Debo empezar por decir y confesar que el titulo que en principio pensé para este articulo era “Las cosas no son como son, las cosas son como somos”, pero además de que el pensamiento es de otro autor lo encontré muy largo para mi titulo, luego lo cambié por “Tratar a todo el mundo como queremos que todo el mundo nos trate a nosotros”, pero a pesar de que si es un pensamiento de mi autoría igualmente me resultó muy largo, entonces decidí poner algo más corto, tomado de un famoso personaje pero adaptado para convertirlo en propio y de paso hacerlo más comercial. De allí que el titulo resultara en: Ser o no ser ¿De verdad estará ahí el dilema?, siendo una duda que alude a una pregunta, y a la que cada quien tendrá su respuesta.
El domingo 19 de junio de 2011 televisé la entrevista que le hiciera la comunicadora social María Elena Lavaud a su colega Carlos Fraga, en el programa “En Privado” por el canal de señal abierta Globovisión.
Fraga comentó una frase que me dejó muy pensante, dijo que “las cosas no son como son, las cosas son como somos”, con lo que en principio estoy de acuerdo, y no a partir de su comentario, sino mucho antes de que él lo dijera, pero a partir de su comentario me quedó sonando más en la memoria y es como nace este artículo.
El programa de Lavaud trata, como lo han hecho otros tantos programas, de descubrir y mostrar un poco la realidad detrás de la apariencia del entrevistado, verbigracia, “Intimo con Osmelia” con Osmelia Díaz Granados y “Voz en Off” donde se encuentra solo el entrevistado con un voz en off, como es el nombre del programa, para mencionar solo dos de los más recientes, ambos transmitidos por Canal i.
Esto también me llevó a pensar en la tan celebre frase del escritor inglés W. Shakespeare, “Ser o no ser, he ahí el dilema” y analizando la frase encontramos que en tan lacónico pensamiento se encierra toda una corriente filosófica que enfrenta al hombre consigo mismo, yo no se, que tanto será lo que analizarán los estudiosos y las cátedras en las escuelas y universidades de Estados Unidos acerca del personaje y su psicología , más allá de su obra en si y lo trágicas, cómicas o dramáticas que pudieron ser, y tampoco se que carga significativa, ideológica o filosófica pudo tener en su momento para Shakespeare en realidad la mera frase, a pesar de que muchos encuentran como un claro ejemplo de existencialismo ese soliloquio donde el personaje del príncipe Hamlet utiliza «ser» para aludir tanto a la vida como a la acción y «no ser» en tanto que muerte e inacción.
Pero no vamos a centrarnos en este artículo en el análisis de Shakespeare, sus obras y sus personajes, sin embargo, si vale la pena investigar y detenerse un poco en la consideración de algunos análisis hechos posteriormente sobre algunos aspectos de su obra, esto para luego dar con nuestra propia interpretación y análisis de lo que aquí nos trae y adecuando la frase escrita probablemente entre los años 1599 y 1601 a nuestro tiempo y nuestra realidad actual, con todas las consideraciones que esto significa, tales como la estructura dramática, el lenguaje y la política de la época por ejemplo.
De modo que haremos nuestro propio y nuevo desarrollo de pensamientos a partir de “Las cosas no son como son, las cosas son como somos” de Carlos Fraga, y “Ser o no ser, he ahí el dilema” de William Shakespeare; podríamos hacer incluso un análisis comparativo, aunque no basado en consideraciones técnicas o de carácter investigativo, literario o lingüístico, sino más bien, de consideraciones adaptadas a nuestra realidad actual como ya dije y dar un enfoque y una visión personal de lo que para cada uno de nosotros contienen estos pensamientos, y qué de ellos, encontramos en nosotros y en nuestro entorno, a manera de descubrir un poco que creemos que somos, que somos y que pretendemos ser, o visto de otro modo, que aparentamos, cual es nuestra realidad y cual es nuestro futuro más inmediato.
Si partimos de la siguiente afirmación “Las cosas no son como son, las cosas son como somos”, nos encontramos con una gran carga filosófica e ideológica que al igual que en la duda de “Ser o no ser, he ahí el dilema”, nos enfrenta a nosotros mismos y he allí la carga de su significado, que cuando lo profundizamos, por ejemplo podríamos pensar, si las cosas son como somos, esto quiere decir que dependerá de mi forma de ser será el ser de las cosas, y del mismo modo las cosas tendrán una apariencia, una realidad y un futuro inmediato, y que si lo vemos desde una mirada holística adquiere su amplitud y profundidad.
