Burlesque:Profanadoras de Tumbas del Musical

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Pensaba escribir la crítica de “The Fighter” o de “El Discurso del Rey”, pero no tengo mucho tiempo para dedicárselo a ninguna de las dos.Estoy con la corredera por el estreno de la segunda parte de “Redes Sociales” y debo salir pronto de mi casa para darle los toques finales al documental. Por eso, hoy quiero relajarme un poco y comentar con ustedes el estreno de “Burlesque” en tono de confesión personal.

Antes de ir a verla,había leído reseñas lapidarias de lado y lado,donde la tildaban de fallida,puritana, autoindulgente y demás hierbas. Hasta algunos la acusaban de pornográfica,cuando en realidad era lo contrario.Políticamente correcta,quiero decir.

Es curioso, a ciertos colegas les fascina cebarse en largometrajes así, en lugar de atreverse a discutir las mentadas obras maestras del consenso de la opinión pública.Por un extraño motivo, yo prefiero hacerlo al revés.Aunque tampoco soy tan imprudente como para plantearme una defensa de “Burlesque”,cuyo metraje es la antítesis de mi manera de ver el cine.Sin embargo,a pesar de los defectos y de las diferencias,le puedo conceder un par de atributos y aciertos a la cinta,para comenzar.Después,por último,sí hablaré de sus innumerables errores y gazapos conceptuales.

En descargo de ella, rescato la actuación de Stanley Tucci,la de la momia Cher(con todo y el botox) y el ingenuo perfomance de la Aguilera, más allá de incorporar puros estereotipos con patas y lentejuelas.

Stanley es el clásico gay liberado,deslenguado,consejero y paternalista.Cher funge de madre sustituta y hada madrina de la Cenicienta de la partida.

Christina representa a la niña pobre del cuento y la telenovela,desvalida,provinciana y abandonada en la gran ciudad a la búsqueda de cumplir su sueño americano de “Operación Triunfo”, gracias a sus dones para el baile y el canto. Los obstáculos se interpondrán en su camino y al final conseguirá el ansiado reconocimiento social del gremio de la danza de cabaret.

Desde la época de Minelli y Bob Fose, conocemos de semejante guión y además de su relectura deconstructiva.Por consiguiente, no esperen nada nuevo bajo el sol de Lady Marmalade.

De cualquier modo y duela a quien le duela, disfruté de la interpretación musical de la protagonista, por lo sincera y honesta.

En tal sentido, es la proyección documental de una fantasía Disney de la consentida de “Genie in a Bottle”,cándidamente feliz por contar su biografía de superación de la adversidad al mundo,con el apoyo incondicional de los recursos de la industria. Tendencia egocentrista de Hollywood de larga data. Recuerden “8 Mille” de Eminem y la desastrosa “Crossroads” de Britney Spears.

Naturalmente, la emergencia de “Burlesque” responde a la crisis del sector del disco y a la necesidad de seguir cosechando ganancias,a costa de la imagen del viejo sistema de estrellas.Es clara y simple la estrategia de negocios detrás de la empresa.

Sea como sea,aquí les dejo mi reflexión para el debate. Mientras Christina luce cómoda y a sus anchas en el traje de la hija adoptiva de las divas de “Chicago”, Natalie Portman parece resbalar y patinar con las zapatillas de punta de “Black Swan”. En la comparación técnica, “El Cisne Negro” lleva las de perder ante “Burlesque”. De hecho, las coreografías de Steve Antin salvan a la puesta en escena del descalabro y justifican el pago de la entrada.

Por desgracia, llega tarde a los descubrimientos y hallazgos de los padres fundadores del género: Busby Berkeley, Andrew Lloyd Webber, Gene Kelly, Fred Astaire y Stanley Donen. Ciertamente, “Burlesque” es opacada por sus predecesores e incluso falla a la hora de querer resucitarlos. Me explico.

Mutatis mutandis,acá se repite el inconveniente de “True Grit” de los Coen con el western. La impronta de ambas confirma la inevitable decadencia y muerte de dos formas de asumir el cine clásico por parte de la meca. La nostalgia las une y las aproxima en el ánimo de reivindicar y celebrar un patrimonio cultural medio extinto,medio cancelado.

Ya el musical lo intentó absolutamente todo,de la vanguardia a la asimilación descafeinada de sus códigos de expresión,por mera voluntad especulativa. Los disidentes lo demolieron a placer entre la nouvelle vague y el Dogma 95 con “Bailarina en la Oscuridad”.Los conservadores lo usaron como carnada para prometer ilusiones demagógicas en tiempos de crisis y depresión económica.

Por tanto, allí reside la principal carencia de “Burlesque”, al pretender rebobinar la condición hipócrita y evasiva de la tendencia en plena época de desesperación y shock económico,como una suerte de tapadera y cortina barroca de los daños colaterales de la caída de la bolsa. Literalmente, al estilo de una refutación contagiante de la tesis de “Inside Job”. Por fortuna,”Black Swan” escoge un derrotero más realista, más pesimista,más congruente con su contexto. La joven arriba a la metrópoli en pos del ascenso meteórico pero el demonio de la ambición la devora y la destruye,cual “Réquiem for a Dream”.

En cambio para “Burlesque”, el asunto es sencillo y consiste en apostar a la mitología del individualismo y del narcisismo posmoderno, según el cual, la competencia salvaje y el darwinismo social son el mejor filtro para discriminar lo bueno de lo feo,para seleccionar a la ganadora del concurso de la señorita ejemplar del año. Piedra miliar del discurso demagógico y reaccionario del Miss Universo y de los programas en boga por MTV.

Verbigracia, “Burlesque” combina la estética prefabricada de un video clip de Christina con la ética indolora y pedagógica de “Charm School” y “RuPaul’s Drag Race”, con Cher en el papel maternal de Sharon Osbourne. El rol de Cher es pasarle el testigo a Christina para garantizar la perpetuación de su show bussines y de su capital, sustentado exclusivamente en la cruda y dura explotación de la mujer como pedazo de carne cantarina sin cerebro y derecho a pataleo. Las borrachas y contestonas irán para afuera,de patitas en la calle, y las obedientes recibirán la consagración en “La Escuelita de los Encantos”, de manos de su directora,enfrentada a los villanos de costumbre. Forajidos y tiburones del área de la construcción, enamorados de sí mismos. Típica visión reduccionista y absurda de las escrituras de Marx, a la usanza de las campañas publicitarias del gobierno bolivariano. Maniqueimo de usar y tirar, de propietarios ricos versus clientes estafados. Ideología victimista cercana al kistch del folletín de tres centavos.

Si encima le sumamos la pacatería del libreto,con su loa al matrimonio y a las relaciones pulcras de pareja, el saldo definitivo es rotundamente negativo para el balance feminista.

Si nos olvidamos del subtexto y le damos una oportunidad al despliegue de medios, de repente gozamos de la función.

Después de todo, es el “This Is It” de Christina Aguilera diseñado para el deleite de sus fanáticos.

Una mentira,una ficción sobre su encanto,su glamour,su humanidad y su complejo romántico censurado,al calor de su doble moral como objeto de deseo sexual.

Valga la aclaratoria, a kilómetros de distancia del testamento de Michael Jackson. Posible canto del cisne del género,antes de “Black Swan”.

Si acaso,“Burlesque” integra el coro de su misa de despedida.

Descanse en paz.

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