Ya en el pasado se intentaron experimentos similares con resultados disímiles. En Argentina tuvimos el suceso de “Historias Breves”, cuyos representantes cambiarían para siempre el panorama del cine porteño.
En la Venezuela del tercer milenio, fuimos testigos del estreno de “1,2 y 3 Mujeres”,“Bloques”,“Ni Tan Largos,Ni Tan Cortos”, tres ensambles colectivos entre desiguales e irregulares en sus objetivos y resultados.
A propósito,cabe citar al estimado colega,Alfonso Molina: “A finales de los setenta Jacobo Penzo, Carlos Oteyza y Carlos Azpurua presentaron La propia gente —integrado por El afinque de Marín, Mayami nuestro y Yo hablo a Caracas— para ofrecer sendas visiones sobre determinadas realidades de nuestro país”.
A diferencia del caso anterior, “Cortos Interruptus” se deslinda por completo del género documental para dedicar sus minutos a la reivindicación del fenómeno de la ficción.Para la próxima no sería mala idea integrar ambas visiones,aparentemente distantes, para no seguir estableciendo barreras de demarcación sin sentido en la actualidad.
No en balde, me atrevo a decir, el ámbito documental encarna de lo mejor de la industria criolla.De igual modo, extrañé la presencia de un trabajo animado capaz de romper con la estructura monocorde planteada en forma y fondo.
En términos generales, puedo cuestionar un problema estético y otro conceptual. El acabado de las piezas es de una factura impecable, con ligeras debilidades técnicas, aunque soportables, a mi modo de ver.
Aun así, los siento cortados con el mismo molde fotográfico y audiovisual, bajo la impronta de un estilo posmoderno, carente de identidad, donde la originalidad expresiva se diluye a través de un filtro publicitario, mainstream y trendy, en la tradición de un ejercicio indie inofensivo, acoplado, telefílmico y teatral.
Ante la evidente falta de recursos, se opta por reducir la puesta en escena a su mínima condición de movilidad y traslación. Por tanto, los satélites del microcosmos planteado acaban girando alrededor de un solo eje espacial, con predecibles cambios de contexto.
Ergo, el referente es,de nuevo, opacado y descuidado en beneficio de la clásica exhibición de lugares comunes,dentro y fuera de los sets acartonados. Los interiores pecan de estereotipados y plásticos. Los exteriores evocan la plantilla de un guarda pantalla de la Mac. Continuamos en la fase de las postales de nuestro realismo mágico y trágico, for export.
Luego, los rostros, las caras y las imágenes se van repitiendo,anulando y convirtiendo en fotos fijas del recorrido, hasta eclipsar a los auténticos descubrimientos del reparto.
A grosso modo, me preocupa la casi obligatoria intervención de una especie de “star system” vernáculo, importado de las tablas de la farándula y de los culebrones de la caja boba.Ojo,no necesariamente son malos actores.
Con todo, arrastran los vicios melodramáticos, hiperbólicos e inverosímiles heredados de la oferta populista de la señal abierta, a merced de poses cancheras y rutinas exageradas como de sitcom u obra de comedia del Trasnocho Cultural.
Por consiguiente, la natural participación del perrito de “Colmillo” es un alivio para nuestros ojos, asaltados por la impresión de contemplar el incómodo “deja vu” de un resumen de los elencos de Padrón y compañía,incluyendo secundarios en plan de protagonistas estelares.
En consecuencia,el casting es una de las principales debilidades de “La Uva”, porque no te crees a nadie para empezar. Por fortuna, la dirección salva la patria y logra administrar el escaso contenido vislumbrado por el guión,subsidiario del apocalipsis postnuclear de Jean Pierre Jeunet en “Delicateseen”,como lo afirma Juan Antonio González y Robert Andrés Gómez. Aquí lo interesante es la adaptación del esquema a un entorno darwinista, identificado con el paisajismo desolador y sombrío de la topografía en ruinas del estado Vargas, tras el deslave.Un reflejo de la pintura negra normalizada en siglo XXI, a la gloria del famoso “chivera” look. Tumba de la soledad,del individualismo y del egoísmo miserable de fin de mundo.
