Te presento al disfraz de moda. Es el wanabee 2.0, un producto 100% criollo con calidad de exportación. Los hay para todos los gustos,tamaños y colores, de izquierda a derecha.
Se juran la tapa del frasco,los inventores de Twitter, los inspiradores de Mark Zuckerberg, las estrellas del momento.Pero en realidad, son una pila de embusteros,hipócritas y tramposos.
Antes odiaban Facebook.
De momento lo adoran y defienden a capa y espada.
Allí se la pasan escribiendo y compartiendo sus banalidades ombliguistas.
También las imprimen en 140 caracteres,a cada rato.
Proceden de un mismo tronco y nacieron de una raíz común: la debacle,la crisis y la depresión de los viejos sistemas de la modernidad.
Fueron culpables de la bancarrota del antiguo régimen y ahora vienen a ofrecerse como la esperanza blanca,como la joven promesa, como la alternativa ante el vacío de sentido,bajo su ropaje de héroes y protagonistas de la web.
Cualquier parecido con los candidatos oficiales y de oposición de nuestro pan y circo,no es mera coincidencia.
Muchos llegan a la cursilería de llamarse y autodenominarse “expertos” en redes sociales,porque viven con el dedo pegado a un celular inteligente y estudiaron una carrera tradicional como Letras, Comunicación Social,Arquitectura o Historia. Pero en efecto,carecen de base teórica y universitaria para venderse como entendidos y especialistas en la materia.
Sin embargo, los invitan a pontificar al respecto a diestra y siniestra, de cara a un público ignorante y fácil de embaucar. Algunos hacen pequeñas fortunas personales gracias la explotación de su impostura, de su personaje y de su Avatar, dentro y fuera del círculo vicioso de eventos para creativos y afines.
De hecho, son los equivalentes de hoy a los sofistas de ayer, retratados al pelo por el mito de la caverna de Platón.
Charlatanes,timadores,tramoyistas y farsantes, condenados por el filósofo a ser expulsados de la república,como a los mercaderes del templo.
Por desgracia, regresan en la actualidad para confundirnos,estafarnos y engañarnos con sus castillos de naipes, sus cartas marcadas,sus trucos de magia, sus espejismos y sus cuentos de camino.
La lista es inmensa, extensa e inabarcable.Comienza por nombres como Luis Chaitaing, Alberto Federico Ravell, Hugo Rafael Chávez Frías,El Chiguiere Bipolar, Mario Silva,Andrés Izarra y Simón Alberto Consalvi.
Termina con el resto de sus seguidores e imitadores, a la espera de un golpe de gracia o fortuna capaz de transformarlos en la sensación de la temporada, en el Latin American Idol del horario estelar.
Por ende, son mezquinos,envidiosos y les cuesta interactuar de verdad. Solo reconocen su talento y reniegan del ajeno.
Es el darwinismo social de su reality show.
Competencia salvaje por alcanzar la cúspide en los índices de rating,popularidad y cantidad de hits.
Tengo 15.234 Followers y 4237 Friends.
Soy un triunfador,un ganador como Charlie Shenn(arquetipo en boga del clásico oportunista,del típico pescador en río revuelto).
Irónicamente, la mayoría de ellos emanan y descienden de una cadena genética de fracasos y sonados despropósitos, sintomáticos de la decadencia del país.
En el pasado, quebraron bancos, periódicos, plantas de televisión, empresas familiares, estados, partidos, ministerios,proyectos “punto com”,revistas, instituciones y naciones. Tal cual, Teodoro Petkoff.
En el presente, la red 2.0 es su “Réquiem For a Dream”,su peor es nada y su cementerio.
De seguro será,en el futuro inmediato,su santa sepultura.
Paz a sus restos,mis queridos muertos en vida.
Bienvenidos a Zombieland, fase superior de la secta de “Pare de Sufrir”,donde nadie se salva del contagio,la alienación y la uniformidad alrededor de la mentada utopía de la redención a través del contacto cibernético y tecnológico.
Punta de lanza de una exitosa conspiración de lavado de cerebros y homogenización de las identidades.
Próxima parada: el estallido de la burbuja y el infocidio colectivo.
Ya lo dijo Nilo Casares.
Palabra de Julian Assange y Wikileaks.
¿Quién no es un Wannabe 2.0?
Dedicado a los hipsters de costumbre.
Póngase serios.