Tres años lejos de Venezuela

17
1174

El 31 de julio de 2008 a eso de las 5 de la tarde hora de Venezuela, el agente de migración en el aeropuerto de Maiquetia sellaba mi pasaporte y me indicaba en que puerta debía abordar el vuelo de Lufthansa que de no estrellarse daría paso a mi nueva vida. Se podrán imaginar lo dificil que puede resultar ese paso en el que dejas todo lo que conoces y saltas a un mundo nuevo. Un joven no muy ágil en el arte de tender la cama, con poca experiencia lavando ropa, sin ninguna experiencia previa viviendo solo asumía ese reto por la necesidad de buscar algo que hasta ese momento no había podido encontrar en su país. En realidad mi partida de Venezuela había sucedido muchos anios antes de ese momento en el que simplemente se concretaba un proyecto. Yo nací en una familia clase media venezolana de esas familas que quedaron marcadas por la conquista. Una familia en el limbo desde le punto de vista espiritual, con una serie de valores, costumbres y hábitos que parecian contrarios a esa Caracas de los ochentas donde yo comenzaba a mudar mis dientes. Yo entonces me crié como si fuera un extranjero en mi propio país, pues los valores que se me estaban inculcando difícilmente podría yo observarlos en las calles. Me enseniaron que había que ser puntual en una sociedad que hasta el cine comienza tarde. Me inculcaron que había que ser honrado y al poco tiempo tuve que incluir en mi vocabulario los modismos “guiso, chachullo, una tajada, por la plata baila el perro, tengo un contacto, etc”. Me enseniaron que había que ser caballeroso y bueno ya todos sabemos los problemas que eso me ha traido. En fin, yo estaba en una sociedad en la que la gente se burla del que llega temprano, si quieres hacer las cosas de una manera honrada te tíldan de ingenuo, hay una especie de adoración mitológica por el que hace las cosas por encima de la ley o del sistema. Recuerdo que siempre que yo me quejaba porque no me sentía cómodo ante esas observaciones, la gente me decía que si no me gustaba me fuera del país. Hoy quisiera recordar quienes fueron esas personas que me dijeron eso para enviarles un ramo de flores como agradecimiento por haberme dado el consejo más acertado que se le puede dar a alguien.

Cuando llegué a Alemania aquel día algo estaba mal, yo no me sentía extranio, me sentía aliviado, realizado y feliz porque había tenido el coraje de tomar una decisión que me cambiaría la vida para siempre. Hoy pienso en retrospectiva y es increible todo lo que ha pasado en estos 3 anios. Todo lo que ha cambiado entre aquel muchacho que emprendía por si solo la vida como un proyecto individual y este caballero que escribe hoy estas lineas. Ahora aprendí a tender la cama, a lavar la ropa incluso con suavizante y ahora me parecería dificil no vivir solo. Es increible cuando pienso en como yo me sentía en Caracas y como me siento aquí y me siento triste ocasionalmente porque no extranio las cosas que otros amigos que están en el exterior extranian. Estoy seguro de que vivir en el exterior debe ser mucho más dificil de lo que para mí es.

Muchos podrían argumentar que eso sucede porque no tengo identidad nacional. Pero con respecto al sentimiento de identidad nacional o de identificación con lo tuyo (lo que sea que eso signifique), Alemania también ha hecho que encuentre yo dentro de mí ese algo que me hace venezolano. Uno desde que llega recibe una serie de nombres como inmigrante, extranjero, foráneo, forastero, etc. Con el paso del tiempo cada vez que conoces a alguien hay solo dos cosas que no cambian, tu nombre y de donde vienes. De resto, puede que hoy estés estudiando algo y ya maniana no, puede que presentes a una chica como tu novia y ahora tienes otra. Tal vez tenías 24 cuando llegaste y ahora 27. Lo que si se mantiene en el tiempo es decir mi nombre es Jesús y vengo de Venezuela. Curioso además resulta que la gente eventualmente no dice que eres extranjero por ser políticamente correctos sino que por el contrario se refieren a tí como «el venezolano».

