Las protestas en España parecen pedir democracia directa. Participativa, diríamos en Venezuela. Es una de las lecturas del ‘Democracia Real Ya!‘ de la manifestación del 15m, que sigue en desarrollo y se puede seguir vía twitter.
- Quieren listas abiertas en las elecciones, para que sepan por quien están votando. Check. Lo tenemos en Venezuela.
- Piden no votar al bipartidismo tradicional. Check. La tengo, desde que dejamos de votar AD/Copei.
- Quieren que no se financie a los partidos políticos. Check. También la tengo.
En suma, los españoles están desencantados de su clase política y de como los poderes económicos son los que siempre terminan ganando en todas las situaciones. La pregunta es si cambiando partidos, yendo hacia la elección directa por nombres, etc., lograrán algo. ‘No necesariamente’ le podemos decir algunos venezolanos.
El tema central para venezolanos y españoles está aun por resolverse.
La constitución venezolana tiene cosas muy buenas y hasta envidiables en términos de posibilidades teóricas de participación y de influir en el gobierno. Teóricas – dije.
El punto central es que esos cambios generales no tienen porque traducirse en un cambio de prioridades de la sociedad. Puede haber un cambio de discurso, un cambio de colores, e incluso algunas acciones de alto contenido simbólico. El problema es que casi siempre los poderosos de turno pueden hacer todo a su conveniencia. Un cambio de élites no es un cambio real, como tampoco lo es un cambio de nombres o instituciones.
Un punto común, aunque con escalas muy diferentes en gravedad, es la falta de responsabilidad en quienes hacen una mala gestión, o directamente arruinan a su gente con acciones económicas o de gobierno. No les pasa nada. En Venezuela si pasó, los barrieron a todos del gobierno. Pero desde afuera no se nota mucho la diferencia. Unos pocos siguen haciendo lo que les da la gana.
El punto fundamental es poder vigilar de cerca. Que los errores se vean, y que quienes los comenten paguen temprano.
Eso es posible si dichas actuaciones son transparentes, y si la sociedad tiene mecanismos para hacer saltar las alarmas cuando algo grave pasa. Estos mecanismos están creciendo. Internet nos permite ponernos de acuerdo sin que una cabeza interesada nos diga que hacer.
El punto es como enterarse de lo que pasa, y como afectar los actos de los poderosos.
Varias cosas no producen buenos resultados por si solas, aunque sean buenas:
- Referendum. Porque son costosos políticamente, llevan mucho tiempo en convocarse, y son usables como arma contra otros.
- Asambleas populares como reemplazo de los poderes tradicionales. Se que puede ser difícil de entender, pero no existe tal cosa como un grupo de más de 1000 personas capaz de deliberar y tomar decisiones. Más aún, pueden ser espacios perfectos de manipulación por parte de grupos con poder económico o político.
- Ausencia de financiación pública a partidos. Porque bien sabemos los venezolanos que los recursos del Estado se pueden usar a favor del gobierno de turno.
El camino real pasa por la transparencia radical. Es el punto de partida.
Que nos enteremos de lo que hace el Estado y las corporaciones. Que nos enteremos pronto. Máximo en semanas. Que no nos den pesados informes llenos de frases hipócritas, sino datos crudos. ¿Cuánto gastaron? ¿A quién le pagaron que? ¿Qué actividad concreta hicieron?
El segundo paso es que la gente pueda procesar esos datos. Puede hacerse preguntas y respondérselas. ¿En que gasto el alcalde el presupuesto para deportes? ¿A quienes contrató? ¿Esas empresas que relación tienen con tal partido?.
Este segundo paso está adelantado. Hoy es posible. Y cuando logramos descubrir un escandalo grande, nos indignamos, sale por prensa, y hay alguna repercusión. Nos faltan más datos.
El tercer paso es que la gente indignada tenga capacidad real de presión. Esa es una gran diferencia entre la sociedad española y la venezolana.
Las instituciones venezolanas son débiles, y en algunos sectores simplemente inoperantes. La justicia, por poner el peor caso, se mueve por dos motivaciones: políticas o económicas. O el caso es muy importante, o hay mucho dinero de por medio. Ese dinero puede darle importancia política, o puede servir para mover los engranajes. Llegué a escuchar de una gente a las que les pedían dinero para que en el sorteo les tocara un juez no corrupto, para que les diera la razón, aunque eran claramente inocentes.
El Estado venezolano se mueve por la fuerza de la costumbre. Es verdad, eso hacen la mayoría de las organizaciones. Pero los niveles de podredumbre, de lentitud, de indolencia, de impunidad, llevan al Estado a la parálisis real. Tardar un año en completar un maratón es como no competir.
