Una tarde, buscando diamantes entre el asfalto, di con el paradero del Payasito Mandarín. Le vi en primera plana torciéndole el cuello al cisne, pícaro, riéndose de mí. Compré aquel diario que mostraba orgulloso a mi personaje tontorrón… torpe, vestido de azulejo pirueteando cual bufón. Pagué unas monedas para tener la noticia, era premisa, el titular principal decía: Payasito Mandarín tuerce el cuello del cisne de engañoso plumaje. Sin duda supe de la exageración de los medios, que no saben de verdades ni de mi Payasito Mandarín, tiré el diario en la basura y pensé: ¡another newspaper thing!