Cuando David Foster Wallace trata de explicar a David Lynch, hay fiesta. Traduciendo este artículo gocé horrores; en un punto, creo, que lloré, (El Everest). Porque sí, porque elegí esto como gimnasia mental, porque es un regalo para mis amigos Sergio Monsalve y John Manuel Silva (Lyncheanos, donde los hay), porque todo admirador de Lynch merece leer esto en inglés, español, serbio o catalán. En fin, disfruten.
(Sé que es burda de corta nota, pero tuve que cortar a este señor en dos, el próximo sábado, la segunda parte)
A.P.B.
David Lynch mantiene su cabeza (1/2)
David Lynch Keeps His Head by
David Foster Wallace 1996
US Premiere magazine, Septiembre de 1996.
Una versión extendida de este ensayo puede conseguirse en libro de David Foster Wallace “Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer”
1. En cuál película se basa este artículo
Lost Highway de David Lynch, escrita por Lynch y Barry Gifford, protagonizada por Bill Pullman, Patricia Arquette y Baltazar Getty. Financiada por CIBY 2000, Francia. Será estrenada en Octubre. Copyright 1996, Asymmetrical Productions, la compañía de Lynch, cuyas oficinas quedan cerca de la casa de Lynch en Hollywood Hills y cuyo logo fue diseñado por Lynch, un estupendo gráfico que luce así:
Lost Highway tiene lugar en Los Ángeles y el terreno desértico a las afueras de la ciudad. Las primeras grabaciones van desde diciembre del 95 hasta febrero del 96. Lynch, normalmente, mantiene el set cerrado, con redundantes medidas de seguridad y hay hasta un aire de secreto masónico alrededor de las producciones de sus películas, pero a mí se me permitió en el set de Lost Haghway del 8 al 10 de enero de 1996. 1
1 Esto no tiene nada que ver conmigo o con el hecho de que yo sea un fanático de Lynch desde hace tiempo, pero igual deje saber mi admiración por Lynch cuando la gente de Asymmetrical estaban tratando de decidir si dejaban entrar o no a un escritor al set. La verdad es que me permitieron entrar al set de Lost Highway, principalmente, porque Lynch y Asymmetrical han invertido mucho en esta película y probablemente no se pueden dar el lujo de mantener su alergia hacía las relaciones públicas y la máquina de los medios como lo hacían en el pasado.
2. Cómo es David Lynch realmente
No tengo la más mínima idea. Lo más cerca que estuve de él fue a cinco pies y nunca le hablé. Ustedes deberían saber esto desde el principio: una de las razones por las que Asymmetricla Productions me dejó estar en set es que ni siquiera pretendí ser un periodista y no tengo idea de cómo hacer una entrevista, lo cual resultó, perversamente, ser una ventaja, porque Lynch enfatizó que no quería que lo entrevistaran, porque cuando él está filmando una película, se encuentra increíblemente ocupado, preocupado, inmerso y tiene muy poca atención o espacio en el cerebro para otra cosa que no sea la película. Esto podría sonar como una patraña digna de agentes de relaciones públicas, pero la cosa es en serio, ejemplo:
La primera vez que puse mis ojos sobre el verdadero David Lynch en el set de la película, él estaba orinando sobre un árbol. Esto es el 8 de enero en el parque Griffith de Los Ángeles, donde se están filmando algunos de los exteriores y escenas de manejo de Lost Highway. Él está parado en la erizada maleza que está en calle, entre el campo principal de los remolques y el set, orinando sobre un pino enano. El señor David Lynch, un prodigioso tomador de café, aparentemente, orina bastante y con mucha frecuencia, y pareciera que ni él ni la producción tienen el tiempo que toma ir al remolque donde están los baños cada vez que necesita orinar. Así que la primera (y generalmente representativa) visión que tuve de Lynch fue de espalda, y (comprensiblemente) a cierta distancia. El elenco y equipo de Lost Highway, prácticamente, ignoran a Lynch orinando en público2, y lo ignoran de manera relajada y no tensa e incómodamente, así como cuando se ignora a un niño orinando al aire libre.
Trivia tidbit:
En cuál película, las personas en la locación, llaman al remolque de los baños: “El vagón de miel”
2 (No vi a nadie más orinando en el set, entonces sí, Lynch, realmente, estaba exponencialmente más ocupado que cualquier otra persona allí)
3. Cosas creadas o dirigidas por David Lynch que son mencionadas en este artículo
Eraserhead (1978), The Elephant Man (1980), Dune (1984), Blue Velvet (1986), Wild at Heart (1990), las dos temporadas de Twin Peaks (1990-92), Twin Peaks: Fire Walk With Me (1992), y la inmisericorde ablación de la televisión de On the Air (1992).