Por desgracia, no ocurre lo propio con varios libretos fallidos, condenados a dar vueltas en círculos, tras quemar sus principales cartuchos argumentales.
En dos platos,las premisas de arranque de algunos relatos,se estiran hasta la nausea.
El peor del conjunto se llama “Tuya” y parece un relleno de compromiso, agregado a la fuerza. Seamos sinceros y hablemos claro,como el Budú.Los hay mejores por cantidad en Caracas, Barquisimeto, Maracaibo y Mérida. Cualquier corto de las promociones de la ULA se parte a “Tuya”, agotado desde su enunciado y presto al humor involuntario.
Al respecto, comparto la opinión del estimado Daniel Dannery: “hay una terrible línea que separa el suspenso de la comedia, y en Tuya, no existe…no es ni lo uno ni lo otro, el publico se reía con Albi de Abreu derrotado por la caja cuando hace que llora. A mi me resultó patético. La música no encajaba. Y los diálogos son terriblemente acartonados. Podía prescindir de ellos fácilmente.”
“Tuya” evoca el remake amateur de “The Box” de Richard Kelly.De entrada, luce apetecible la idea de rendir tributo a la teoría del Macguffin de Hitchcock, sintentizándola en la amenaza fantástica de una caja misteriosa. En cuestión de segundos, el postulado se desinfla por culpa de la repetición diferida de los clichés al uso. Todo es una impostura desde la trama hasta la banda sonora.
Quizás hubiese funcionado como parodia. Ciertamente no provoca miedo sino risa. Para colmo, los colores se lavaron y evaporaron con la transferencia de la copia,para brindar un espectáculo apagado y marchito. Un Uruguayo entra de gratis como una franja de subtítulos en inglés,incomprensible.
Por supuesto, la caja es una metáfora y una alegoría de la vida del protagonista. Vaya sorpresa, vaya aporte de un Freud de autoayuda. Colirín colorado, el hombre se casa,tiene un nene y aprende a coexistir con sus demonios retenidos en la caja, estratégicamente escondida en su closet. Un voz en off conductista y orwelliana impide al público llenar el vacío de la caja. La locución subestima, subraya y aniquila la capacidad de abstracción intelectual.
En paralelo,existe un enorme defecto en común.La dependencia adictiva y reverencial al patrón canónico de desarrollo narrativo. Se respetan, con cierta candidez de estudiante universitario, los dogmas y las doctrinas esbozadas por el paradigma aristotélico de Syd Field, al calor de los estereotipos de costumbre,del primer al tercer acto.
Si antes aquejábamos la falta de estructura, ahora lamentamos el terror y la inseguridad a la hora de transgredirla,superarla y pulverizarla.
De ahí la obligación y el convenio de terminar con un mensaje edificante, moralizante y aleccionador hacia el desenlace rematado en laboratorio.
Verbigracia, de la moda del patrón UNICEF en boga, derivamos a la ecuación de una cuña de la sociedad protectora de animales en el corto de Albi. En su momento, le concedimos un premio especial en CHORTS 2010 por su esfuerzo de producción. Hoy lo encuentro demasiado políticamente correcto y optimista,para mi gusto,como una historia redentora de “Amores Perros” coronada con un happy ending tranquilizador y falso.
Es una lectura amelcochada de la dureza existencial y del porvenir de un vagabundo. Un neorrealismo rosa y pink de campaña caritativa de mercadeo. Aparte, su guión es idéntico al de “Tuya”, pero con un perro en vez de una caja.
Por ello, reivindico la distribución por viñetas de Miguel Ferrari, quien además de arrancarnos pilas de carcajadas de agradecer, se guarda para la despedida,el final menos empaquetado y el más inquietante del compilado.
