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El Robo

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Solo unas horas más de lucha separaban a Laura de su meta. Por ser personal de confianza la dejaban trabajar hasta tarde, su jefe una detestable y miserable mujer, se iba temprano tranquila por que los esclavos hacían todo el trabajo. Pero Laura estaba segura de que de todos quien la pasaba realmente mal era ella misma. Tenia que lidiar con ella todo el santo día.

Por eso se consolaba pensando en que demonios iba a hacer esa estúpida cuando la policía viniera o cuando no encontrara absolutamente nada en su amada tienda. Le preocupaba un poco a quien responsabilizarían por el desastre, siendo ella misma la primera persona a quien le preguntaría entre gritos y alaridos desesperados:

-¿Que pasó con mi tienda? ¿Donde estabas cuando paso esto? ¡Me arruine! Acto seguido comenzaría a gimotear y a lamentarse. Alternativamente vendrían olas de llanto y de ira, buscando desesperada a quien culpar.

-¡Me robaron malditos! Este país es una mierda todos son unos ladrones. Esto lo gritaría delante de todos los asustados empleados, porque era la confirmación para ella de que efectivamente no puedes dar trabajo a nadie pues apenas te descuidas te roban.

-¡Arrastrados resentidos! Que nunca han tenido nada bueno en la vida y cuando ven que una si, se mueren de envidia.

Caería al suelo llorando con verdadero dolor: ¡Se llevaron mis alfombras persas, las maletas Louis Vuitton, hasta el papel higiénico del baño, desgraciados!

Acto seguido ufanándose de sus múltiples contactos y amigos influyentes asustaría al publico presente diciendo que lo encontraría al maldito ladrón para que mínimo le dieran cadena perpetua.

En este punto a Laura le preocupaba como iba a hacer para contener la risa y seguir con cara de tragedia, apoyando el clamor de justicia de esta estúpida mujer. Seguramente pasaría ese día trayéndole café, te, otra vez café, no. Mejor chocolate para la depresión.

También la asistiría haciendo llamadas telefónicas por ella por que de los nervios no sabría ni usar el teléfono.

Al llegar la policía, seguramente les recriminaría el haber tardado tanto ¡Yo pago su sueldo señor! El policía pondría ojos en blanco y comenzaría a hacer su trabajo. Mientras tanto la suspicaz mujer la empujaría, a que revisara quien estaba presente y quien no. Además querría que nadie se moviera del lugar del crimen, todos eran sospechosos.

Mortificada por que todos los dueños de los locales vecinos seguro vieron todo el espectáculo que acababa de dar; e ignorando sus risas de satisfacción por su desgracia, me llamaría aparte para verificar:

-¿Donde estabas anoche?

-Me llamaste para que fuera a tu casa a recoger a Lalo, dijiste que lo veías raro y que lo llevara al Vete, cerré aquí me lo entregaste y me luego fui al consultorio. Luego de que lo examinaron te llamé desde ahí mismo para decirte que el vete había dicho: que Lalo no tenia nada. Entonces te lo puse al teléfono y ordenaste que le hicieran todos los exámenes. Así que espere a que me dieran los resultados. Ya eran las 12 de la noche cuando te lleve a Lalo a tu casa. Estacioné el auto y subí a mi cuarto.

Laura vivía en un cuarto que su Tía /jefa le había alquilado a precio de suit de hotel 5 estrellas.

Mientras ella escuchaba mi coartada con los ojos entrecerrados buscando un hueco en mi historia, vendría el policía con cara de haberse reído hasta llorar.

-Señora.

-Señorita, ya ni la autoridad respeta a los ciudadanos decentes, se quejó.

-Ya encontramos todo lo que se llevaron de su tienda.

-Es lo menos que podían hacer, para eso les pagan, ¿Donde están mis cosas? preguntó en el tono mas insolente que pudo. El policía iba a contestarle pero ella no lo dejo.

-Laura busca rápido el inventario de la mercancía, -mirando al policía- Y ojala que no falte nada.

-Tía, se llevaron hasta los archivadores, y la computadora también,no tengo el inventario. La mujer se quejaría y volvería a preguntar fuera de si: ¿Donde están mis cosas?

-Las dejaron ahí en el callejón trasero….Ella irrumpió en una carcajada que retumbo todo el centro comercial. Dijo que seguramente los ladronzuelos de poca monta no pudieron llevárselo todo pues seguro algún vecino vio cuando sacaban las cosas y dio aviso a la Policía:

-No señorita, no se recibió ningún llamado anoche….pero ya ella iba escaleras abajo a ver como se salvaba su negocio. Mientras caminaba miraría con desprecio a los vecinos y diría en voz alta: No ha nacido la persona que pueda perjudicarme a mi. No pueden conmigo.

Todos correrían detrás de la miserable mujer y entonces Laura cuando ya estuviera llegando a la salida trasera del centro comercial escucharía un grito doloroso:

-!No¡

Laura apuraría mas el paso y vería algo que había visualizado en su mente por mucho tiempo. Primero la patrulla con todas sus luces encendidas, lo que le daba un toque festivo a la ocasión, luego dos Policías tratando de poner cara de seriedad y mirando al final del callejón. Detrás de la patrulla muchos vecinos y mirones, escucharía a una mujer decir:

-Antes logre sacar unas carteras muy bonitas, mientras otra mujer la escuchaba y se tapaba la boca para reír muy bajo. En ese momento cuando cambiara la dirección del viento olería el aroma.

