Rango (2011)

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Había pasado mucho tiempo sin que un largometraje CGI me impactara tanto.
Rango se ha convertido en uno de mis films animados favoritos de todos los tiempos y representa, después de la explosión de cierta casa de animación, el  hito más importante que se haya logrado en los últimos años con esta técnica.
Me encantó por los siguientes puntos, que creo los recibes casi en este mismo orden:

1.- Es una experiencia visual increíble. Rango levanta los estándares en animación, con paisajes austeros que nos recuerdan a un film de Terry Gilliam o a la escena del Fin del Mundo en los Piratas del Caribe por manos del mismo director de Rango, Gore Verbinski.  Pero lo más impresionante es el modelaje y la animación de los animales. Sufrirás de una suerte de autismo cinematográfico buscando cada detalle de respiración, de reflejo de piel, de dilatación de las pupilas. Es aterrador y no es para menos, toda la animación está hecha por Industrial Light & Magic, la compañía de efectos especiales de George Lucas. Es la primera vez que animan completamente un film (Problem… Pixar?)

2.- Casi hasta el final es indefinible. No puedes nombrarlo, no puedes categorizarlo. Una vez que la experiencia termina, es evidente que Rango rescata la mayoría de sus elementos del género Western, pero va mucho más allá. Rango es una comedia con un humor poco convencional, irónico, oscuro, inteligente y auto consciente. Rango es en ocasiones expresionista, y en otras surrealista. Rango es un poco de mucho en proporciones ideales, sin que se vuelva un pastiche. Por eso no sólo es un hito en cuanto a la forma,  creo que para sus contendientes replantea todas las posibilidades y derrumba los prejuicios que tenemos de un film animado.

3.- No es una peli infantil. No importa lo que el marketing haya intentado sugerir, ni las promos en Nickelodeon junto a ICarly, ni lo simpático que parezcan ALGUNOS de los personajes de Rango, tardas muy poco en darte cuenta que estás en un viaje serio. Las risas de los niños en mi sala se iban apagando progresivamente. No creo que sea algo que toda la familia pueda disfrutar por igual. Rango defiende una tesis (no sé si intencionalmente) que muchos respaldamos desde hace tiempo pero que en Hollywood no terminan de tomar en serio: La animación como una técnica efectiva para films dirigidos a adultos, sin importar el género. Precisamente porque nuestra imaginación no tiene tan buena reputación como la de los niños,  estos films con sus posibilidades infinitas nos ofrecen realidades que de otro modo serían imposibles de conocer pero sin desligarse de temas «maduros».

4.- La diversidad de personajes convincentes e interesantes. Rango se enfrenta con un hecho delicado en la industria, ensambles de personajes que interesen a la audiencia.  A pesar del doblaje apenas decente que nos toca en nuestras salas (con excepción del doblaje de la cascabel,  una de las actuaciones más escalofriantes que he escuchado en mucho tiempo), cada uno tiene algo que ofrecer, una construcción pensada y una identidad que los diferencia del resto.

5.- Guiños a otros filmes.

6.- Hans Zimmer.

Por último, Rango tiene algo que decir, y en lo que Rango tiene que decir es donde el asunto tambalea sólo un poco. Al final aparece una suerte de mensaje ecológico (muy populares en estos años) que parece insertado casi a la fuerza por alguna especie de compromiso de responsabilidad social. Pero es sutil, válido, y no logra opacar el subtexto existencialista que es la verdadera joya en el argumento de esta película.

No la dejen pasar, merece ser reconocida y es una competencia bien necesitada en un área que empezaba a agotarse por el monopolio de otro.

¡Vete al infierno!

¿De dónde crees que vengo?

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