Los pequeños esfuerzos de cambio que ha habido antes de la era chavista, y durante ella, son marginales. Es más fácil cambiar la forma exterior, o montar un proyecto paralelo aparte que enfrentarse al monstruo. Los verdaderos tiranos son las estructuras que siguen allí, robustas y voraces como siempre. Los de turno sólo rinden tributo al mantener sus beneficios y contratarlos como mercenarios. Los pequeños héroes hacen trabajos locales, pero pierden casi todas las grandes batallas. Duermen tranquilos por las noches, hasta que se venden o renuncian o mueren, porque hay los que mueren luchando.
España se queja de la inoperatividad de su poder judicial. Pero en Venezuela es impensable que se destape una trama de corrupción que termine develando nombres y montos de políticos en cargos electos de diversos partidos, y diversos empresarios, y que acaben en la cárcel de verdad. Sólo puede llegar a pasar cuando esos casos no afectan las cúspides reales del poder. Las condenas, los casos, son casi en secreto, a personajes casi desconocidos o a algunos que habían caído en desgracia. Terminamos sin saber si fue venganza, o un sueño, dada la falta de detalle, y la falta de responsabilidad de quienes están cerca.
De manera que los españoles parten con ventaja en ello. Por supuesto, Europa tiende a agotarse, a ahogarse en sus problemas históricos o en su comodidad. Los venezolanos somos animosos y siempre dispuestos al cambio. A dar un golpe de mesa. A meternos en una nueva aventura.
Son culturas, maneras de ser diferentes.
Lo que si es cierto es que el centro de la cuestión, no sólo para Venezuela y España, pasa por una adecuada articulación entre capacidad de información, capacidad para procesar esa información como sociedad, y capacidad para impactar rápidamente en las estructuras.
¿Qué hacer?
- Desconfíe de toda estructura de poder.
- Infórmese de que hacen. Gaste tiempo en saber como informarse mejor.
- Júntese con otros. Discuta. Sea agudo.
- Anime a los demás a participar.
- Prepárese para decidir en que va a gastar su tiempo. Cuando llegue el momento, hágalo con fuerza.
Desde este espacio hemos insistido en algunos temas que salen en este texto/resurrección-temporal: transparencia, apuesta por la participación.
En mi opinión, el reto del movimiento del 15 de Mayo es hacer tambalearse los poderes; lograr victorias estratégicas, por ejemplo en el campo económico o judicial; y abrir la brecha para otra forma de participación. Una victoria táctica y una legitimación de la estrategia. Cerrarse sobre una lista de reivindicaciones puntuales es suicidio, y además traiciona las razones de quienes los apoyan. No es una lista cerrada de ideas, sino un gran sospecha de que esto tiene que ser diferente. No puede haber divorcio con las vísceras de la gente. Desde allí vendrá la energía para las acciones y posiciones concretas.
Venezuela tiene ahora, justo en estos últimos años, una nueva oportunidad de ir en esa dirección. Según estudios estamos un poco más realistas: más alarmados por las fallas de gestión (electricidad, seguridad, por ejemplo) o por los problemas económicos reales; un poco menos alarmados por los nombres de los enemigos, por los discursos sobre la lucha de clases o las amenazas castrocomunizantes.
Nos hace falta realismo y acción. Este tiempo es mejor que otros. A eso seguimos apostando.
PS: Publicado primero en Rayas y Palabras
Imágenes Creative Commons por Reena Mahtani, LuisCarlos Díaz y Guillermo Esteves.
algo radical en ciertos puntos, pero asi y todo es muy coherente lo que comentas. que si nlo españoles tuviesen nuestra constitucion y nosotros un sistema como el español, llegamos a lo mismo de que si mi abuela tuviese ruedas sería…etc, etc. excelente argumentacion.
saludos
Excelente post, tienes una capacidad para definir punto por punto y dar en el clavo. Te apoyo 100% en lo que dices, necesitamos medidas especificas y concretas basadas en las experiencias y situaciones ya vividas por los venezolanos. No es solo un cambio de gobierno (aunque es importante hacerlo) pero un cambio de estructura, una estructura sin paredes, completamente abierta y trasparentes a los ojos del ciudadano que es en si el soberano y es a quien se le debe rendir cuentas. Nuestra próxima revolución (si se le puede decir así) debe ser mucho mas profunda y concreta para no repetir y caer en lo mismo. Saludos!
Muy bueno!
Saludos.
Me pregunto hasta qué punto la «crisis democrática» puede ser entendida como un fenómeno estríctamente español o venezolano, descontextuaizada del resto del mundo y de los movimientos globalizadores contemporáneos. Es decir, buena parte de la desconfianza/arrechera irracional hacia los tecnócratas en Venezuela, viene dada por la catastrófica aplicación de políticas neo-liberales (por favor, eviten los clichés, seamos serios, saben a qué me refiero) de la mano de CAP II y su mala gestión política (como bien pueden ver en la excelente «carta a Moisés Naim» de Caracas Chronicles).
Así que el «Golem de los pobres», aka, El héroe del museo militar, no nace ex nihilo, sino que representa una reacción newtoniana a esa genial política proto-Tatcherista.