Por otra parte, si valoramos que en “Ser o no ser” se encuentra el dilema de nuestra existencia, visto más allá de la vida y la acción o de la muerte y la inacción, y más bien lo apreciamos desde un punto de vista aún más crudo y reflexivo, nos enfrenta con nuestras dudas, nuestras verdades, nuestras mentiras, nuestros secretos, nuestros temores, nuestras indecisiones, nuestras indefiniciones y nuestras intenciones; lo que nos enfrenta a su vez a la búsqueda de respuestas ante el dilema de ¿si somos o no somos?, entre la apariencia y la realidad donde surge la duda, la verdad y la mentira, de ¿qué somos y qué no somos?, entre la apariencia y la realidad donde se encuentran el secreto y el temor, de ¿qué queremos ser y qué no queremos ser?, entre la apariencia y la realidad donde está lo que tenemos y lo que necesitamos donde se encuentra la indecisión y la indefinición y lo que nos define el futuro, y finalmente volvemos al “Ser o no ser” donde «ser» alude a lo que soy, a lo que tengo, a lo que doy y a lo que intenciono, y nos enfrenta a nuestra apariencia, a nuestra realidad, al presente y al futuro, y «no ser» en tanto que a todo lo opuesto, es decir, a lo que no soy, a lo que no tengo, a lo que no doy, y nos enfrenta una vez más a la apariencia y a la realidad pero ahora al pasado; y es cuando todos estos pensamientos nos enfrenta a nosotros mismos, y logran perturbarnos y exigirnos respuestas que deberíamos saber encontrar porque la exploración es interna y personal.
Finalmente, quizá siempre persista la duda, y es por ello, que tanto “…las cosas son como somos” y “Ser o no ser…”, son dos pensamientos tan intensos, tan profundos, tan actuales y tan difíciles de enfrentar como de resolver…
A partir de allí surge mi pensamiento y mi propuesta, que es quizá otra manera de enfocar las cosas y el como somos, y nos plantea la opción de ser o no ser, detrás de un enfoque que no es nuevo pero que si debe renovarse, y eso es, tratar a todo el mundo como queremos que todo el mundo nos trate a nosotros, porque se basa en una ideología que nos enfrenta una vez más con nosotros mismos y nos sacude al hacernos dar cuenta casi de inmediato de como estamos tratando al otro, que tanta tolerancia somos capaces de tener con respecto a cualquier postura, que tanto respetamos al otro, que tanto estamos dispuestos a ceder, a ofrecer, a dar, a negociar, a escuchar, a flexibilizarnos, porque caemos en un ejercicio de empatía pura, donde me desdoblo y soy capaz de empezar a desarrollar esa visión de percibir al otro como a mi mismo, de reflejarme en la otra persona, de verme desde fuera, y eso pudiera hacer lograr que yo trate al otro como si de mi mismo se tratara.
Partiendo además del principio de que, donde se busca una solución es porque se percibe un problema, es de donde surge esta idea, como una necesidad urgente de devolverle al venezolano esa empatía que en muchos casos ha perdido por completo por el otro, y ante el hecho de que estamos llegando a un punto en el que el concepto de seguridad personal y valoración de la vida ya no son siquiera una ilusión en casi ningún lugar y en casi ningún termino, y habrán como en todo conjunto de individuos que conforman una sociedad, quienes estén de acuerdo y quienes no con esta percepción o esta presunta realidad, pero en todo caso, frente a una empresa que busque y que emprenda una labor a favor de la búsqueda y el desarrollo de la sensibilización, la generación de conciencias, la convivencia humana, la reflexión, la auto búsqueda valorativa y de la empatía hacia el otro, no hay mucho espacio ni tiempo para todo lo que sea contrario a su propósito, solo que sea por el hecho de combatir del mejor modo todo lo opuesto a la consecución de sus propuestas.
Pero todo ello, no se queda solo en un pensamiento y una reflexión, porque sino no tendría un sentido completo ya que no lograría palparse en la realidad, por lo que debe dar como fruto inicial un marco de acción, pero obviamente, como en todo proceso complejo, no es una tarea fácil ya que dicho sea de paso, no todos los resultados de estás reflexiones y auto evaluaciones van a resultar en valoraciones y aspectos siempre agradables y que queramos aceptar y reconocer, ya que en las reflexiones más profundas también nos toparemos con nuestro lado oscuro, o con nuestro lado Escila y Caribdis, como prefiero llamarlo para dejar de estigmatizar lo oscuro, donde se encuentran nuestras frustraciones, perversiones, desviaciones, aberraciones, incoherencias y miserias, y en ese terreno, muchos serán los que no se atrevan a seguir adelante e incluso no permitirán que tampoco los demás lo hagan.
Ahora bien, el lado positivo de atreverse, es en principio el valor que requiere el enfrentarnos a nosotros mismos y aceptar lo que encontremos, pues estaremos aceptando el problema, si esa fuera la percepción que quisiéramos darle, y al asumirlo nos encontraremos de forma automática ante la búsqueda de una solución, al menos en las mentes de mayor madurez, allí empezaremos a enfrentarnos a nosotros mismos, cosa que muy generalmente y en la mayoría de los casos es lo que a toda costa intentamos evadir.