Hablas con otros latinos y se burlan de tu acento, de tus palabras, de tu “cantaito”, entonces te comienzas a sentir que definitivamente tienes un grupo si antes no sucedía. Paradójicamente en Alemania adquirí esa venezolanidad que no tenía antes, incluso ahora mis compatriotas me acusan de ser chavista (eso lo abordaremos en otra nota). Adicionalmente sin querer uno se convierte a veces en el payaso de circo en las fiestas de esta gente porque uno sabe bailar y porque uno actua de una manera bien peculiar. Pues terminé en Alemania dirigiendo coreografías de merengues, El meneito, de La Macarena y de cualquier otra canción que como dice mi amigo de México delata tu código postal irremediablemente. Han pasado tres anios y no he logrado perder esa naturaleza digamos exótica (por falta de un adjetivo más adecuado) que hasta cuando voy trotando por las calles la gente nota que soy extranjero. Cuando vaya a Venezuela mis amigas se llevarán una sorpresa por los pasos de salsa que he aprendido en Alemania, que antes no sabía. Mis lectores e interlocutores venezolanos se quedan perplejos ante la riqueza de vocabulario que he adquirido en Alemania. Sospechan que algo anda mal en mi cabeza pues aparentemente pronuncio la “s” con más empenio que antes. Todo eso es el resultado de ser el extranjero por todo este tiempo, uno afina, pule, perfecciona y moldea el “yo” para no perderse en esta complejidad intercultural.

He pasado tres anios luchando para adaptarme, tratando de aprender como funciona el mundo, como se debe actuar, que es lo correcto y que es lo que no debo decir. Tan minucioso ha sido este proceso de transformación, reflexión y lucha que he logrado ingresar a un grupo selecto de personas en el mundo que experimentan el fenómeno conocido como la tercera identidad. No soy alemán ni nunca lo seré, pero tampoco soy ya venezolano. Hay cosas que me desagradan de ambos lugares, de ambas culturas y hay cosas que me encantan también. Hablo tres idiomas y aunque me expreso más rápido en espaniol, ahora mento madre en inglés, hablo solo en inglés y suenio en los tres idiomas. Hay muchas cosas que solo se decir en alemán y cuando quiero hacer una exclamación en espaniol a veces digo “no chingues wey” de tanto andar con mis cuates mexicanos. Esta aventura ha sido bien interesante, he vivido toda mi vida como turista en los sitios en los que he vivido. La diferencia es que en estos últimos 3 anios no se han retrasado los vuelos, no me han robado la maleta y la habitación del hotel es de mi agrado. Me siento muy feliz con lo que me está pasando y ya no me puedo desanimar, tengo que seguir hasta el final a ver que pasa. Vivo en el medio de 2 culturas, de 2 mundos, de 3 idiomas y por ende he tratado de simplificar mi vida al máximo para poder seguir sonriendo como un orangután.

Con respecto a los demás tambien he notado el cambio. He perdido muchos amigos en este tiempo, he ganado otros nuevos y he desarrollado lazos con algunas personas a pesar de la distancia. Ese creo que es el asunto más interesante de todo esto, sentirme incómodo con respecto a algunos aspectos de ambas culturas tiene serias repercusiones en las interacciones que llevo a cabo con los miembros de éstas. Ese es el reto que tengo ahora, porque mantener las relaciones exige un esfuerzo que para una persona tan extrovertida como yo no debería suponer ningún problema. Mi familia siente un pesar por mi cambio y no hay nada que yo pueda o quiera hacer para detenerlo. Muchos amigos sienten que ya no me conocen y no los culpo, me sucede lo mismo de vez en cuando. Les pido un poco de paciencia porque aunque estoy loco de remate, todavía valgo la pena.

Para celebrar este aniversario sería ideal la combinación de los dos lugares, una cerveza alemana y un paseo a Tucacas pero creo que una cerveza alemana en Tucacas le caería muy mal a uno en el estómago. Así pasa a veces cuando uno intenta combinaciones entre las dos culturas.

Gracias a todos los que me han acompaniado y me van a seguir acompaniando.

Sin más que agregar por ahora,

Jesús H. Pineda O.
31-07-2011

17 Comentarios

  1. yo vivi seis años fuera del pais y tambien mi vocabulario se amplio, ya que cuando uno esta esta afuera se da cuenta que el hogar es el idioma. Lo malo que me paso es que en la biblioteca de la universidad los unicos libros en español eran los clásicos del siglo de oro español, y los leia y releia y cuando llegue, ya nadie comprendía el español que hablaba.

