Ovación a las arenas
Una ovación para aquellos que se levantaron y surgieron de la arena;
por movediza que sea, un hombre íntegro no puede ahogarse en ella.
¿Cuánto tiempo es necesario para levantarse del letargo idiotizante?
Si le imponen el reino del silencio unos pocos en sus palacios dorados,
¿cuánto tarda en reaccionar un pueblo hundido en la cotidianidad?
¿es posible pasar la vida arrodillado, sin sentir la historia en su sangre?
El Nilo corre escanciando bendiciones a los pueblos que lo rodean,
las palabras escancian la esperanza de ver a los petrificados actuar,
de demostrar que valemos más que máquinas de huellas automatizadas.
Nos han llenado la historia de revoluciones estáticas, de ruedas cuadradas,
escombros de promesas que nos gritan desde la cima de sus monumentos.
Días como hoy (sí, hoy) les decimos que basta, y salimos de la arena
nos volvemos una tormenta que devasta la mentira y genera un cambio;
que se esparzan las semillas de coraje con todos los vientos,
que la lluvia de nuestras ideas las haga germinar.
¡Bravo, Egipto!
¡Bravo, Medio Oriente!
Saeta
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