Cine guerrilla: «El documental de Venezuela»

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el_documental_de_venezuela2Acabo de terminar de ver la excelente película «El documental de Venezuela», un trabajo increíble que intenta presentar un panorama del movimiento hip-hop en el país.

Escrito, grabado, editado y dirigido por Leonardo Viloria, aka N.K. Profeta, el video se pasea por todos los rincones del país, entrevistando a los M.C.s, D.Js, B-Boys y grafiteros nacionales, conocidos, desconocidos, underground y mainstream, para avanzar la visión del señor Viloria según la cual el hip-hop es una cultura, no un simple producto de consumo masivo.

Existen muchas razones por las cuales este trabajo está destinado a erigirse en un clásico de la era web-venezolana. En primer lugar, si algo es deprimente dentro del panorama cultural del país, es el inmediatismo desmemoriado que tenemos hacia las obras y sus creadores. Venezuela jamás ha sido una nación preocupada por la historia. Disfrutamos de las bandas, los conciertos y las propuestas de manera puntual, sin jamás intentar plasmarlas o documentarlas, dejando que la mayoría de los grupos sean olvidados con el paso del tiempo (¿alguien recuerda la excelente banda, Ladies, W.C? ¿ o Vitas Brener?).

En ese sentido, el esfuerzo de Viloria nos otorga un corte transversal en la historia de esta expresión musical hace unos años, cuando las cosas comenzaban a avanzar dentro del hip-hop pero donde aún faltaba la organización y la infraestructura actual (que obviamente, puede y debe, mejorarse).

Pero lo más increíble de «El documental de Venezuela» es su aproximación completamente guerrilla, carente de apoyo, al margen del sistema de dádivas vehiculado por el Estado. El señor Viloria, solo, con una cámara y una idea, dedicó años a estas entrevistas, recorrió el territorio nacional y nos puso en contacto con todo tipo de artistas del interior del país. No es exagerado afirmar que, sin este trabajo, muchos de nosotros jamás hubiésemos escuchado hablar de raperos en Barquisimeto o Mérida, gracias al centralismo imperante en la movida musical del país.

«El documental de Venezuela» es una prueba más de lo que afirmamos aquí hace tiempo: tenemos entre nuestras manos las herramientas para emanciparnos artísticamente. Basta con tener una idea y una pasión, bajarse una copia de Final Cut Pro, pedir una cámara prestada y lanzarse al ruedo.

Como toda experiencia guerrilla, «El documental de Venezuela» presenta carencias técnicas (¿puede ser de otra manera?). Las tomas en el exterior, sin un equipo de sonido millonario, están saturadas por el viento que recoge el micrófono. Esta es la limitación técnica más importante que nosotros hemos tenido que enfrentar a la hora de grabar videos guerrilla: el maldito sonido, karma de mi existencia.

Sin embargo, no me parece que esto sea un problema, más bien es coherente con el estilo de grabación. Sería extraño, por no decir de mal gusto, grabar un video sobre los movimientos urbanos con un sonido perfecto y una imagen cristalina. No. Acá no hay una 5D Mark II ni una percha unidireccional, y ello contribuye a la narración.

Por otro lado, leyendo los comentarios en YouTube, aparece una curiosa crítica: las pocas quejas que existen afirman que el trabajo es «demasiado largo», ya que son 17 partes de YouTube. Francamente, no podría estar más en desacuerdo. Las películas o los libros no pueden ser «demasiado largos», eso no es un criterio de evaluación. Pueden tener, «problemas de ritmo», «problemas de edición» y de guión, pero ¿qué diablos quiere decir «demasiado largo»? ¿Es el Götterdamerung de Wagner «demasiado largo»? ¿Es «2066» de Bolaño, «demasiado largo»?

No. Es cierto que «El documental de Venezuela» hubiese podido beneficiarse de un editor experto, quien probablemente hubiese reducido la película a 45 minutos. Igualmente, estoy seguro de que un editor con ojo de lector le hubiese quitado al menos 200 páginas al Ulises de James Joyce. Pero son criterios estéticos, no hay una edición buena y una mala. Porque ¿cómo diablos podemos pretender que todos los M.C.s del país den su opinión sobre «La tiradera» o «el rap consciente» si no les damos metraje?

Además, «El documental» está lejos de ser un trabajo de edición azaroso ya que funciona en varios niveles. En las secuencias dedicadas a «la tiradera» o las peleas entre M.C.s, Viloria, con algo de picardía o ironía, presenta las declaraciones de Rekesón y de El nigga una detrás de otra, donde vemos a los dos raperos, peleados a muerte después de una «tiradera» clásica, explicar que no les interesa la confrontación, que ellos son puro amor.

Por todo esto y más, el señor Leonardo Viloria no cuenta sino con mi más grande admiración y respeto. Sus esfuerzos por «crear una cultura hip-hop» y trascender el bling-bling son colosales. Completamente autodidacta, Viloria maneja muy bien los principios básicos de la cinematografía, como se puede ver en los demás videos que ha dirigido para su disquera, UnderC Family. Su postura, desinteresada y humilde, es un respiro de frescura en un país dominado por los cogollos y los músicos engreídos. De hecho, si algo me hizo volver a escuchar hip-hop venezolano (un género que daba por perdido), fue su hit viral, autoproducido y outsider, «Señor Presidente«. Si no lo han escuchado, háganlo ya.

Acá los dejo con la primera parte de «El documental«. Disfruten.

