Por esnobismo,por ganas de importar supuestas novedades a destiempo para sentirnos mejores,por efecto retardado de mimesis y copia de provincia,se puso de moda en Venezuela la manía de escribir en público,al lado de un pincha disco.
¿Puede haber cosa más ridícula,impostada,wannabe,egocéntrica y fastidiosa?Lo peor del caso es la actual celebración del fenómeno,de manera acrítica y condescendiente.
Como siempre,el público criollo o es ingenuo o le gusta comprar cualquier fatuidad del pasado disfrazada de experiencia retadora,vanguardista y diferente.
Pero como se pueden imaginar,es una cruel mentira.¿Ustedes se imaginan al misántropo de Cabrera Infante,haciendo semejante tontería y necedad propia de un acto cultural de circo?¿A Baudrillard,al Gabo,a Umberto Eco,a Monsiváis,a Sábato?
Llámenme reaccionario,conservador,ortodoxo,obtuso,cerrado.En verdad no me importa.Ni me prestaría para verlo y mucho menos para hacerlo.
La escritura para mí sigue siendo uno de mis pocos refugios de la intimidad.Uno de mis últimos bastiones en defensa de mi derecho a la privacidad.No podría hacerlo igual presionado por el tiempo y por decenas de personas impacientes a la espera de ser conmovidas,divertidas o estimuladas.
Para empezar me inhibo,me tranco cuando me ven escribiendo.En mi casa cuando me siento a escribir en serio,me tranco con llave.Me gusta detenerme,pensar,comer,tomar un café,ver televisión,dejar el texto respirar y regresar a rematarlo como un enfermo desesperado,golpeando las teclas sin compasión,sudando como loco.No sería lo mismo en vivo.
De paso,de verme obligado a marcar tarjeta en un espectáculo así,me gustaría al menos descubrir algo digno de interés.Mínimo un Ibsen,un Barrera,una Collette,un Rodolfo Izaguirre.Gente con tablas,con antecedentes sólidos.
No voy pendiente de calarme al clásico robador de cámaras,a la típica joven promesa,al gato por liebre de costumbre,al niño consentido de la rosca dulce,a panas dizque alternativos cuyos discursos oscilan entre la corrección política y la falsa irreverencia.
Por el bien de mi crecimiento intelectual,ni siquiera pierdo mi tiempo en leerlos.Antes prefiero dedicarme a otros menesteres.
En consecuencia,vaya por aquí mi carta de rechazo en contra de la cuestión aludida.
Pisen tierra.
Nada va cambiar en la escritura por hacerla más transparente,accesible o interactiva.
No nos conformemos con quemar o reciclar los cartuchos mojados del arte pirotécnico.
No lancemos potes de humo y cortinas fashion para ocultar la profunda banalidad de nuestra condición.
No capitulemos ante la imposición del espectáculo por transformar en show y consumo,hasta los rituales menos mercadeables como eventos.Al respecto,soy pesimista.
La voracidad,el morbo y el afán vouyerista no parecen tener límite para devorar y tragarse a la imaginación del sujeto posmoderno.
Hoy le escaneamos el subconsciente a un escritor en vivo a través de una pantalla.
Mañana implantaremos microchips y penetraremos en el cerebro de nuestros ciudadanos,para vigilarlos y controlarlos mejor.
De tal modo,una idea bonita en papel deviene en una pesadilla distópica como de 1984.
Tu mundo está feliz en la feria del libro.
Lastimosamente es un simulacro.
Algo tan caduco y desfasado como la técnica del ready made,del action paiting,del performance «improvisado»,del cadáver exquisito.
Todo es una ilusión de escritura automática.