Hoy cumples 444 años Caracas, la ciudad en la que vivo, la que me adoptó con reservas, la que aún no sabe si escupirme o tragarme, pero no te culpo, yo tampoco sé si amarte u odiarte.
Caracas, tienes muchas deficiencias, eso no es un secreto para nadie, pero en medio de todo ese caos, las motos, el smog, la gente agresivo-defensiva escondes otra Caracas, donde abundan los actos culturales, la diversidad y las oportunidades. No tienes medias tintas, me tomas por el cuello hasta casi asfixiarme para luego soltarme y besarme en la frente con ternura, me aíslas en un rincón y te burlas de mí para luego llevarme de la mano y hacerme conocer personas maravillosas. Sí, eres una bitch temperamental y asquerosamente encantadora, Caracas demoníaca.
Cuando me vaya de aquí suspiraré al recordarte y me sentiré aliviada porque ya no siento tus botas en el trasero. Piensa lo que quieras de mí, Caracas cruel, has hecho de mi vida un infierno y un paraíso y no es tu simpatía a lo que aspiro, pero hagamos un trato, seré gentil contigo, no te ensuciaré, le sonreiré a tus nativos y a tus adoptados, seré una buena ciudadana y soportaré con estoicismo tus patadas en el derrière, pero tu seguirás con tus actos culturales, trayéndome esa gente maravillosa que me has traído hasta ahora, con tus atardeceres y con tu Ávila arropado de nubes, total aunque tú creas que me estás mordiendo el ánimo, te participo, Caracas, que yo en este trato, siempre salgo ganando.