Otro escritor en crisis bloqueado como el protagonista de una fábula moral de los Coen(“Barton Fink”) o de una novela de terror de Stephen King(“El Resplandor”). Pretexto para volver a indagar en la psique del hombre contemporáneo,afectado por la depresión. Argumento clásico renovado por la sensibilidad modernista y nihilista de un director en ascenso,Neil Burger,el mismo de “El Ilusionista”,donde un mago luchaba por sostener su reinado de sombras,hechizos y embrujos, a pesar de los obstáculos de los enemigos y villanos de la historia.
De igual modo,el protagonista de “Sin Límites” encarna muy bien el dilema del libre albedrío en un tiempo de relaciones líquidas y emociones carentes de fronteras. Temas discutidos,en mayor medida, por dos títulos de reciente data, “Red Social” y “127 Horas”, cuyas imágenes proyectaban las paradojas existenciales del narciso del tercer milenio, debatido entre conquistar el éxito a costa de cualquier fin y obtener el ansiado reconocimiento social desde la torre de marfil del laberinto de la soledad,bajo la ingesta de sustancias ilícitas y estimulantes de diseño industrial.
Para el personaje de la cinta de Boyle, el deporte extremo era su droga y su oportunidad de evadirse de las responsabilidades de la madurez. El director,en una pésima opción moral,decidía castigarlo por su egolatría al condenarlo a la mutilación. De inmediato,aprendía una lección.
A su vez,el creador de Facebook recibía,como duro golpe del destino, el confinamiento perpetuo en su burbuja de cristal. Así pagaba el alto precio de sus eternos quince minutos de fama por la web 2.0. Gran espejo de nosotros en la actualidad. No consumía adrenalina o cocaína, sino bebidas energéticas y amistades de mentira.
Al construirse un mundo paralelo, conseguía el camino de la felicidad al costo de restringir sus contactos personales al mínimo. Se conformaba con alimentar su identidad fantasmal, gracias al calor espectral de sus millones de “friends”. Pero como en una pesadilla de kafka, la utopía del antihéroe se le desmoronaba en mil pedazos, al no poder aprovecharla para consumar el amor. En síntesis, su gloria lo conducía al abismo del fracaso, del ostracismo, de la oscuridad,de la invisibilidad,de la muerte en vida,cual filosofía zombie de George Romero en respuesta al optimismo de las clases de autoayuda.
Salvando las distancias, “Limitless” amplifica la onda expansiva de las teorías y conceptos duros razonados con anterioridad, para desarrollar una inteligente, entretenida y consistente lectura de la generación del siglo XXI, fascinada y sacudida por las tentaciones de la industria de los narcóticos del presente y el futuro,a la usanza de “Matrix”, “The Beach” y “Trainspotting”, como diría Daniel Pratt.
Las pastillas y los fármacos abren las puertas de la percepción, pero también implican riesgos y peligros, según la estela de trabajos similares de la talla de “Wen You´re Strange”, “Ray” y “Love and Other Drugs”. A propósito, hay una corriente contracultural en la nueva comedia americana, dedicada a abogar por la tolerancia absoluta hacia el uso y el abuso del cannabis. Ya lo vimos en “Due Date” y “Paul” al margen de las visiones amarrilistas, satanizadoras y sensacionalistas del Hollywood conservador, incluso manifestadas por un presunto film de autor, “Réquiem For a Dream”, pequeño disfraz “artie” de un enorme y anticuado paquete reaccionario. Tampoco podemos olvidar el tratamiento ambiguo de “American Beuty”.
En resumidas cuentas, “Sin Límites” asume posición en el debate y lo incorpora de forma acertada, con especial énfasis en los recursos técnicos, audiovisuales y dramáticos. La cinta empieza con el descubrimiento de una decepción, de un hundimiento progresivo, el del chico del reparto interpretado por Bradley Cooper, luego de su resaca de “Hangover 2”.
El intro es maravilloso y se presta al juego de falsos semblantes y paraísos artificiales, planteado por el guión. Un plano secuencia surrealista nos permite identificarnos con la óptica subjetiva del líder del reparto, y comprender parte de su mirada alterada y distorsionada, al contagio con la vibra alucinada de Nueva York,devenida en una prolongación de la fantasía expresionista y gótica de “Blade Runner”, “Taxi Driver” y “Metrópolis”.
Su conflicto radica en recuperar su orgullo perdido y el afecto de su mujer fatal, a través de su carrera como escritor. Trama equidistante, aunque diferente en alcance, al libreto de “Conocerás al hombre de tus sueños”.
Un Morfeo le brinda un bocado de la manzana prohibida al adán del relato babilónico, y en cuestión de segundos, el mordisco hace efecto y magia sobre su organismo. Se transforma rápidamente en una mezcla de “Súperman” con el “Casanova” de “Crazy,Stupid,Love”, mientras administra con celo su yacimiento,su botín descubierto al azar.
De repente, sugiere el largometraje, todo su ascenso es fruto de su paranoia y su ingesta de materiales prohibidos. La duda enriquece el recorrido y anticipa la caída del ícono de Wall Street, como espejo del hundimiento de la Bolsa de valores y de sus tiburones adictos al “speed”.
Robert De Niro se mueve a sus anchas en un papel secundario de “Fausto”, en la tradición de “Corazón de Ángel”.
No por nada, “Sin Límites” revisita la denuncia de “Inside Job”, acerca de la decadencia yuppie y hedonista de los responsables de la debacle financiera. La única diferencia estriba en el tono del mensaje. El segundo peca de puritano y solemne en la crítica de los ejecutivos de las corporaciones en bancarrota. La primera cumple con retratar y desnudar las dos caras de la moneda. Al final, parece triunfar el happy ending de rutina, de rehabilitación y redención. En realidad, es la victoria del cinismo y del pesimismo con apariencia de canto al optimismo empresarial y político.
Gana el menos malo ahora transformado en candidato ideal de un republicanismo fashion, con pinta de liberalismo demócrata heredado de la familia Kennedy. Una especie de cachetada al ridículo discurso de restauración y pacificación, ilustrado por la pésima, “The Adjustment Bureau”.
A diferencia de Matt Demon, Neil Burger y Bradley Cooper no son hipócritas. Saben quienes y cómo mandan en el negocio, a punta de pastillas y drogas diseño. Los verdaderos superpoderes de los héroes de hoy en día.
El narcotráfico mueve al mundo y es el principal bálsamo de la economía global.
“Sin límites” solo pone el dedo en la llaga con picardía.
Fija en mi lista del 2011.
PD: un viaje en ácido con la velocidad de una sobredosis de perico.
Me gustó mucho esta película, sobre todo la dirección y la sinceridad del personaje frente a sus circunstancias
Suscribo el comentario de Helénica y tu observación acerca de la honestidad, Sergio. Me parece que en algunas partes el guionista toma el riesgo de responderse «¿qué harías tú en esta situación?».
El generador de artículos relacionados de panfletonegro, nos recuerda a Crank, que aunque dista mucho de Limitless en su acabado, también es la historia de un hombre acelerado que transita por el borde de la corrección política y se hace la misma pregunta: ¿qué harías si no tuvieses límites?
Tienen toda la razón.En mi caso,haría lo mismo del protagonista,no me queda la menor duda.La siento como una película bien nietzscheana,de revisión del mito del súper hombre.
Saludos y abrazos.