Unos podrían decir que solo era humo, pero para Laura era el aroma de la satisfacción y mirando como todos hacia el final de callejón se acercó a ver.

En el suelo gimiendo y dándole puñetazos al asfalto, estaba la miserable mujer. Y frente a ella una montaña de cenizas, muebles quemados, telas carbonizadas, reconoció la computadora aún humeando. Las paredes del fondo y hacia los lados del callejón estaban

ahumadas y dedujo que las llamas habrían llegado muy alto. Ahora que estaba mas cerca del desastre pudo oler las velas aromáticas derretidas ya. Eran de las relajantes y pensó que para que la miserable mujer se relajara justo ahora habría que poner a arder un contenedor entero de velas.

-Maldita gente ¿como nadie vio el fuego? Nadie llamó a los bomberos !Laura¡

-Dime tía aquí estoy.

-Llama a la compañía de seguros. Ellos responderán por todo, no, mejor llama a mi agente de seguros que venga ya. ¡Muévete idiota!

Gritaba las ordenes desesperada. Laura tomo su teléfono y busco el numero del agente. Este contesto y dijo que llegaba en 15 minutos. Después de que se lo comunicó a su Tía, se distrajo un poco mirando la montaña de cosas quemadas y tratando de reconocer algunas cosas. Vio un bidón de gasolina aún en el lugar, y más allá las alfombras persas humeando y completamente negras. Se asombró de la resistencia de esas alfombras y apostó que ellas solas habían recibido un buen chorro de gasolina. Aún así la tela se veía chamuscada, pero no se habían convertido en cenizas, como el resto de las otras telas.

Uno de los policías se acercó a ella y le dijo:

-Ya vienen en camino unos técnicos de los Bomberos. Aunque ya no hay nada que apagar vienen a hacer un informe donde conste que el fuego fue provocado y otras cosas…el policía la miraba con pena y a la vez con una especie de complicidad.

-Oh gracias. Eso lo pedirá la compañía de seguros, eh Señor disculpe a mi Tía por ser tan irrespetuosa, no la esta pasando bien hoy…el policía la miró y una secreta sonrisa que se adivinaba en su mirada dijo:

-Créame, ya estoy compensado por eso…le echó un rápido vistazo a la miserable mujer que ahora arremetía con insultos hacia una de las vecinas que estaba mirando todo.

-Bueno, ¿por favor podrían quedarse ustedes un rato más? Es que temo que se forme un lio entre mi Tía y los vecinos -miró hacia donde la miserable mujer embestía contra una señora en bata y trataba de halar el cabello de la señora.

El policía trató de ahogar la risa con una fingida tos.

-No se preocupe aquí estaremos hasta que se vayan los técnicos de los bomberos.

-Gracias.

El policía iría entonces a apoyar a sus compañeros para quitar de encima de la vecina a la furibunda mujer. Pensó que la sobrina era una muchacha muy educada y serena, todo lo contrario a este contenedor de hormonas alteradas que era su tía. ¿Se vería mal si la invitaba a salir? No hoy claro, pero tal vez otro día…

En eso llegaría el agente de seguros con cara de querer estar en cualquier otro lugar excepto ese. Atender a esta odiosa mujer era un castigo inmerecido, sobretodo porque no tenia buenas noticias. Habiéndose reunido hace dos días para almorzar y para pagar la cuota correspondiente, el mismo le había advertido que era mejor que fueran a un banco a pagar directamente en vez de con un cheque pues ya estaba en los días del vencimiento de la póliza. Ella se negó porque tenia otros asuntos y le dijo que estuviera tranquilo pues fondos era lo que sobraban en sus cuentas. El agente dio por concluido el asunto y se fue a atender otros clientes.

Pero ese día al recibir el llamado de la sobrina, solo por precaución revisó el estatus de esa póliza antes de salir…y la encontró vencida y con pago pendiente. La neurótica mujer no tendría su indemnización, por lo que pronosticaba un buen jaleo para los próximos minutos.

Laura sabia muy bien lo del seguro, sólo tendría que fingir sorpresa cuando llegara el de la aseguradora, hasta ese momento todo estaba saliendo bien y su escape y desaparición dentro de tan sólo unos momentos le pondría un buen final a todo este asunto.

Pensó que muy pocas veces los miserables tienen su merecido, generalmente mueren de viejos y podridos en su dinero y lujos. Esta era una de esas pocas ocasiones en el tiempo en donde las cosas funcionaban como debía ser. Karma, castigo divino? Nada de eso se dijo.

Para que una cosa como esta que estaba pasado se diera, sólo hacia falta la actitud adecuada. Decir “ya es suficiente” y comenzar a actuar. Si hubiera sabido antes todo lo que sabia ahora las cosas no habrían ido tan lejos. Pero ella no tenia forma de saber hasta que punto su tía se había granjeado tantos enemigos, ni que le harían esa propuesta genial. El día que oyó esta idea había sido el mejor en mucho tiempo,ahora estaba contenta, satisfecha, y un poco ansiosa por todo lo que se avecinaba: Un viaje muy largo, una nueva vida ¿Que sería lo primero que quería hacer cuando llegara a su nuevo hogar? Se vio tomándose una Guinnes y brindando por las buenas ideas.

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