3(A) Otras cosas renacentista que él ha hecho
Ha dirigido videos musicales para Chris Isaak; dirigió el teaser del lujoso video de Michael Jackson, Dangerous; ha dirigido comerciales para Obsession, Opium de Saint-Laurent, Alka-Seltzer, una campaña preventiva sobre el cáncer de mama 3, el programa de recolección de basura de la ciudad de Nueva York. Produjo Into the Night, un álbum hecho por Julee Cruise con canciones coescritas por Lynch y Angelo Badalamenti, incluyendo el tema de Twin Peaks y “Mysteries of Love” de Blue Valvet 4. Tuvo, por unos años, una historieta, The Angriest Dog in the World, que apareció en un puñado de periódicos, y del que Matt Greening y Bill Griffith fueron grandes fanáticos. Coescribió con Badalamenti (quien también coescribió la banda sonora de Lost Haghway, entérense) Industrial Symphony #1, el vídeo protagonizado por Nicolas Cage, Laura Dern y Julee Cruise. Y el hierático enano de Twin Peaks con la semidesnuda porrista y el ciervo desollado, y que suena tal cual como te lo sugiere el título. 5 Ha tenido un montón de exhibiciones en galerías de sus pinturas expresionistas. Codirigió, con James Signorelli, Hotel Room de 19926 , una colección de viñetas de ciertas habitaciones puestas juntas en un hotel/ferrocarril en Nueva york, reunidas en un largometraje, una canosa sospecha arrancada de Neil Simon y suficientemente Lynchiana en Hotel Room para ser, luego, raptada por Tarantino, et posse, en el episodio de Four Rooms de 1995 7 . Ha publicado Images (Hyperion, 1993), un libro sobre alambiques de películas, impresiones de pinturas de Lynch, y algunas fotos tomadas por Lynch (de la cuales, algunas son aterradoras, temperamentales, sexys y cool, y otras que retratan bujías y equipos dentales, que lucen, simplemente, tontas).8
3 Todavía no he podido conseguir el vídeo de este spot publicitario, pero la mente me lleva a la posibilidad implícita en la conjunción de David Lynch y mastectomía radical…
4 “M.o.L.,” solo fragmentos de la banda sonora de Blue Valvet, ha adquirido una reputación undergraound de ser una de las mejores melodías de todos los tiempos, vale la pena revisarla.
5 I.e., es como una mezcla de Brian Eno, Philip Glass y las sombras climática de una fabrica sacada de Terminator.
7 Tarantino ha hecho su carrera, tanto arrancando todo de Lynch, como convirtiendo La nueva onda francesa en sabrosa pasta comercial para la audiencia estadounidense.
8 La odontología se ha convertido en una nueva pasión para Lynch. Por cierto, la foto en la caratula del guion de Lost Highway, la cual muestra a un tipo con media cara normal y la otra mitad increíblemente distendida, ventiscosa y asquerosa, y que fue, aparentemente, arrancada de un libro sobre emergencias dentales extremas. Hay mucho entusiasmo en Asymmetrical Productions por esta foto y están averiguando la manera de utilizarla para los posters y la publicidad de Lost Haighway. Si yo fuera ese tipo en la foto, me gustaría tener una astronómica cuota por los derechos de la imagen.
4 Este artículo se centra o “enfoca”, específicamente en lo que Lost Highway sugiere (no tan sutilmente) por cierta presencia editorial de la revista “Premier”
Con la sorpresiva Blue Valvet, la palma de oro en Cannes for Wild at Heart, y después, el fenómeno nacional de la primera temporada de Twin Peaks, David Lynch, claramente, se estableció como el principal director, viablemente comercial, de la vanguardia “offbeat”, y por un tiempo, pareció que pudo, sin ayuda, lograr un matrimonio entre el arte y el comercio en las películas de los Estados Unidos, abriendo un camino en la congelada formula de Hollywood para el excéntrico y vigoroso cine artístico. Después, con la impopular segunda temporada de Twin Peaks, el fracaso comercial y de crítica de Walk With Me, y la horriblemente, sin fondo, On the Air, la cual fue ejecutada por la ABC, después de seis largas semanas en el aire. Estos tres golpes obligaron a los críticos a volver, rápidamente, a sus PCs a reevaluar la obra de Lynch. El tema principal de una portada del Times en 1990 se convirtió en una marchita reacción ad hominem.