  2. Está interesante tu testimonio, Jesús. Siempre me ha interesado aprender sobre las distintas formas en que cada persona asume la vida en otro país. A 2 años, mi caso es un poco diferente al tuyo. Quizás en parte a que estoy en una sociedad menos rígida que la alemana.

  3. Está muy bueno Jesús. Yo también agradezco de alguna manera ser parte de la diáspora, he aprendido un montón y mi mundo se ha abierto completamente. Cuando veo hacia atrás, me veo con tantas gríngolas puestas. Lo del inglés es fabuloso, vamos, lo de aprender otro idioma. Eso enriquece tanto. Haz tenido suerte de haber caído en Alemania porque créeme que los países latinos son un desastre, estén o no en Europa, jeje.

    Respecto a los cambios, la pérdida de amigos y la ganancia de otros, en mi caso particular algunos hasta me han dicho que ahora les caigo mal porque «he cambiado mucho»… Y la verdad es que a mi me pasa lo mismo (sólo que por educación no lo digo) con ellos, es decir también me caen mal pero por la razón inversa: porque no han cambiado nada. Por supuesto, no creo que esto sea una regla para toda la gente que se queda en nuestro país, pero en el caso de estos «amigos», llegó a desesperarme su pegue, su falta de sentido del progreso, de la curiosidad por ver otras cosas… Se fueron quedando ahí, en la frustración eterna, en el resentimiento con Chávez, con la falta de oportunidades de Vzla, la corrupción, o con quien sea y en los casos más tristes en la mediocridad absoluta: ¡Hasta poniéndose camisas rojas para asistir a su lugar de trabajo!!!

    Esto, por supuesto, en los casos más extremos. Hay otros en los que los veo y me digo: «Qué de pinga, siguen igualítos» jajaj, pero en general, creo que ese concepto que yo estando adentro (y teniendo una formación comunista) apreciaba mucho de: «uno nunca cambiará»; estando afuera se me ha hecho una monstruosidad, un criterio absolutamente perverso, opresor y conservador.

    Bueno, un gustazo leerte. Sería de pinga compilar o dedicarle una serie de artículos a la experiencia de la diáspora ¿puedes creer que Vzla tampoco maneja cifras oficiales de cuántos estamos fuera del país? Insólito.

    ¡Saludos!

  4. Soy venezolana, hija de emigrante y emigrante ahora por razones profesionales. Y por experiencia a los que volvimos a la tierra de nuestros padres es que el que luchó por su país en la dictadura y han recuperado su democracia son los que están mejor hoy dia. Es verdad que aprendes mucho aunque no siempre lo mejor, porque vivo en el país donde el autor vive y comprendo la ilusión de integrarse, pero es ajena a la realidad. Siempre serás tolerado, pero jamás integrado y eso lo ves hasta en el sistema de educación donde los hijos de emigrante tienen poco éxito profesional. Mayoritariamente van a cursos técnicos pero no a cursos superiores.
    No critico a los que se van, pero tampoco a los que se quedan, porque los que decidieron quedarse muchos están luchando con la esperanza de conseguir salir de la dictadura y construir el futuro de sus hijos en su país sin tener que sufrir el estigma de emigrar, de sentirse excluidos, porque al final de cuentas siempre nos recuerdan que no estamos en nuestro país. Aprendes mucho si pero la mayor parte de veces con golpes, ojalá y en un futuro próximo nuestros jóvenes tengan la oportunidad de viajar, de formarse en el extranjero, aprender el máximo pero siempre con las puertas abiertas de su país, con la esperanza que todas esas valiosas experiencias podrán compartirlas en casa.

  5. Los comentarios de La Lupe y vene2011 demuestran cómo la experiencia migratoria es muy particular y cada persona la asume de forma diferente. Considero que ambas visiones son completamente válidas e interesantes. Mi caso se parece un poco más al de La Lupe en términos de lo enriquecedora que ha resultado la experiencia.

    Hasta el momento no tengo ninguna queja de esta etapa de mi vida. He sido tratado excelentemente por los locales, sin ningún tipo de discriminación. He hecho excelentes amistades, a quienes aprecio y respeto, con las diferencias culturales y de idiosincracia que podamos tener.

