El domingo fui a la inaguración de la exposición de Magdalena Fernández en Los Galpones de los Chorros,a propósito de la muestra paralela y tripartita, organizada por Faría+Fábregas Galería, Periférico Caracas y el Centro Cultural Chacao,bajo el título de «Objetos movientos / Atmósferas – Estructuras – Tierras»,donde la artista exhibe instalaciones y piezas audiovisuales en el marco de cada una de las instituciones aludidas.
Posteriormente,tendré ocasión de ir y visitar las otras dos sedes del evento.Por lo pronto,cumplo con compartir mis primeras impresiones sobre lo visto y desplegado en el espacio comandado por Jesús Fuenmayor,cuyo poder de convocatoria sigue demostrando el impacto y el eco social de sus iniciativas culturales.
La homeneajada del día recibía humildemente a invitados,conocidos,asomados y fanáticos,a quienes atendía y escuchaba paciente y afectuosamente,sin marcar distancia.Punto a favor de ella.
De hecho,tuvimos ocasión de saludarla y felicitarla,porque nos gusto y sorprendió su propuesta,al punto de considerarla desde ya,junto con la de Antonio Briceño,una de las mejores del año.
Las salas albergan dos obras de gran formato y tamaño,impecables y limpias en sus respectivos acabados estéticos,acordes y afines a la línea de investigación de la autora,reconocida nacional e internacionalmente por sus trabajos conceptuales y minimalistas de evocaciones modernas y posmodernas.
No en balde,descubrimos aquí una estructura modular,conformada por un bosque de varillas metálicas al desnudo,capaces de retrocedernos en el tiempo a la época de las indagaciones plásticas del maestro Soto,así como de las telerañas de Gego,ahora según el enfoque de la creadora del tercer milenio.
En efecto,no es ligera la comparación con los penetrables de Don Jesús.En la estructuras de Magdalena,los niños corren,interactuan y juegan,mientras los mayores deambulan reflexivos,nostálgicos y distendidos.
Entre los límites y franjas imaginarias del contexto,la memoria comienza a despertarse y activarse para establecer las conclusiones y las ideas más abiertas.
En lo personal,quise sentirme como el explorador de una superficie mutante y extraterrestre,cual selva de ciencia ficción en un edificio en plena construcción.William Niño la habría definido con una de sus metáforas y alegorías afortunadas,a lo Julio Verne.
Por algo,cuando Magdalena inaguró sus esculturas en la Plaza Alfredo Sadel,William las equiparó con una platafoma monomunetal y «brutal» de un frente marítimo,a la manera de las astas de un barco o a la forma de las dimensiones colosales de un puerto.
Después del itinerario anterior,procedimos a entrar en la última escala de la ruta,del trayecto,del periplo de encuentro de lo orgánico y lo inorgánico,de lo ecológico con lo artificial,de lo geométrico con lo poético,a través y por medio de la instalación de video denominada «2iPM009».
Una pantalla negra se cubre de franjas blancas,en horizontal y vertical,hasta llenar e inundar la pared por completo,al ritmo de sonidos líricos de la naturaleza.Si me permiten el lugar común,se materializa aquella vieja prédica de «no moja pero empapa». Santo y seña,parte del sello sutil y sensible de la artista.
Sumergidos en el oceáno de su lluvia electrónica,recordamos inmersiones contemporáneas y bucólicas,de igual trascendencia e instrospección,de la mano de Corina Briceño,Alexandra Khun,Victor Érice,Abbas Kiarostami y James Benning.
Todos identificados con el placer de la contemplación de lo figurativo y lo abstracto,en función de las potencialidades de las nuevas tecnologías.
Todos hermanados con el impresionismo de los primitivos.
Todos en busca de la paz y el remanso de las gotas,las hojas y los paisajes,como respuesta a la destrucción del planeta y al caos de la globalización.
Todos melancólicos y panteístas como Terence Malick,amante de las atmósferas y las texturas de «El Árbol de la Vida».
Todos artistas del futuro.
Mi agradecimiento a ellos por su perseverancia humanista.
Recomendable para cualquier interesado en el conocimiento de la imagen,el arte,el movimiento y el fenómeno audiovisual.
