an education

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de entrada dejemos en claro tres cosas:

– esta entrada se ve mejor con fondo negro (ya hice la prueba).
– obviamente me da igual si una película está o no en cartelera a la hora de escribir un post.
– an education es una buena película.

el nombre de la directora no me dice nada, asi que ni la mencionaré (nick hornby, guionista, no me decía nada hasta que lei «otherwise pandemonium», un cuento corto magistralmente escrito). alfred molina muestra una vez más su versatilidad como actor de reparto y reflota la injusta subvaluación de los «feos» en el mercado cinematográfico. sarsgaard juega por su parte el juego del charming freak de una manera impecable (el merito de hornby en la construcción del personaje no puede ser subestimado, of course). carey mulligan es perfecta en su rol de adolescente inteligente y británica y refinada y rebelde y oxford y swinging-sixties-here-I-go-baby-yeah!

an education es una peliculita a la que se le pueden criticar muy pocas cosas desde el punto de vista cinematográfico. quizás por eso me resulta a la vez una película un tanto decepcionante.

el tema principal es obviamente el duro aprendizaje del personaje principal, el desengaño que se convierte en «su educación». ese es el proceso de aprendizaje en el que una nena un tanto arrogante llega a conocer la decepción de la manera mas ruda. incluyendo la decepción de sus padres en su rol protector. incluyendo la decepción sexual, a manera de detalle amarillista. incluyendo la decepción de la persona que «ama» (sarsgaard, el hombre mayor que la seduce a ella y a sus padres a punta de refinamiento, vino, restaurantes, conciertos e historias fantásticas de dudosa veracidad).

el camino disipado que elige el personaje principal es sin embargo el resultado, no sólo de las tentaciones de la vida moderna, sino de la sombría alternativa: el sistema, un retrato casi caricaturezco de una sociedad ultraconservadora.

y aunque las tentaciones son desenmascaradas y la evolución del lado oscuro esta excelentemente retratada, el otro camino se describe con una superficialidad espeluznante. en la película nunca se explora realmente cual es la utilidad de «la educación», más allá de tener un diploma para garantizar tu futuro (económico).

jenny mellor (mulligan) es una muchacha sofisticada, consciente de su perfección adolescente e impaciente por empezar la vida adulta pero el mundo as she knows it no tiene nada que ofrecerle: hemos de recordar que la liberación femenina era un proceso en gestación y el rol de la mujer estaba muy bien delimitado en la correctísima sociedad británica. de ello son ejemplos las profesoras, una colección de correctas damas que jenny fácil e injustamente logra clasificar como inteligentes y tristes seres humanos carentes de ambiciones.

y para ella, que no esta interesada en ese role-model o en ese futuro, «la educación» pierde sentido.

¿por que no sentarse a disfrutar de lo hermosa que es la vida en vez de toda la frustración que representa estudiar y formar parte de esa noria absurda que es «el sistema»?

no se va mas allá. nadie responde su pregunta. de hecho, ella termina por regresar al sistema educativo sin una razón real. solo porque la otra vida, la fantasía sibarita, resulta ser una ilusión, una falsedad. pero de haber sido sarsgaard un carajo con plata de verdad, la carajita se habría pasado el resto de su vida útil echada en una piscina en Saint Tropez. no se nos da una razón para optar por recibir una educación, salvo la reducción al absurdo.

y aca perdió «alguien» (escritor, director, productor, quien sea) una oportunidad de oro.

la razón, para mi, es simple: ella podía disfrutar de lo hermosa que es la vida gracias a «la educación» que había recibido. «la educación» no es sólo un sello que dice «este carajo esta capacitado para hacer esto y devengar tal sueldo». «la educación» es nuestra herramienta para ser felices, también.

no podríamos apreciar un libro o una película (sin monstruos ni explosiones, claro está) si no hubiéramos tenido una educación que nos apoyara a la hora de entender referencias o incluso el idioma en el que nos hablan los personajes. no podríamos disfrutar de la música, de la pintura, de París, si no tuviéramos una educación que nos hubiera ayudado a disfrutar de la música, la pintura o de París… una educación que nos hubiera informado que París o el Guernica o la séptima sinfonía de Beethoven existen.

hay belleza que disfrutamos de una manera innata. empezando por el sexo, la sonrisa de un bebé o un atardecer en la playa. hay belleza que aprendemos a disfrutar de una manera informal. el baile, la joda, el deporte, qué se yo… pero nuestro espectro de belleza se amplía aún más gracias a nuestra educación formal. y con ello, se amplían nuestras razones para ser felices: abandonar «la educación» es acordonar nuestras posibilidades de ser felices.

y eso era para mí el núcleo de toda la película y me decepcionó un poco que se quedara en la superficialidad rebelde de «la educación» como «parte del sistema».

pero bueno, esa es quizás la consecuencia de que «an education» parte de un recuento (real) en primera persona de la vida adolescente de una periodista británica. muy probablemente el drama de ser decepcionada por todos los adultos que la rodeaban era demasiado como para sentarse a pensar, en medio de un allegretto de Ravel, «que de pinga que estudié musica, porque si no, ya me habría dormido».

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