Presunto Culpable:Cuando el Cine hace Justicia

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No quiero ponerme exquisito y hablar en tercera persona.Les voy a ofrecer una opinión completamente subjetiva de «Presunto Culpable».Para empezar,es de los mejores documentales de investigación de la década pasada,y posiblemente de la historia.Sus precedentes podrían ser varios dentro del ámbito del subgénero judicial de la no ficción,entre los cuales figuran las películas de Errol Morris y los trabajos de infiltración posmoderna,antes y después del efecto Wikileaks.

De hecho,hay nexos evidentes con la obra maestra del fenómeno:»The Thin Blue Line»,así como existen afinidades con «S.O.P».

No en balde,»Presunto Culpable» puede ser considerada,desde ya,como la primera película mejicana en resolver un caso judicial de un sospechoso de un asesinato,a quien se condena sin pruebas y luego se absuelve gracias al material bruto del rodaje de la pieza,a cargo de Roberto Hernández,Layda Negrete y Geoffrey Smith.Un grupo de cine guerrilla autodenominado como «abogados con cámara»,cuyos nombres se hicieron famosos por desnudar las miserias del sistema penal azteca en el documental,»El Túnel».

A raíz de ello,son contactados por la novia de un inocente sentenciado a 20 años de cárcel, y de allí surge el caso para desarrollar en la milagrosa,»Presunto Culpable».

Y cuando digo milagrosa,no exagero.

La película no sólo desmontó el alegato del inquisidor,sino le devolvió la vida a un pobre condenado al oscuro anonimato del infierno penitenciario de México.Nada distinto al nuestro,por cierto.

Al respecto,vaya la siguiente comparación.

La venezolana Patricia Clarembaux escribió el libro «A ese infierno no vuelvo”.Su texto se convertiría en pieza clave del marco teórico de un documental sobre el sistema de orquestas penitenciario,realizado por Dianita Ruiz-Hueck,Daniela Javornik y Maria Alesia Machado,como tesis de grado.Yo tuve la fortuna de ser su tutor.Sacaron la máxima nota por descubrir las luces y sombras del fenómeno.Se internaron en los penales del Rodeo y Coro,para cuestionar las falencias del modelo en procura de su mejoramiento.

En su escala,el cortometraje de ellas también le devolvió la vida a los invisibles protagonistas de su delicado y emotivo film,»Notas de Libertad»,donde el arte puede salvar y rescatar del olvido a personajes marginados,a pesar de las fallas del sistema penitenciario y orquestal.

Mutatis mutandis,ocurre lo mismo con la indispensable y universal,»Presunto Culpable»,bajo la impronta del eje de su relato melodramático y trágico,Toño,un héroe increíble e indomable como de ficción.Es rapero,baila break dance estupendamente bien y de paso termina defendiéndose así mismo delante de sus siniestros acusadores,casi al ritmo de sus metrallas de hip hop.

Con él,»Presunto Culpable» pulveriza los argumentos del risible juez,de la espeluznante abogada de la fiscalía y de los manipulados testigos,cara a cara.Incluso,a uno lo lleva a confesar su mentira,mientras unos policías impresentables,cuales extras de «El Mariachi»,amenazan a diestra y siniestra a los creadores del largometraje,por grabarlos.

Todo es registrado por un lente impecable e implacable,consagrado a abrirnos los ojos frente al atropello de una estructura ineficiente e inoperante,como de «Cédula Ciudadano» y «Muerte de un Burócrata».

Un dinosaurio de cajas,papeles y manuscritos prefabricados para sentenciar primero y averiguar después.

El único problema de «Presunto Culpable» es su perfección al estilo de una película de Hollywood, con victoria de las víctimas por encima de sus victimarios en la corte.

Su happy ending triunfalista nos puede abstraer de la realidad y vendernos la idea conformista de la ilusión posmoderna,según la cual un problema se resuelve al ser discutido y tratado por un documental comprometido,narrado y producido por gente concienciada.

De repente,es discutible la posición paternalista de los realizadores y abogados,de cara a su objeto de estudio.

No obstante,cualquier tentación de escapismo demagógico y felicidad consoladora,quedan abolidas por el epílogo.

Allí regresamos al punto del inicio con datos escalofriantes y verdades demoledoras.

Los malos siguen trabajando impunemente y los villanos son ascendidos por cometer sus abusos de poder.

Toño es la esperanza de una pequeña luz de redención al final del túnel.

Aunque la injusticia prevalece y continúa.

PD:las secuencias de careo son impresionantes.El montaje intelectual es un prodigio.Da placer ver a Toño danzando y volando en el aire.Reconforta ver ganar a «un jodido».Es el séptimo arte al servicio de la reivindicación del otro.Ni hablar de las tomas en los túneles del penal y los pasillos de los archivos de sentencia,inundados de casos perdidos.

Michael Moore es pasado.

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