Así que la pregunta del tipo “Hollywood insider” más obvia es si Lost Highway va a rehabilitar la reputación de Lynch. Para mí, sin embargo, se plantea una pregunta más interesante: si realmente a Lynch le importa un coño si su carrera es rehabilitada o no. La impresión que me da, después de revisar sus películas y verlo en su última producción, es que no, no le importa un coño. Esta actitud, Lynch y su obra, me parecen, al mismo tiempo, tanto inmensamente admirable como algo desquiciado.
5. Un rápido bosquejo de la génesis de Lynch y su estilo
A pesar de la identidad con la que él ha impregnado a sus películas, Lynch, extraordinariamente, se ha mantenido fiel a sí mismo a través de su carrera. Tú podrías, probablemente, argumentar que Lynch no se ha comprometido o se ha vendido, o que no ha crecido como artista en los últimos 20 años, pero el hecho es que Lynch se ha mantenido leal a su visión y a lo que él entiende como cine, y que ha hecho importantes sacrificios para hacerlo. “O sea, por favor, David podría hacer películas para cualquiera” dice Tom Sternberg, uno de los productores de Lost Highway. “Pero David no es parte del proceso de Hollywood, él toma sus propias decisiones. Él es un artista.” Esto es, esencialmente, verdad, pero como artista, Lynch no ha estado sin patrones. Fue con el impulso de Eraserhead que la productora de Mel Brooks le permitió a Lynch dirigir The Elephant Man en 1980, y esa película le valió a Lynch una nominación al Oscar y fue la razón, por la que un tipo de la vieja escuela de Hollywood, Dino De Laurentiis, escogió a Lynch para hacer la adaptación de Dune de Frank Herbert, ofreciéndole a Lynch, no sólo una buena cantidad de dinero, sino dándole un contrato para desarrollar futuros proyectos con la productora de De Laurentiis.
Dune, estrenada en 1984, es, sin lugar a duda, la peor película en la carrera de
Lynch, y es muy mala, la verdad sea dicha. De alguna manera, parece que Lynch no la hubiese dirigido, Eraserheda, en cambio, ha sido esa que tienes-que-vender-tu-plasma para comprar la obra maestra, con un diminuto cast y equipo a quienes nunca le han pagado. Dune, en el otro extremo, tuvo uno de los más grandes presupuestos en la historia de Hollywood, y el grupo de personas que trabajó en su producción fue del tamaño de una nación caribeña, y la película contó con costosos y novedosos efectos especiales. Además, la novela de Herbert es increíblemente larga, compleja, a parte de todos los dolores de cabeza que trae a una gran producción comercial financiada por un hombre que lleva unos Ray-Bans, Lynch tuvo problemas haciendo la adaptación de la historia, la cual, hasta en la novela es complicada hasta el límite del dolor. En resumen, la dirección de Dune requería la combinación de un técnico y un administrador, y Lynch, aunque sea tan bueno técnicamente como cualquier otro, es más el tipo de niño brillante que a veces ves que es ingenioso estructurando fantasías y se sumerge totalmente en ellas, y sólo deja que otros niños participen, únicamente, si él mantiene el completo control imaginativo.
Viendo Dune otra vez en vídeo, 9 se puede ver que algunos de sus defectos son, claramente, responsabilidad de Lynch: escoger al joven nerd, cara de papa, Kyle MacLachlan como un héroe épico y a un tipo que no es actor, Sting, como villano sicótico, por ejemplo. O, peor, tratando de explicar la trama, haciendo los pensamientos de los personajes audibles en la banda sonora mientras la cámara se acerca ponchando a los personajes con gestos pensativos. El resultado es una película graciosa mientras trata de ser mortalmente seria. Donde necesites una buena definición de fracaso, aquí la tienes, porque eso fue Dune: un inmenso, pretensioso e incoherente fracaso. Pero buena parte de la incoherencia es responsabilidad de los productores de De Laurentiis, quienes cortaron miles de pies de la película que Lynch había entregado, justo antes del estreno. Hasta en vídeo, no es difícil ver dónde se hicieron esos cortes; la película luce eviscerada, y sin querer, sureal.
