Está mañana recordé todo un momento de mi vida. Como se ha convertido en costumbre para mi este año. Todas las mañanas, a las 9 am voy de camino al merendero a desayunar. Fue una mañana lluviosa, como suele suceder en ocasiones, pero siempre me molesta la lluvia, no me gusta mojarme los pies, porque los siento sucios. No recuerdo con que mano abrí la sombrilla al momento de salir de la torre de la Universidad de Puerto Rico, a lo mejor la llevaba en la mano izquierda o haría un cambio de mano para poder abrirla, son de estos detalles que hacemos automáticos. Llegué al merendero con una amiga, cerré la sombrilla. Escogí uno de los puestos, se me antojaban unas tostadas con queso suizo, así que terminé en el puesto de Johnny. Desayuné, hablé y mucho, y luego me despedí de mi amiga. Cuando bote la basura y me dispuse abrir la sombrilla con mi mano derecha, fue imposible. Lo intente varias veces, hice como mujer-hombre, pero los intentos fueron inútiles, sentí un dolor insoportable en mi muñeca derecha, tanto que tuve que soltar la sombrilla bruscamente, fui como todo una niña, como diría mi hermano. Sin otra opción, tuve que cambiar de mano y usar mi mano izquierda. Entonces, fue cuando pude abrir la sombrilla sin ninguna dificultad y tuve el tiempo contado para llegar a mi trabajo. Pero, en ese momento mi mente corrió y corrió, entonces me enfrentaba a otro de mis grandes problemas, la curiosidad y la consecuencia de dejarla fluir. En ese momento del intento de abrir mi sombrilla y el dolor en la muñeca, me llevó a pensar que soy totalmente izquierda. En ese drenar de ideas en cuanto a la izquierda y la derecha, y de la parte de mi cerebro que funciona, que si es la derecha pero se refleja en mi lado izquierdo del cuerpo, pero todo esto me sonaba a contradicción. Terminé escribiendo en un medio social donde suelo escribir frases: «Como soy de izquierda se me imposibilita la derecha». Inevitablemente tuve que ir más allá, mis dudas me retumbaban en mi cabeza. Me preguntaba: ¿por qué los derechos no pueden entender a los izquierdos? Claro, pensé en mi maestra Nieves y su ansiedad de ver mi libreta virada. Ahora me parece entenderla, como yo soy compulsiva, quizás ella también lo era. Quizás ver mi libreta fuera de la posición y no verla como las de mis demás compañeros, era la misma sensación que yo siento por la limpieza, cuando veo el sucio debo exterminarlo. Pero tuve que seguir con mis dudas y me enfrente a los simbolismos. La izquierda es símbolo de lo negativo. Mi abuelo sufría cada vez que me veía con un lápiz en la mano izquierda, él hacia que lo tomará con la derecha. Llegó el día en que mi mamá tuvo que decirle que me dejará ser, que yo había nacido izquierda, que me aceptará diferente. No le quedó de otra a mi abuelo que dejarme ser izquierda. Pero de los cuatro nietos que somos, la diferente soy yo. Una niña rubia, de pestañas y cejas negras azabaches, creo que es mi herencia taína; de ojos marrón claro, literalmente la más pequeña de los cuatro, pero la que dominaba y decidía el juego a jugar. La que tenía el poder era yo, la que decidía la política del juego era yo. Cuando pensaba en esos momentos, mis inquietudes salieron nuevamente, ¿por qué existe la política izquierdista? ¿A caso Marx era zurdo? Yo no conocí a Marx y digo y redigo: «Marx existió, yo existo». Mi relación con Marx nunca ha sido saludable. En fin, es que llegue a pensar que toda política de izquierda en mi isla es vista como el tercer mundo, aunque para mi somos un tercer mundo con un disfraz de primer mundo. Para las personas que me rodean, sería volver a los años 30 o 40, la pobreza, la hambruna, la sobrevivencia. Prohibido se nos tiene mirar a Cuba; «¡Dios nos libre de llegar a ser como Cuba!»
OjO… Izquierda, izquierdo, izquierdismo, zurdo, zurda; va desde la simple y compleja anatomía del cuerpo hasta a las estructuras políticas. Tengo que retomar el relato, un gran amigo asumió que por fin había decidido colocarme una etiqueta política. En esa red social de publicar frases e ideas, me escribió: «eso está muy fuerte». Me imaginé por donde iba, ya me había dado cuenta que mi idea se veía más política que otra cosa. Cuando le hice la historia de porque publiqué :»Como soy izquierda se me imposibilita la derecha»; se desanimó, y lo que si me dijo fue que me la robaría para darle un uso filosófico. Para mi que es un derecho y asume que es izquierdo.
miércoles a jueves, 27 al 28 de abril 2011