Soy de los que pienso y sostengo que la política debe ser una herramienta que nos permita a los ciudadanos, involucrarnos en los asuntos que nos afectan. Que ésta debe ser dirigida hacía la búsqueda de las soluciones menos conflictivas posibles para así dirimir nuestras diferencias. Pero, ¿Qué tipo de soluciones?, acaso es viable llevar a los extremos las luchas políticas, sin antes haber agotado toda posibilidad de discusión, debate, razonamiento, lógica y paren ustedes de contar…
La vieja política en tiempos modernos.
Para sentar un precedente sobre las viejas prácticas políticas en Venezuela debe hablarse obligatoriamente sobre un personaje bastante emblemático en la política Venezolana. Sin duda alguna, Antonio Leocadio Guzmán fue el ejemplo fehaciente de cómo debía manejarse la política, si en el asunto de la misma, estaban implicadas ambiciones personales y ansias de permanecer en el poder sin importar el precio que debiera pagarse. Figuró como personaje público de distintas maneras, la más importante fue la que le otorgó el reconocimiento como fundador del partido liberal de Venezuela. Participó en diferentes gobiernos como los de Páez y Monagas, convirtiéndose en un verdadero animal político; pero perdiendo en el camino todo escrúpulo, moral, mérito, ideal es decir, no logro ser consecuente con sus promesas como político y sus acciones como hombre.
Ese mismo comportamiento se mantiene en nuestros días, ya que la gran mayoría de los actores que representan nuestra dirigencia política se guían al pie de la letra en ese dicho que pregona: “Todo fin es justificable ante cualquier medio”. Si observamos este hecho desde una óptica nacional vemos cómo indudablemente las malas praxis y taras políticas que son gestadas por nuestros partidos y dirigentes, son llevadas a otros sectores de menor repercusión como: comunidades, escuelas, universidades, organismos de participación ciudadana etc..
Las maneras de percibir y participar en la política en Venezuela han sido completamente estereotipadas, y eso es causa de los valores dominantes que como unidad social somos capaces de transmitirnos. Desde el primer momento en que encasillamos, con toda clase de juicios y prerrogativas las posibles herramientas y criterios que tenemos como ciudadanos para elegir a nuestros representantes; hasta la conducta que tomamos individualmente para escapar de los problemas públicos y abstenernos de participar en los asuntos políticos. Puede afirmarse con toda propiedad, correlacionando las experiencias vividas, que son más los políticos Venezolanos que buscan su bienestar personal y se olvidan del problema colectivo; que aquellos hombres decididos a entregar lo mejor de sus capacidades para contribuir a la resolución de nuestros malestares manteniendo firmes sus principios éticos, morales e ideales políticos.
Bien lo decía el novelista Británico Aldous Huxley “Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”.
El fantoche universitario.
Tenemos un Sistema institucionalizado de valores que produce un efecto negativo que extrapola los vicios de la Macro política en los sectores que pueden ser llamados Micro políticos como lo expuse anteriormente.
¿Qué tipo de valores? Según como pintan las cosas, nuestras Universidades, comunidades, partidos políticos y demás organismos no pueden escapar del “Líderazgo Fantoche”. En nuestras casas de estudio en particular vemos a montones, este tipo de conducta política. El político fantoche necesita valerse de expresiones grotescas, conductas pintorescas, para hacerse notar. Persigue constantemente creerse a sí mismo como el paladín de las verdades y el liberador de los oprimidos. El fantoche particularmente busca desarrollar acciones fundamentándose en obtener beneficios personales que bien pueden ser de toda índole (Prestigio, manipulación social, dinero, poder, sexo etc…). Además el líder fantoche es capaz de manipular, pero también se presta para ser manipulado por su baja falta de criterio, valores, ideales y desmedida ambición.
Estoy convencido que como Universitarios que somos, tenemos el deber de reaccionar y ser críticos ante los problemas provenientes de la falta de capacidad de los gobiernos, en los momentos que sintamos como ciudadanos que nuestros derechos sean transgredidos flagrantemente. Pero los mecanismos para canalizar demandas, que se fundamentan en la alteración del orden público (protestas radicalizadas), la manipulación de medios comunicación, pánico colectivo, no pueden ser de ninguna manera, las propuestas que nuestros sectores estudiantiles que funcionan como agentes canalizadores de nuestras demandas, abanderen y hagan costumbre de este tipo de actos, que no solucionan nuestros problemas, sino más bien, sirven de efecto reproductor para que otros se sirvan de los mismos medios.
No se necesitan tener los cuatro dedos de la frente completos, para darnos cuenta como colectivo, de las deficiencias que tenemos como país. Cada vez que observo los diferentes motivos de la lucha política Universitaria, no puedo dejar de sentir perplejidad, ante la vaga y perdida lucha que llevan a cabo nuestros jóvenes dirigentes. ¿Acaso en Venezuela falta democracia, libertad de expresión?, ¿Estamos en una dictadura?, ¿El verdadero y fundamental problema de nuestras Universidades es la falta de presupuesto?, ¿Antes en la cuarta vivíamos mejor que ahora?, ¿Chávez representa el eje de todos los males de nuestro país?, ¿Sin Chávez todo será distinto?.
Gran parte de la dirigencia estudiantil carece de proyectos propios y mientras nuestra dirigencia estudiantil no tenga el capital colectivo suficiente, y no sean capaces de luchar de forma autónoma alejados del control político de los partidos, no podrá gestarse la verdadera batalla del cambio, que como jóvenes esperamos. Nuestro principal objetivo debe consistir que nuestra lucha es para la Universidad y por los estudiantes y que no deben persistir ambiciones personales fuera de los principios que nos deben motivar como estudiantes.
PARA CONCLUIR…
Las alternativas para combatir muchos de nuestros problemas están sobre la mesa, pero creo conveniente que deben ser reflexionadas por cada quién, no pretendo exponer mis posibles soluciones personales ya que tendría que dedicarle por lo menos otro apartado, tal vez para otra ocasión. Si quisiera exponer brevemente la siguiente reflexión: Tenemos la obligación histórica como ciudadanos en este siglo XXI, para demostrar, que los fantasmas del pesimismo y la resignación no tienen cabida en nuestro presente. Hay que ser bastante cuidadosos con las visiones y formas que empleamos para discurrir sobre la política. Nuestras percepciones sobre el liderazgo político deben abandonar de una vez por todas “El imaginario Heroico”, que tanto daño nos sigue haciendo; mucha conciencia y sentido crítico debemos construir, para permitirnos alcanzar nuestros objetivos propuestos como Nación. Exijamos con criterio, a nuestros políticos que deben poseer méritos, trayectoria, experiencia, desempeño, la necesidad de dejar aún lado la negligencia e improvisación es apremiante. Como estudiantes mejoremos cada día, reflexionemos y actuemos en base a nuestras debilidades para llegar hacer profesionales y ciudadanos útiles para el país.
Las mejores armas de la humanidad deben erigirse en la razón bien fundada y el entendimiento mutuo; aunque la misma historia se niegue en decir lo contrario…