    Algo que encuentro refrescante es el interactuar en una sociedad que, con todos sus defectos (no es perfecta ni mucho menos), no tiene los niveles de superficialidad y materialismo de la venezolana. Yo me encontraba cada vez más frustrado y decepcionado al ver la cada vez mayor diferencia entre mis valores y prioridades y los de quienes me rodeaban. No quiero decir que por acá no exista materialismo y superficialidad, pero mi percepción personal es que es bastante menos extremo que en Venezuela. Lo cual resulta irónico dado el mucho mayor poder adquisitivo que tienen las personas acá. Mis panas y hasta mi novia me ven con cara de incredulidad cuando les cuento cosas de nuestra sociedad, como lo comunes que son las cirugías estéticas y cómo la vida puede valer literalmente un BlackBerry (te matan si lo tienes, o hasta te matan por no tener uno). Yo creo que en el fondo deben pensar que exagero. Supongo que tienen que verlo con sus propios ojos.

    Pero también he conocido personas que en la misma ciudad y llegando en condiciones similares a las mías tienen una perspectiva como la de vene2011. Al final, pienso que las expectativas, valores y prioridades personales influencian significativamente nuestra iterpretación de un mismo entorno.

  6. Muy cierta y hasta conmovedora la historia de Jesús, yo me acerco más a opinar o a compartir la opinión de vene2011, aunque no concuerdo con eso de “Siempre serás tolerado, pero jamás integrado”, y esto lo digo por el caso opuesto a ser extranjero viviendo en un país que no es el tuyo, es decir, tener amigos extranjeros que viven en el país al cual uno pertenece, yo no he vivido en el extranjero más que un máximo de un mes pero como turista, y ya sabemos que las circunstancias, el trato y la visión es muy distinta a establecerse como un ciudadano más de un país que no es en el que naciste.
    La experiencia que tengo está puesta y vista a través de las experiencias y vivencias de mis amigos en el extranjero, que como todo caso, están llenas de vivencias nuevas, dentro de las cuales hay buenos y malos momentos, y que en la mayoría de los casos terminan quizá con esa tercera identidad a la que se refiere Jesús, porque no terminan de sentirse propios del nuevo país que los acoge, pero tampoco sienten ya que tengan arraigos con su país o sienten que cada vez tienen menos que ver con sus países de origen, en la mayoría de los caso, lo que los mantiene de cierta forma unidos, son la familia y a lo sumo los amigos.
    Los amigos se mantienen, crecen y se cultivan con el contacto, sea bien virtual o real, y es lo que hace que uno no se olvide de ellos y ellos de nosotros, pudiendo más bien nosotros, los amigos que nos quedamos, ir a visitar a los amigos que se fueron y ver, comprender y compartir las nuevas vidas y las nuevas realidades de esos amigos en el extranjero, las cuales no siempre resultan todas en grandiosas y fantásticas, pero son en fin, los rumbos que cada quien decide ir escogiendo.
    Yo soy de los que cree más bien, que uno debe ir contra corriente en el caso de tratar de cambiar las cosas que no están bien en el país donde uno nació, porque a pesar de que valoro y respeto a la gente que ha decidido irse, por equis o por ye, pienso que uno no debe buscar el mejor país para irse sino que uno debe tratar de hacer del país al que uno pertenece un país cada vez mejor. Pero por otra parte pienso que a la final, como seres humanos libres y de libre albedrío, somos seres universales, y el mundo es nuestro verdadero lugar, sin embargo, es necesario que sepamos administrar y distribuir tanto los recursos como a los seres humanos, dicho de otra forma, lo más ideal es que cualquier lugar del mundo sea un lugar ideal para vivir, por lo que, repito, lo fantástico no es poder irse a buscar el mejor sitio para vivir, sino hacer del sitio donde vivimos un lugar cada vez mejor.
    Saludos y afectos para todos esos venezolanos que en cualquier lugar del planeta se fueron un día buscando mejores cosas, especialmente a mis amigos, y ojala que un día sea un sueño volver a sus países, los cuales les ofrezcan ahora ese mismo sueño por el cual un día se fueron.