7 Comentarios

  1. Hola qué tal? Soy sonidista de documentales la mayor parte de mi tiempo, hago registro de campo y también mezclo. He tenido la oportunidad de mezclar algunas cosas de estilo «guerrilla», y aunque suene rudo, no es bueno para la producción nacional que el sonido sea considerado como un fastidio, una maldición o algo innecesario. Si quieres hacer o haces guerrilla, nada como leerte un tutorial o ver unos videos en youtube, para resolver tu problema con el sonido… un micrófono y un peluche o windscreen o zeppelyn resolverían esos planos de viento en exteriores. La calidad de las películas es muy importante y una secuencia saturada debe ser sustituida o reparada (no siempre se puede reparar), pero nunca dejarse así. Los realizadores venezolanos deben escuchar más películas, tener propuestas sonoras, acatar las exigencias del sonidista en el set y sobre todo lograr que el film tenga un resultado impecable, porque sino no es una obra terminada. Hasta luego y gracias por permitir este espacio.

  2. Sí, estoy totalmente de acuerdo, el sonido es fundamental…
    Un par de cosas: Es cierto que con poco material se pueden resolver los problemas que mencionas y que es menos complicado que hacer voice-over (algo que intenté también -un dolor de cabeza). Pero al menos en mi experiencia -y me vas a perdonar-, los sonidistas tienden a ponerse difíciles a la hora de rodar guerrilla y sin plata. Yo entiendo que sea su profesión y que quieran cobrar por ello, pero ellos deben entender que los directores que se están lanzando al ruedo a veces no tienen nada de apoyo.
    Igual pasa con otras cosas, la edición, por ejemplo, cosa que se solventa aprendiendo solo, echándole bolas con una copia pirata de Final Cut y unos videos YouTube.
    Esto no es el caso del sonido. Pero hasta ahora, las pocas cosas que he grabado las tuve que hacer a lo malandro, sin sonido, porque (1) o los sonidistas querían quitarme un ojo de la cara o (2) se ponían cómicos con lo de «los permisos» y decían que la policía les iba a confiscar el equipo y qué sé yo.
    Cuando ruedas guerrilla, esa no es la energía ni la motivación que estás buscando.
    Saludos, gracias por compartir.

  3. Está interesante el documental y qué bien que alguien se haya tomado el trabajo de compilar todos esos testimonios a lo largo del país. Trabajo nada fácil, especialmente si no se cuenta con apoyo financiero. Yo sin ser fanático en absoluto del hip hop lo encontré interesante y me pareció bastante auténtico. Me gustó burda que incluso incluyeron a un colectivo de haitianos, demostrando lo amplia e diversa que puede ser esa cultura en Venezuela.

    Mi principal crítica, y que probablemente sea la razón de por qué a algunos se les haga largo el documental, es que llega un momento que muchos de los testimonios se hacen repetitivos. Cuando iba por el clip 12 ya tenía la sensación de que estaba oyendo exactamente las mismas frases, dichas por un MC o graffer distinto. Me parece que debieron hacer énfasis en mayor variedad de tópicos. Por ejemplo, en el caso de la mujeres MC, ¿por qué no editar las frases que repiten lo que dijeron el resto de los entrevistados y enfocarse en los temas de género?

    Pero igual me pareció una iniciativa interesante que podría ‘copiarse’ en otros grupos o colectivos de la cultura venezolana.

  4. Es cómico, porque leyendo los comentarios de YouTube, uno se consigue con gente que cree que *le faltaron* entrevistas, ya que hay muchos MCs que no aparecen (como Ardilla, quien fue asesinado por la policía hace un par de años).
    Yo, como lo vi como en 3 sesiones, no lo recuerdo pesado ni largo. De todos modos, es súper difícil, sobre todo cuando alguien se plantea hacer un documental sin tener entrenamiento en el campo sociológico de las entrevistas, que la cosa no redunde, supongo.
    En cualquier caso, el esfuerzo de este chamo es titánico (de Titán griego, no de Titanic Di Caprio, eh) y lamento que su trabajo no haya tenido más eco en los medios «tradicionales».
    Un saludo, estimado.

  5. Y que cómico que en la parte histórica incluso reconocen a Perucho Conde como el 1er carajo en ponerse a rapear en un disco en Venezuela.

    Perucho Conde, El Padre del hip-hop venezolano

    Ja!

    Por cierto, si nos ponemos a recordar la TV ‘de antaño’ en Venezuela, también podríamos afirmar que Focofijo fué probablemente el 1er hipster de Venezuela. Su look sería edgy hoy en día, incluso entre lo más trendy del hipsterdom venezolano.

  6. Esa es, probablemente, la única afirmación con la que estoy radicalmente en desacuerdo. No es porque Perucho hizo una payasada, que eso crea las bases y las fundaciones del hip-hop venezolano. No creo que la gente de La Corte, por ejemplo, se haya inspirado en «La cotorra criolla» en vez de «Temple of Boom» de Cypress Hill (de hecho, el estilo de B-Real y el de Bostas Brain es obviamente muy parecido).
    Lo interesante del hip-hop, al menos en los ’90 cuando era *underground* (whatever that means), es que era un movimiento verdadero, contracultural y diferente, como lo fue el rock en sus inicios, el punk, el ska.
    Recuerdo el video de «Iluminada» de La Corte, una genial producción guerrilla rodada en la Libertador de madrugada con una handycam, donde se mostraba el rostro oculto de la capital:
    http://www.youtube.com/watch?v=jq0E-wVpUPs
    Este video fue censurado por Puma TV, porque (gasp) «daba una mala imagen de Venezuela en el exterior». Las mismas boberías de siempre.
    Lamentablemente, hoy en día el hip-hop se ha popularizado un pelo y puede perder su esencia. De allí que gente como NK Profeta trate de mantenerlo «real».
    Hasta dónde lo logre, solo el tiempo lo dirá.
    Saludos

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