El utilitarismo Singeriano acució en algunos países del primer orden una ola de aprobación y de rechazo. Por ello, creo pensar, que el filósofo goza, hoy día, de una influencia y exposición mediática que pertenecen más a las celebridades de la música y la televisión.
En el año 99, Peter Singer sostuvo en Francia que la eutanasia y el infanticidio como recurso eran necesarios ante personas completamente discapacitadas. Su declaración se hizo eco en algunos países como Alemania, Suiza, y Austria, alegando éstas que la intensa exterminación de los nazis por preservar una raza superior, recordaba a los silogismos inaceptables del australiano. Ardió una parte de Europa.
¿Es el feto una persona? ¿Somos asesinos al terminar la vida vegetal de un individuo? ¿Es la zoofilia un acto de aberración, o por el contrario, una variante copulativa que debiese ser aceptada siempre y cuando el animal no sufra? ¿Podemos erradicar la pobreza extrema? Todas estas interrogantes a lo largo de su vida, Peter Singer las ha estatuido en su amplia bibliografía; todos temas fundamentales que causan el vértigo de algunos aparatos morales como la iglesia. Tanta polémica ha servido, al menos, para trasladar a la realidad social un debate que en muchos casos se hubiese empolvado en aburridos libros universitarios.