En España, lo que siempre me ha parecido una coñoemadrada, es la ingratitud ibérica por Europa, cuando uno de los países que más se benefició de la entrada al Euro fue España, gracias a las subvenciones (no a las políticas de Aznar). Así que, mientras los franceses y alemanes se empobrecieron para ayudar a mejorar la calidad de vida de los españoles, éstos se hacen la vista gorda y ahora quieren saidas individuales.
Pues nada, son sólo acotaciones. El día que un camping en medio de la ciudad resuelva la crisis, me llaman. Porque aparte de mayo del ’68 y la comuna, pocos movimientos populares han tenido éxito. Y esos si fueron unas coñizas de las buenas, no esa bobería de caerse a palos y cantar canciones de Manu Chao alrededor de la fogata.
Salú
A ver…
1. No se de donde sacas el ‘estrictamente’. Es sólo un evento en curso que traté de conectar con un evento más conocido por mi.
2. El fenómeno descrito bien puede asociarse en alguna medida al mismo fenomeno newtoniano que describes. La izquierda europea ha venido claudicando de sus principios más fundamentales. Todo está atado y bien atado, sino para una versión tacheriana del liberalismo, sino para que unas cosas sean más importantes que otras.
3. Cada quien tiene sus pecados. España es miope sobre el influjo europeo. Francia y Alemania son miopes sobre como les vino al dedo tener ciertos mercados a mano. Alemania paga ahora el precio más barato por deuda en muchísimo tiempo. Y así… pero, ¿eso viene al cuento?.
Las cosas están como están. Si la policía no carga, que no debió, que quieres que hagan sino cantar canciones en la periferia. Bastante menos botellón hubo que lo que debía tender a haber.
Conversamos largamente en vivo sobre los peligros de distanciarse intelectualmente, y no ver las cosas desde el sí mismo de quienes hacen las cosas. La magnitud o nimiedad debe medirse desde el contexto. En ese sentido el análisis de las organizaciones con experiencia que están detrás del 15m es interesante. Claro que ellos tienden a ser super optimistas, pero al mismo tiempo ofrecen aspectos interesantes que están enraizados en lo que han podido hacer y lo que no.
Mi Punto:
Sin una reflexión seria, ponderada y a largo plazo de los factores y/o soluciones, esas manifestaciones tienden a convertirse en un arroz con mango de gente que está simplemente decantando su descontento con el gobierno. Eso está bien, pero ¿cuál es la propuesta?
Tiendo a ser muy, pero muy reticente con ese tipo de conglomerados y agrupaciones, sobre todo porque utilizan una retórica de la disculpa (sacada de Leibnitz, para los interesados) en la cual pretenden que, al convertirse en quienes «denuncian» el problema, automáticamente quedan disculpados de toda culpa.
Mucha tela que cortar, estimado, me gustó tu artículo, sólo me pregunto hasta dónde no es otra de las simples artimañas del sistema, que crea espejismos en los cuales la gente cree que «participa democráticamente», mientras en París se reúnen hoy a puerta cerrada para controlar/censurar internet (supongo estás al tanto).
En la primera oración, donde dice ‘manifestaciones’ cabe igual ‘relaciones de pareja’, ‘movimientos artísticos’ y algunas otras cosas. Las cosas nuevas son a veces arroz con mango.
Hay propuestas. Montones de ellas. El manifiesto de Democracia Real Ya apunta en varias direcciones concretas. Ahora pasados los días varias voces apuntan a concretar algunas cosas. Esto es un movimiento horizontal pero no falto de voces autorizadas a quien la gente ha apoyado en estos días.
Yo tendría cuidado con utilizar un error clásico para asociarlo con la situación puntual de un grupo social. El error de la retorica de disculpa no puede ser simplemente lanzado como arma arrojadiza que impida a un grupo denunciar. Eso termina invalidando cualquier intento de denuncia. Si el grupo se queda sólo allí, pues quizás termine teniendo razón. Pero me parece que corremos el peligro de lanzarle etiquetas conceptuales a las cosas y con ellas anularlas.
Esto no es una artimaña del sistema. El sistema no juega con fuegos así días antes de las elecciones. Lo que si es cierto es que el sistema es buenísimo domesticando cuanta cosa surge.
Las cosas que pasen en los pequeños comités hinchados de poder tampoco deben usarse como argumento para las acciones de los pequeños grupos. ¿Cómo pueden ocuparse de las jubilaciones si es más urgente el desempleo? ¿Cómo pueden ponerse a hacer manifestaciones si viene el monstruo de la derecha? y así… con eso tampoco llegamos a nada.
Ni etiquetas, ni causas mayores.
Creo que en general el escepticismo permite purificar procesos pero no lanzarlos. Más aún, las posturas propositivas altamente escépticas no suelen convencer a las mayorías. Por lo menos yo no se de ningún caso. Hace falta alto de romanticismo, mística o algún otro injustificable ardiente.
Respecto al movimiento 15M, pues sacar lo mejor posible.