En la mañana decidí escaparme de la burbuja del Festival para ir a conocer el centro de la ciudad,alrededor de la avenida Paulista. Necesitaba salir del evento y descubrir su relación con el entorno. Quería saber si las tesis del documental “Bric” de Jorge Lanata eran ciertas o exageradas. Para mí sospecha, el periodista argentino se quedó corto.
La Paulista es el resumen de una megalópolis del futuro, casi como una Shangai de Suramérica, cuya estructura compendia el catalogo de tendencias de la posmodernidad urbana y arquitectónica, entre estilos diversos y contradictorios tanto de forma como de fondo.
Hay rascacielos utópicos de ciencia ficción a la manera expresionista de Fritz Lang,así como disparidades culturales y económicas de distopía en el tercer mundo,bajo la sombra de relatos audiovisuales como “Tropa de Élite”, “Manda Bala” y “Estación Central de Brasil”, donde el modelo Lula exhibe sus mejores y peores resultados, donde el triunfo del sistema capitalista de la tercera vía convive con el fracaso diario de miles de personas condenadas a la miseria.
Por ende, mientras los yuppies derrochan lujo y su estándar de nuevos ricos, los pobres deambulan como fantasmas indeseables, como zombies de película de George Romero, quienes escarban y se pelean por la basura para poder sobrevivir, a cámara lenta.
La mayoría de la gente los intenta y pretende ignorar, con paso apurado y trote veloz, al sumergirse en sus crisálidas virtuales de la tecnología de punta,del Iphone del año a la tableta menos convencional, de la camioneta blindada con vidrios ahumados a los lentes de pasta más oscuros. Me recuerda mucho a la Nueva York de “América” de Baudrillard, signada por la incomunicación de invidualidades anestesiadas y carentes de solidaridad, incapaces de sentir identificación(y aunque sea culpa)por el destino de los necesitados, de los otros, de los marginados del simulacro del mundo feliz.
No en balde, una imagen se repetirá a lo largo del trayecto como un lugar común: un edificio de última generación, rodeado por un cordón de policías a la expectativa de ser confrontados por una huelga de parados ,despedidos y proletarios con salarios congelados.
En paralelo, los gerentes llegan a la cúspide de la torre kafkiana,por medio de sus helicópteros para evitar el contacto directo con sus empleados. Son el ying y el yang del tiempo de la flexibilidad laboral, la responsabilidad social,la demagogia corporativa y el caos neoliberal.
Sin embargo y a pesar de las fallas, Sao Paulo también ostenta virtudes como proyecto de estado, a la vanguardia de la retaguardia de la región. Por decirlo claro y raspado con un ejemplo brutal, la avenida Paulista barre el piso con la supuesta Caracas esnobista y orgullosa de su rostro humano, vaporoso, artístico, estético, bohemio. Es una lástima volver a constatar la mentira de semejante espejismo venezolano en la comparación con el vecino no muy lejano. Me da risa, tristeza y pena por nuestro país.
Somos una provincia aislada y devenida en una sucursal del infierno de una nación bloqueada como Irán y Cuba. Por fortuna, podemos evadirnos y pensar en la construcción de una comunidad alternativa de emprendedores, talentos emergentes, visionarios. Por desgracia, es una hipocresía y una tapadera de la verdad.
En efecto,caminar por la Paulista es comprender el grado de oscuridad,de encierro y de decadencia de la Quinta República, a consecuencia de las pésimas políticas instrumentalizadas por el gobierno chavista en materia de finanzas,control cambiario, distribución de recursos e inversión extranjera.
Lo explico con un dato palpable. En Caracas las librerías se mueren y van a pique a consecuencia de las salvajes medidas proteccionistas implementadas por la barbarie centralista del PSUV. En la Paulista, la “Livreria Cultura” no para de crecer como un complejo industrial y cultural del tamaño de un centro comercial, de un Compu Mall, de un Makro, de una tienda Traki( con invitados como David Lynch). Es impresionante e inabarcable su oferta de libros,música, revistas y dividis.
Yo me sentía como un prisionero muerto de hambre, como un enfermo en ayunas, dado de alta para ir a comer,a saciar mi apetito voraz en un banquete de gala. No hallaba por dónde comenzar ni terminar.
Habían ensayos por doquier, títulos frescos a diestra y siniestra, tapas relucientes, ediciones impecables. En suma, todo lo ausente,lo vedado y lo extrañado en las librerías criollas,incluyendo nuestras diezmadas ferias de Lectura. Meras pantallas para encubrir y disimular nuestra conversión en una mala secuela de “Good Bye Lenin”.
Ni hablar del parque de museos,salas de cine y galerías de Sao Paulo. Daría para un siguiente capítulo. Por ello, aquí se alberga el Prix Jeunesse Iberoamericano. En Caracas nadie apostaría e invertiría un centavo por un evento de similares magnitudes,a la usanza de un Berlín o un Cannes para niños, para cintas infantiles de enorme calidad audiovisual, más allá de las irregularidades normales de cualquier programación oficial.
En la tarde regresé entonces al Festival para seguir viendo estupendos documentales y ficciones disparejas,medio noveleras. De hecho, vislumbramos el nacimiento y la consolidación de un género teenager en boga:el culebrón 2.0. A propósito su principal casa matriz radica en Brasil. No obstante, el resto de la selección nos dejó plenamente satisfechos.
Para rematar, al cierre asistimos a un “work shop” sobre humor, comedia,medios e infancia:¿de qué ríen los niños? Un curso de maestría de tres horas impartido por una gigante, la Doctora Maya Gotz,directora del instituto central para la Juventud y de la Televisión Educativa de Munich. Reímos y reflexionamos de principio a fin con ella. Comprendimos la mecánica interna de una serie como “Bob Esponja” y “Los Simpson”. Entendimos cómo se hace un sitcom. Aprendimos demasiado y lo agradecemos.
Es todo por ahora. Nos acostamos temprano para despertarnos al alba y cumplir con ustedes. Son las ocho y treinta. Me llaman para desayunar y salir. Hoy culmina la competencia y se entregan los premios. Mañana les comento. Hasta pronto.