¿Ser o no ser? ¿Ser o no ser apariencia? ¿Ser o no ser realidad? Es ciertamente un gran dilema, sobre todo ante una sociedad contemporánea que quizá lo primero que ha aprendido a hacer es a juzgar a priori, a valorar en exceso y primero que nada la apariencia, a considerar el éxito como la posesión de más dinero y de más cosas y la tenencia de más poder, una sociedad donde la regla es ocultar, temer, mentir, no importarnos, el lucro propio, lo mío, no hacer nada, la queja sin aportar; encontramos que quizá es entonces razonable que a su vez surja la duda, la confusión, la indecisión, la indefinición y la mala intención, en fin, el resultado es que pareciera que la apariencia y el no ser se han convertido en nuestra realidad, que los antivalores se hubiesen instaurado como validos en nuestro cerebro y la honestidad hubiese perdido toda garantía y terreno, pareciera que la tendencia es hacia una negación total del ser.
Vale decir, que nuestra búsqueda debe ir orientada a conseguir y a corregir posturas y concepciones ante nosotros mismos primero que nada y así luego hacia los demás, por lo que esas posturas no deben estar dirigidas a una actitud y un ser de formalismos, maniqueísmos o hipocresías, en otras palabras, dar lo que de verdad tenemos, sentimos y pensamos de manera plena, real y sincera con la intención que nos mueve genuinamente, esto es, tratar a todo el mundo como queremos que todo el mundo nos trate a nosotros.
Ello no quiere decir, de modo alguno, que vayamos a eliminar de nuestras vidas nuestras dudas, verdades, mentiras, secretos, temores, indecisiones, indefiniciones y malas intenciones, y tampoco nuestras frustraciones, perversiones, desviaciones, aberraciones, incoherencias y miserias, porque al parecer todas ellas se encuentran en la esencia humana y son herramientas que tarde o temprano todos aprendemos y logramos desarrollar y forman de hecho parte de nuestro ser.
Quiere decir, que la tarea esta en aceptarlas como tal, en aceptarlas como parte de nosotros y de nuestro ser, en aceptarlas en los demás y no permitir que ellas controlen nuestra existencia, porque solo así será cuando se conviertan en nuestro dilema, cuando en realidad, lo que forman es parte de nuestras herramientas de vida, esto es, que podemos hacer uso de ellas en algún momento determinado luego de valorar lo útiles y necesarias que pueden ser, aunque dentro de esa valoración, también se encuentran otros aspectos de carácter moral, que deben ante todo y primeramente coincidir con nuestra esencia humana.
De modo que, dejándoles esto, pretendo abrir el debate y la reflexión, la consideración, evaluación y análisis de cada uno y de cada una de ustedes, planteémonos, si las cosas son como son, si las cosas son como somos, si en ser o no ser está el dilema y si vale la pena hacer la prueba y el intento de tratar a todo el mundo como queremos que todo el mundo nos trate a nosotros.
Por mi parte concluyo que, es cierto que las cosas son como somos, en que al tratar a todo el mundo como queremos que todo el mundo nos trate a nosotros estamos aportando y sembrando una semilla que este país nos esta mendigando, y en el caso complejo que se encuentra en el dilema de Ser o no Ser, nuestro lado Escila y Caribdis se encuentra en el No Ser mientras que nuestro lado Luminoso está en el Ser, de manera que al tratar de Ser o no Ser invariable e inevitablemente tropezaremos con ambos lados como en la mitología griega que nos habla de Escila y Caribdis, solo que en este caso de un lado se encuentran Escila y Caribdis y del otro el lado Luminoso, tal como lo describiera el Maestro Yoda en Star War; de allí, que al tratar de Ser o no Ser nos encontremos en un dilema existencial, porque no podemos separar el ser del no ser y viceversa.
Con lo que definitivamente Soy y no soy, es la afirmación y la negación pero no por ello es una paradoja o una incongruencia, pues no debo escoger necesariamente entre uno y otro, porque puedo tener la dualidad, soy capaz como Ser humano de Ser y No Ser en uno solo, dicho en otras palabras, puedo tan perfectamente dudar como tener certeza, decir la verdad como mentir, guardar secretos o develarlos, tener temores y fortalezas, ser indeciso y decidido, estar definido e indefinido, tener buenas y malas intenciones, frustraciones y satisfacciones, somos capaces de tener perversiones, desviaciones y aberraciones pero al mismo tiempo podemos albergar amor, compasión, consideración y empatía, tenemos nuestras coherencias y nuestras incoherencias, y podemos ser miserables y honestos.
Más aún me doy cuenta con este trabajo, que tratar de definir al Ser humano en un concepto que lo defina y lo abarque por completo, es una tarea tan compleja como él mismo, y percibo como un error de William Shakespeare haber tratado de separar el Ser del No Ser, tanto si es visto como vida y acción o muerte e inacción como si es visto como realidad o apariencia; Ser esta dentro de una concepción y No Ser dentro de otra pero ambas pueden y de hecho conviven juntas, ya que el Ser Humano es un complejo ente esencialmente natural contentivo de diversas experiencias, vivencias, pensamientos, sentimientos y recuerdos, que es como yo lo definiría en última instancia.
Y cierro con mi campaña y mi consigna a tratar a todo el mundo como queremos que todo el mundo nos trate a nosotros.