Si alguna vez el viento
Te sopla al oído tu nombre
no te asustes, no te asombres:
es mi alma errante
que del cuerpo exiliada
te busca en su periplo.
Te alejaste un día,
y no detuve tu partida,
porque te intuí ajena…
pero dentro de mí la pena
de no tenerte conmigo
es perenne compañera.
Mi espíritu, desde entonces,
cada noche me abandona
y pasea por su cuenta.
¿Te ha encontrado?
Tal vez tu lo sepas;
De él no obtengo respuesta.
Si alguna vez el viento
Te sopla al oído tu nombre
No te asustes, no te asombres:
es mi alma errante
que en su larga travesía
arribó por fin al puerto ansiado.