque también «se les va el tren»).
El final, en este sentido, es la resolución de la crisis. También pasa en la vida real. Algunas parejas se separan, otras superan el impasse y siguen adelante, hasta la siguiente crisis (creo que el galancito volvió al adormecimiento de su vida de soltero). Creo que puedes admitir que llega un punto en el que nos cansamos de batallar o, por lo menos, que necesitamos ciertos espacios de descanso, de simplemente ser llevados por ese piloto automático (al fin y al cabo, por eso vivimos en sociedad, por economía). Claro, estos personajes son todos unos flojos; no existen, en el sentido de hacerse cargo de sus vidas; sólo devienen, hablados por el sistema. De hecho, pareciera que el reverso de la película es este: unos seres que intentaron despertar a la vida, pero no pudieron; la tarea les quedó grande y volvieron al confort de lo premasticado.
Creo que el mayor problema es que la vida en sí misma es una colección de clichés. Lo valioso de tu crítica es que siempre nos recuerdas como nos conformamos (con lo que se abre el espacio para cierta rebeldía o, por lo menos, resistencia).
¡Saludos!
Estupendo comentario,Chamán.
Tu análisis ofrece una manera distinta de leer y entender la película.Se agradece.
Saludos!
DIOS…..
uds son peor que los «Hipster» de LPG ( via Rombo, Trujillo, Greta y Gerard)
Nada les gusta
Todo esta mal
A mi me gusto…hasta que te gusto a ti..
Ya basta