“Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas, arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo, hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz, que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados”
Por Allen Ginsberg
Traducción de Rodrigo Olavarría
Sólo mi laptop sabe lo aficionada que soy a leer crítica de cine, puedo pasar horas, me divierte muchísimo, así no haya visto la película. Mi amor por el cine es desmesurado y caprichoso, por eso siempre me cuido de no autoproclamarme una cinéfila, me considero más bien una amante que siempre tiene tiempo para una buena sesión de cine.
En cambio, los cinéfilos y críticos de cine son una raza cuya pasión por el cine les otorga una disciplina inquebrantable y una memoria prodigiosa. Ahí, donde yo apago una mala película no pasados 15 minutos, ellos leen hasta los créditos de un despropósito injustificable. Por eso los admiro, por eso me maravilla escuchar o leer a un verdadero cinéfilo.
Pero hoy vi Howl (2010) y no puedo evitar comentarla, y por favor, no tomen esto como una crítica, es más bien una recomendación. Trataré de no saturar esta nota de adjetivos para no crearles expectativas, cosa que me pasa muy seguido y fuente de muchas decepciones. La vez que un primo me llegó con un bodrio diciendo, antes de ponerla, que era la mejor película que había visto en su vida, decidí sólo confiar en los expertos y en la gente que me dice simplemente: “Toma, es buena, vela”.
Howl es una suerte de Biopic sobre el poeta norteamericano Allen Ginsberg (1926-1997), uno de los más importantes escritores de la llamada Beat Generation. Cuando Howl and other poems fue publicado en 1956 en los Estados Unidos significó un punto de quiebre literario y generacional. El poeta decidió evitar los eufemismos y retratar la realidad de su país crudamente, utilizando las palabras que escuchaba en la calle, para así señalar la hipocresía de una sociedad que ponía (pone) bajo la alfombra realidades inocultables. Por supuesto, los moralistas de siempre consideraron la obra un atentado a las costumbres y llevaron a juicio al editor de Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, como medida de amedrentamiento para que las editoriales no publicaran más obras “obscenas”.
La película utiliza blanco y negro, color y animaciones para diferenciar las épocas, crear el ambiente y guiar al espectador a través de un laberinto conformado por el juicio, los recuerdos/disertaciones de Allen Ginsberg y el momento, en un club de San Francisco, donde Ginsberg leyó por primera vez Howl. Sin duda, una propuesta arriesgada que funciona por una sencilla razón: el protagonista de la película es el poema y el mensaje que el autor quiso enviar a través de su obra. Más que una biopic, la película es un homenaje a una obra de arte.
Antes de empezar a ver Howl, ya sabía que incluía animación y la cosa me asusto. Pero una vez hicieron la transición, pensé, que no utilizar este recurso hubiese sido una oportunidad desperdiciada, porque la poesía de Allen Ginsberg es música, de la buena.
Y mientras constataba que afortunada resultó la combinación, me reconcilié con una impresión que siempre he tenido: la buena poesía no es, como parece, tan abundante, y que no importa si no entiendes el idioma en que esté escrito, un buen poema siempre será un buen poema, en cualquier lengua, nunca pierde su fuerza.
También reflexioné sobre el arte, su esencia y su fuerza, su destino y su inquebrantable voluntad. El arte como territorio difícil y afortunado, con farsantes que le coquetean, y donde el tiempo pone a cada quien en su lugar.
Por otro lado, no puedo dejar de mencionar, que Los Estados Unidos, con todas sus contradicciones y su famosa doble moral, con todos sus defectos y errores a cuesta, como cualquier país, tiene la suerte de contar con algunos habitantes que respetan rigurosamente los valores que sus padres fundadores depositaron en su constitución. Saben, lo de la libertad de expresión y otras especies.
Les prometí que no me iba a volver loca hablando de la película, gritar maravillas, pero dudo, que si bien no lleguemos a estar de acuerdo sobre Howl, todos vamos a reconocer que James Franco, quien interpreta a Allen Ginsberg, está, sencillamente, inmenso, tan inmenso que no te puedes imaginar a otro actor en el papel.
Terminada la película, pensé, que muchos estaremos siempre desafiando el orden establecido, resistiéndonos a la opresión, denunciando la hipocresía. Pero sin el malvado control,terquedad de los moralistas y la crueldad de los déspotas, poesía tan hermosa, poderosa e irreverente como la de Allen Ginsberg no sería posible.
Bonus Track
Tal vez estoy descubriendo la rueda, pero después que mi primo me vio sufriendo y presenció mi ineptitud para conseguir en internet una película decente o que no se corte o que no se doblada para ver on line, se apiadó de mí, y en su infinita generosidad, averiguó con los panas y le recomendaron una página que se llama Cuevana. Créanme, la página es un acto de amor, en todos los sentidos.
El link de Howl http://www.cuevana.tv/peliculas/3445/howl/
Hey!! gracias por colgar el link de la página, está estupenda.
Saludos…
Thanks for your review of the movie. Your opinion is very similar to mine! I liked James Franco in this role. am a longtime reader of the Beat Generation authors, and always am interested to watch films about them. I especially like this film because it shines a light on censorship and the determination and courage of Allen Ginsberg and City Lights to defend the book. Thanks again for your review!