CANTO
Canto cruel.
Sobre qué muletas desauciado
sobre qué sempiterno circular
sobre qué mentiras violentas destrozaré mis mentiras.
Alzo el collar
que una mano del abismo
me arrojó.
Afuera humo
y estatuas hechas añicos por puños ensangrentados
alimentados con la furia del hambre.
Ya es otoño
ya la primavera retrocede
y los días se acortan y se enfrían.
La vida se me va a raudales
mientras pienso en mi vida.
Egoísmos rigurosos
para con las venas fofas
que se alteran.
Traduzco en el error
un universo de magia cruel
de escritura desalmada.
Las palabras se estrechan
al clima sonriente de la ebriedad,
la cordura se estanca
y se mira al espejo.
Los pilares cotidianos se retuercen
se descascaran y revelan
su precaria pose.
Golpes esparcidos
por el lugar visitado y abandonado
lloran con furia
contra los simientos.
Y empieza el desastre.
Regresión sin hilo al hogar del trueno
hacia la nada que besa
mar de formas feroces
mantos fatales en su transparencia
en su veneno sin peso.