Enter The Void:Paradojas del vacío de Gaspar Noé

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Nunca la trajo el Festival de Cine Francés.Igual la conseguimos por los caminos verdes.En su contra conspira un excesivo metraje de dos horas y media.Irónicamente se le puede aplicar la moraleja de «Irreversible»,el anterior trabajo del realizador:»el tiempo todo lo destruye».
Además,el director coquetea con algunos lugares comunes y ciertas ideas de la tragedia,con olor a cine choronga.Unos mueren,otros resucitan,la torre de Babel se traga a sus hijos en medio de un abismo de incomunicación,deshumanización y vacío.Por poco,luce como un sermón de autoayuda,donde Japón queda reducida a las cenizas de una antesala al infierno.Vieja tesis de la teoría postesctructural.De hecho,se compara a la capital con una maqueta,de manera obvia y subrayada.Nunca con la complejidad de Baudrillard en «Simulación y Simulacro».
Con todo,hay puntos a favor.La música de Thomas Bangalter,al estilo Daft Punk,dota a la puesta en escena de una atmósfera malsana e inquietante,propia de la imaginería del realizador,quien cuenta con el apoyo de Benoît Debie en la cámara.
Al respecto,la fotografía evoca los desplazamientos y los ejercicios de plano secuencia de Gus Van Sant,alrededor del eje de sus personajes jóvenes en crisis,todos hedonistas,consumidores y condenados al fracaso.Aquí el enfoque casi adopta el tono alarmista y pesimista de una campaña institucional para «Una Venezuela sin Drogas».Los estupefacientes abren las puertas de la percepción de los protagonistas,pero de igual modo los sumergen en el caos,el laberinto,el circulo vicioso y el hundimiento mortal.
Para Noé,los chicos de occidente caen en la trampa y la ilusión posmoderna del continente asiático,como en «The Beach»,para terminar devorados y tragados por sus fauces estroboscópicas.
Verbigracia,la película semeja un «bad trip» en ácido con destino incierto,a la manera de Kubrick en «2001»,salvando las distancias.
Acá extrañamos mayor sutileza y debemos conformarnos con la proyección de viñetas subjetivas,en clave de fractales digitales.Psicodelia 3D entre redudante y medio new age.Delirio metafísico a la usanza de Aronosky en «La Fuente».Vebigracia,el mensaje de fondo apunta hacia los mismos derroteros de melodrama,paraísos artificiales y descenso a los avernos de la existencia contemporánea.
Ambas comparten el gusto por despedazar los sueños de juventud por siempre de la generación de relevo.Tesis de castigo y calvario equivalente a la de «127 Horas».
El subtexto de «Enter The Void» retoma las categorías dicotómicas de «Réquiem For a Dream»,al concebir y alumbrar secuencias de parto frustrado y accidente,cuyos estruendos son sucedidos por planos esperanzadores,en una narrativa de polos opuestos.
Por desgracia, se repite el desenlace de redención y resurrección,a través del canto a la maternidad.
Por fortuna,Gaspar Noé no es un Danny Boyle al uso,y lo sentimos menos interesado en predicar corrección política,a pesar del final feliz.
En su descargo,reinvidicamos su abigarrada y manierista propuesta audiovisual,cercana a un experimentalismo de vanguardia,ya deglutido por la industria,valga la aclaratoria.
De hecho,contemplamos la vandalización y subversión de la escuela de la infografía,popularizada por la Pixar,a través de la animación del recorrido por el interior de una vulva en fase de inseminación natural.Se comprende el concepto de provocación,aunque el acabado lo equipara con un documental pedagógico de orientación médica.Un cliché de la dieta sensacionalista del reporterismo de salud.
Lo mejor:su segmento de créditos de neón,celebrado por Tarantino.En paralelo,destacamos el esfuerzo técnico y la perpetuación del universo blasfemo de «Solo contra Todos».Allí Noé resulta indomable e irreductible,en su empeño de rescatar los géneros de poca monta y las perversiones ópticas del pasado,del gore al XXX y del hard core a los delirios kamikazes del animé neobarroco.
Lo peor:sus estereotipos culturales,de lado y lado.Nadie se salva de la simplificación caricaturesca en el aterrador retrato de ciencia ficción del cineasta.De repente,para él,los japoneses son así de despiadados y desalmados.
En una segunda mirada,»Enter The Void» puede ser confundida con un comercial de larga duración, para enseñarles a los turistas americanos a desistir de la idea de irse a vivir a Japón.
Cualquier parecido con el discurso de «Hostel»,no es mera coincidencia.
Ni hablar del cenital del feto.Es de un amarillismo de teleserie de denuncia.Muy en la onda binaria de la película.Noé es un vampirito y le fascina capitalizar el dolor ajeno,en su beneficio.Su rebeldía vende.Lastimosamente,ahora la descubro más autoindulgente y menos profunda.
Siendo objetivos e implacables,»Enter The Void» es pretenciosa,esnobista,pedante y hueca.Casi un éxtasis para repartir como dulce en una fiesta candy raver de los hipsters,culturosos,vaporosos,modernillos,emos y gafapastas de Caracas-Barcelona-Baires-New York-Berlín-Tokio.
Tramposa globalización de los afectos seudorománticos,seudointensos y seudointelectuales.
El primer diálogo de «Solo contra Todos» le da quince palos a todo la verborrea latosa de «Enter The Void»,al margen de representar la banalidad de una época vacía.
«Solo contra Todos» es superior a «Enter The Void».Punto.
Prefiero a Lynch.
Los actores carecen de fuerza.No me los creo en sus papeles.Son para un casting de MTV.
La voz en off del principio es insoportable.Un desastre.

3 Comentarios

  1. como el señor Gaspar Noé no sabe una papa de español me dijo que actuara en su representación
    ¿que te has creido mequetrefe? (sic) Mi película es arrechisima (traducción libre) Te voy a demandar por difamación te exijo que me des el numero de teléfono, direccion y preferencia sexual de tu novia. YA Esto no se queda de esta manera, pagaras por tus infamias. Lo juro por esta.
    Y también a la organización fascista, oligarca y muy posiblemente pagada por la CIA panfleto negro por por ser el vehículo de este bodrio.
    Con cariño; Gaspar Noé.
    (me hago solidario con gaspar y con todas y cada una de las palabras que arduamente traduje)

  2. Larguísima, intensísima, ladillísima. Coño no es por nada, se ve que se partió de una buena idea y que habían recursos para hacer una vaina mucho mejor. Lástima. Un festín para intensos, «modernos» y «entendidos».

    Ah coño y antes que se me olvide! Paz de la Huerta divina.

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