Una mujer confinada en un ascensor ve directamente a una cámara de circuito cerrado y nos increpa para motivarnos a reflexionar en torno a la perdida de la privacidad y al triunfo de un modelo distópico de vigilancia de la intimidad, irónicamente destinado a desnudar la hipocresía social y el materialismo histérico de la fauna contemporánea.Un corto brillante acerca del juego de las apariencias delante de un espejo deconstructivo de los íconos del fashion, la cirugía, y el absurdo costumbrista de la picaresca corporativa. Es mi favorito.
De repente, por la mismas causas, “Jesús TV” es mi segundo candidato del grupo, porque su tono de farsa no deja títere con cabeza e incluso se atreve a tomar partido político, en contra del mesianismo mediático impuesto como un reality show por parte del comediante en Jefe.
“Jesús TV” contiene el chiste más oscuro y oportuno de “Cortos Interruptus”, al emplazar a su personaje protagónico frente al Río Guaire con la promesa de limpiarlo, sin necesidad de caer en las alusiones personales.
A su vez, el formato de la pieza destila genuino placer por la improvisión,el caos y el desorden iconoclasta, para ofrecer una sarcástica meditación del presente de un país y de un planeta, gobernado por la dictadura del rating, la fama, el imperio de lo efímero, los simulacros del poder, la demagogia electrónica y los paraísos artificiales de un Big Brother kistch,romántico,maniqueo y condenado a ser desplazado por otro diablo.
Es el desmontaje del triste legado y la falta de memoria de una Venezuela, fácil de embaucar y de manipular, a la espera del próximo cuadillo telegénico.
“Jesús TV” dispensa los minutos más subversivos e hilarantes de “Cortos Interruptus”.Hasta me reconcilió con Daniela Bascopé. La cámara flota en libertad como en un falso documental de burla a las estrellas de la magia prefabricada.Apenas le cuestiono su paquete gráfico.
A la inversa, el diseño de créditos y de afiche de la cinta, me convenció y me levantó el ánimo por el gremio. Sin duda, hay talento en el bar de los especialistas en efectos por ordenador.
En cuanto a la edición, Daniel Dannery advirtió la posible intervención de las tijeras en sala de montaje, para embutir los cortos en el celofán de la película colectiva. Rescato sus palabras: “Sobre todo pegarle tijera a los títulos de las peliculas. Sólo dos los conservan: Tuya y La Uva… un amigo que fue a verla conmigo, me decia Y este cual es?
Son vainas mias o a Jesus TV le cortaron un pedazo? me da la impresión que el cortometraje no empieza con grum y Jesus sentados al escritorio, sino en un campo abierto donde hay una gente como haciendo yoga o algo así.”
Esperaremos por las respuestas y las replicas de los creadores del largometraje para aclarar las dudas.
Ojalá se haga una segunda parte donde podamos ver corregidos los errores del primer capítulo. Según mi humilde perspectiva, el conjunto parece como un trabajo hecho a las carreras para una edición en DVD de cortos nacionales,donde las presentaciones de los trabajos brillan por su ausencia y los cortes entre los cortos son confusos y difusos. Para la próxima se debería trabajar mejor en ello. Un ejemplo sería la experiencia de “París,te amo”, con sus interesantes transiciones entre corto y corto. Acá nos debemos conformar con un simple fundido a negro.
De todas maneras, respaldamos el proyecto,siempre y cuando sea constante y no se complazca con repartir palmaditas en la espalda y fungir de vitrina o de carta de presentación, para aspirantes a integrar la rosca dulce del CNAC.
Los retos son no mirarse el ombligo, descubrir talentos sumergidos o discriminados por el sistema, y no darle la espalda a los problemas medulares del país.
PD: para mí el visionado fue complicado porque conocía todos los cortos. Algunos llevan años en el congelador. Añoré un inédito, un verdadero incunable .Pendientes.