¡Ay, comandante! ¡Hasta en la hora de tu muerte serás un canalla!
Con esto no quiero decir que te estés muriendo. Dios no lo quiera. Yo soy el primero que quiero que vuelvas al país, gordo y rozagante como te ví la última vez que saliste en televisión.
Acá te necesitamos, para que la crisis continue, contigo y sólo contigo, pues es esa nuestra lección pendiente; entender que somos nosotros, los venezolanos, los responsables del entuerto. Debemos comprender que tú eres solo una consecuencia, no la causa, y que, por encima de todo, eres el espejo donde se refleja eso de cada venezolano que nos mantiene en crisis. Tu eres nuestra esencia, la versión masculina de Lila Morillo.
Todos tenemos nuestro autoritario interno. Todos creemos lo que los demás deben hacer para que la cosa funcione. Nosotros no aceptamos la diferencia y no comprendemos que la sociedad funciona mejor cuando es plural, abierta, mixta, heterogénea. Nos encanta engañarnos pensando que somos solidarios, cuando en realidad lo que hacemos es premiar a aquellos que se comportan como niños obedientes y rechazar – negar nuestro amor – a quienes buscan diferenciarse, desarrollar su individualidad más allá de las expectativas sociales. Somos como tú. Eres como nosotros.
¿Viste? Eres un venezolano más, de carne y hueso; uno más del montón, de este montón que juega a ser un país llamado Venezuela. Por eso te necesitamos en tu hablar desatinado y arrogante; en tus ideas locas y desaforadas; en tus cambios repentinos de rumbo y de humor. Necesitamos ir más profundo, profundizar la contradicción ¿no es ésta, de acuerdo a tu ideología, el motor del cambio, lo que mueve a la historia?
Te queremos de vuelta para continuar la clase. Y si es que el Altísimo ha decidido llevarte a su seno – ya va, esto no cuadra con el materialismo histórico… bueno, que importa, somos venezolanos – deberías darnos la oportunidad de ver cómo te consumes; como te enflaqueces y debilitas; cómo envejeces; como mueres como cualquier mortal.
Pero no, hasta en tu muerte piensas primero en tí mismo, en ese lugar en la historia que deseas ocupar. Hasta en la hora aciaga de tu muerte quieres jugar a ser un mito vivo, aunque la caida ya sea contundente y estrepitosa: de 1984 de Orwell, estamos ahora en La Guerra de los Mundos de Wells. ¡Lo que nunca ha podido hacer la oposición, resulta que ahora lo hace un microorganismo! ¿Cuál de esos será nuestro Libertador? ¿un hongo, un alga, un virus?
Ya me imagino a tu círculo cercano, esos codependientes que te siguen en tu delirio; preocupados, pensando cómo hacer para los signos de tu desgaste no salgan a la luz pública. Te imagino implorando con un hilo de voz, rogando para que, «por el bien del pueblo» no te vean en el estado en el que te encuentras. «No podrían soportarlo». Y tus lacayos creyendo la fantasía, poniéndonos a nosotros en el lugar de los estúpidos que necesitan de un caudillo porque no saben cómo convivir y desarrollar la estructura política y simbólica – un país que le llaman – que nos permita existir en armonía. Quién lo diría, de clásicos de la literatura, ahora la situación es la misma que en el documental de Banksy, Exit Through The Gift Shop.
En parte tienes razón, un pueblo que cree que eres especial e importante – esa especie de Bolívar redivivo que continuamente insinuas – es razón suficiente para que juegues con nosotros, exactamente como lo hace Thierry Ghetta con el mundo del arte. Eres nuestro «Mr. Brainwash» y por eso te escribo esta nota de «Mejorate Pronto», la cual es, a la vez, una predicción que expone el mal que con tu muerte, Dios no lo quiera, nos vas a dejar.
¿Por qué si nos hablaste hasta de tus diarreas ahora no podemos verte postrado? ¿Por qué sí tenemos imágenes de Fidel, incluso de Simón Bolívar en sus momentos más vulnerables? Ah, claro, ellos ya se tienen ganado su puesto en nuestra memoria colectiva. No importa cómo mueran, cómo los imaginemos, dejaron ya un legado que servirá de contrapeso a cualquier imagen disminuida que circule por internet o nuestras mentes.
¡Vuelve comandante, no seas cobarde! ¡Vuelve comandante que aún no hemos colapsado! Tienes que continuar tu proyecto, nuestra lección, y recibir las consecuencias apropiadas para tus actos.
No puedes irte ahora, comandante, porque entonces serás un santo. El pueblo, idiota, te llorará y te colocará en un pedestal de pura idealización. «el que pudo haberno llevado a lo bueno», «el que lo intentó» y demás ridiculeces que vienes sosteniendo desde que te hicieras famoso.
Este es el meollo del asunto. Tu desaparición repentina y, Dios no lo quiera, una muerte sin imágenes de cómo te consumes, va a dejar un hueco que no sólo es irremplazable, sino que se llenará con esas fantasías que has cultivado mediáticamente con tanta dedicación.
¡Eres un canalla Hugo Chávez, hasta tu muerte la tienes pensada! Bien sea que retornes triunfante o que te vayas sin dejar fotos, yo desde ya me hago una promesa para honrarte como te mereces: pintarte de mil maneras, con imágenes prontas a la hora de tu muerte; flaco, huesudo, asustado, escupiendo flema verde y sangre.
Promoveré una escuela dedicada a honrar esos instantes y la llamaré La Comunidad Internacional de Artistas (la CIA, lindo, ¿no?) y, por supuesto, abogaré para que tus estatuas y estampitas sean colocadas en el lugar apropiado de la santería venezolana: en la corte malandra, por supuesto.
Aquí dices unas cuantas verdades, grandes. Muy bueno, saludos
Vergación. Me encantaron todas y cada una de tus palabras. Mi frase favorita: «¿Por qué si nos hablaste hasta de tus diarreas ahora no podemos verte postrado? ¿Por qué sí tenemos imágenes de Fidel, incluso de Simón Bolívar en sus momentos más vulnerables? Ah, claro, ellos ya se tienen ganado su puesto en nuestra memoria colectiva. No importa cómo mueran, cómo los imaginemos, dejaron ya un legado que servirá de contrapeso a cualquier imagen disminuida que circule por internet o nuestras mentes»
Recordemos que este ciudadano lo que más detesta es la democracia que lo parió. Por que él no es más que eso: un ciudadano más. Por que ni héroe es. Tuvo su momento y no lo aprovechó.
Salud por este post. Recomendado vía tuiter y caralibro.
La verdad he pensado lo mismo sobre una muerte prematura de Chávez. A veces deseo que no sólo se recupere de su supuesto cáncer, sino que además gane las elecciones presidenciales de 2012 para que se enfrente con el desastre que él mismo lleva adelante desde 1999. Creo que sería más justo para la historia ver caer a Chávez por su propio peso que por culpa de una enfermedad. Mucho más justo.
Dios te dé el doble de lo que deseas…