  7. hola, yo sigo en Venezuela y la verdad me siento como tu¡ como un extranjero en mi propio país, pronto espero solucionarlo como tu lo hiciste¡

  8. Que palabras tan fuertes de leer, pero que ciertas son! De cada 5 amigos que tengo 2 están afuera, experimentando el mismo sentimiento que tu. Y ahora me pregunto, cuando me toca a mi?, porque ciertamente me tocara en algún momento, y que lamentable es tener que decirlo y mas aun, sentirlo. Sentir que estas en tu casa, pero te tienes que marchar, sentir que una reja y alambres eléctricos ya no te protegen, llegar al punto en que cada uno de mis amigos tienen carros blindados… cuando eso era solo para funcionarios políticos de alta importancia para la nación. De mi familia, ya son unos 7 los que se han ido….y estoy segura que poco a poco serán más, incluyéndome.

    Los venezolanos tenemos características únicas que nos hacen diferentes y especiales con el resto del mundo.Yo espero que aunque estén en Alemania, Estados Unidos, Canadá, Australia o Argentina, conserven esas características y dejen el nombre de Venezuela bien en alto. A pesar de que todos sabemos que estamos pasando por una década de caos, estoy segura que pronto se arreglara.

    Saludos a todos.

  9. Cuando te sientes extranjero en el país que naciste, significa que vas a ser extranjero en cualquier parte del mundo. Si es así, es mejor buscar un lugar (o varios lugares) donde puedas vivir tranquilo.

  10. Primero, el coment de arriba no lo escribí yo, soy la de siempre!

    Ahora Jesus yo creo que es genial tu experiencia y entiendo lo que dices de tu propio cambio, en realidad se trata mas de madurar que otra cosa, a mi me parece que el verdadero y real problema en Venezuela es la absoluta falta de madurez del país, todo el mundo se quedó en la época del liceo, todos actuamos cual carajito no importa la edad que tengas. Al irte debes madurar obligatoriamente independientemente de que la experiencia sea buena o mala. Yo tambien me siento extranjera en mi país pero no quiero irme porque no entiendo lo de estar mejor yo y que el resto de mi familia siga igual de mal, si no podemos irnos todo no tiene sentido para mi, alli se me parte el serrucho y vuelvo a lo de la madurez, que te djen o te digan que has cambiado es por eso, tu maduraste y ellos no, La Lupe lo dice claramente, y el dolor esta alli, no entiendes que tu seres queridos quieran seguir viviendo tan mal y que no puedan compartir tu relativa felicidad en otro país, por eso algunos no lo asimilan, regresan. Ya hemos hablado de esto por aqui, el tema irse/quedarse es duro, muy duro, no hay solución, solo sobrevivir!

  11. Felicitaciones, me encanto tu artículo, simplemente genial, por gente como tu es que uno se siente orgulloso de ser Venezolano sin lugar a dudas.

  12. Oye, no es crítica ni juicio, pero a mi tu escrito me produce una desazón metafísica difícil de explicar. Saludos.

  13. Muchas gracias a todos por la acogida que le dieron a mi escrito. Normalmente escribo este tipo de reflexiones de un tiempo para acá y ahora por alguna razón después de ver como mi experiencia ha tocado la vida de algunos amigos cercanos y como he ayudado a muchas personas en su propio proceso, me animé a hacerlo público. Lamentablemente cuando se trata de algo personal como ésto no sabemos que sea lo correcto. Mi proceso ha sido maravilloso o al menos así lo interpreto pero también como todo en la vida tiene su precio. Eso es lo que intenté expresar aquí, no busco decirle a nadie que se vaya o se quede porque no hay soluciones mágicas en la vida. Saludos a todos

  14. Yo ya tengo 15 anios de haber emigrado y las he pasado verdes y maduras. Gracias a todo eso soy quien soy hoy dia. El periodo de adaptacion a una nueva cultura toma tiempo y tambien el factor madurez es un gran aliado en este proceso. Si pudiera regresar el tiempo, sin duda alguna, habria tomado exactamente la misma decision entonces.

  15. «Me enseñaron que había que ser puntual en una sociedad donde hasta el cine comienza tarde».
    Priceless.
    ‘Nuff said.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here