De manera extraña, sin embargo, Dune terminó siendo la gran oportunidad de Lynch como realizador. El Dune que apareció en los cines, según fuentes confiables, le rompió el corazón a Lynch. La clase de debacle que en los mitos sobre la inocencia, sobre los artistas idealistas en los mecanismos de las fauces de Hollywood marca el violento final de la seductora inocencia de los artistas, abrumados, jodidos, imposibilitados de tomar el calor del público y la ira de los magnates. La experiencia hubiese podido, fácilmente, convertir a Lynch en un amargado mercenario, en hacedor de intensos festivales gore para los estudios comerciales. O tal vez, lo hubiese mandado corriendo a la comodidad de la academia, haciendo oscuras y absurdas películas en 16 mm para un público con gustos extraños. Pero la experiencia no lo llevó a ninguno de estos dos escenarios. Lynch perseveró, y a la vez, de algún modo, probablemente, se rindió.
Dune lo convenció de algo, que todos los realizadores independientes e interesantes, como los hermanos Coen, Jane Campion, Jim Jarmusch, concluyen. “La experiencia me enseñó una valiosa lección”, dijo él años después. “Aprendí que prefiero descartar hacer una película donde no tengo el corte final.” Y esto, de una Lynchiana y rara manera, lo llevó a Blue Valvet. El desarrollo de Blue Valvet fue parte del contrato por el que Lynch acordó hacer Dune. Más adelante, el gran desastre causó que se enfriaran la relación por dos años entre Dino y David, mientras el primero se llevaba las manos a la cabeza, el segundo escribió el guión de Blue Valvet, y los contadores de De Laurentiis Entertainment Group dieron la cifra postmorten de 40 millones de dólares por el feto. Después, De Laurentiis le ofreció un trato a Lynch para hacer Blue Velvet, un arreglo bastante extraño: por Blue Valvet, De Laurentiis le ofreció a Lynch un presupuesto minúsculo y unos absurdos honorarios como director, pero un control total sobre la película. Me parece que ese trato fue una especie de bluff por parte del magnate, algo así como “ten cuidado con lo que deseas”. La historia, infortunadamente, no logró que alguien grabara la reacción de De Laurentiis cuando Lynch aceptó el trato. Parecía que el inocente idealismo de Lynch había sobrevivido a Dune, y que a él le importa más tener el control de sus fantasías y juguetes que el dinero y los grandes presupuestos para una producción. Lynch no sólo escribió y dirigió Blue Velvet, también tuvo una gran influencia en cada uno de los aspectos de la película, hasta coescribió las canciones de la banda sonora con Badalamenti.
Blue Valvet fue, entonces, en intimidad visual y definida clase, una distintiva película hecha en casa (siendo la casa, otra vez, el lugar natural de D. Lynch), y fue un sorpresivo éxito, y se mantiene como una de las mejores películas hecha en los ochentas en los Estados Unidos. Y su grandeza es resultado directo de la decisión de Lynch de mantenerse en el proceso, pero llevarlo en una pequeña película personal en lugar de hacer films con las grandes corporaciones. Si piensas que él es un buen o mal autor, no importa, su carrera deja claro, que él es, en verdad, en el literal sentido de Cahiers du Cinema, un autor dispuesto a hacer sacrificios por el control creativo, sacrificios que todo autor tiene que hacer, decisiones que indican: o furiosa egolatría o dedicación apasionada o infantil deseo de liderar la caja de arena, o las tres cosas.
TRIVIA TIDBIT:
Como las de Jarmusch, las películas de Lynch son inmensamente populares fuera de los Estados Unidos, especialmente en Francia y Japón. No es casualidad que el financiamiento de Lost Highway es francés. Es por las ventas extranjeras que ninguna película de Lynch ha perdido dinero (aunque imagino que a Dune le faltó poco). 5(A)
De qué va, aparentemente, Lost Highway
Bill Pullman es un saxofonista de jazz cuya relación con su esposa, una morena Patricia Arquette, es espeluznante, ocluida y llena de tensiones no habladas. Ellos empiezan a recibir increíblemente perturbadoras grabaciones por correo que son de ellos durmiendo o de Bill Pullman mirando a la cámara con horrible y grotesca expresión, etc.; y ellos están palideciendo, como es natural. Mientras pasa todo esto de las cintas aterradoras, también hay unas escenas de Bill Pullman bien elegante y East Village, todo de negro jamming con su saxo en frente de una pista de baile totalmente llena (sólo en una película de David Lynch la gente bailaría en éxtasis con jazz abstracto), y algunas escenas de Patricia Arquette viéndose intranquila y triste, narcotizada y disociada, generalmente comportándose pavorosa y misteriosamente, y dejando claro que está envuelta en una decadente doble vida, junto con un hombre lagartija. Una de las escenas más aterradoras de la primera parte de la película toma lugar en una decadente fiesta en Hollywood dada por una de los misteriosos amigos hombre-lagartija. En la fiesta se le acerca a Pullman alguien identificado en el guion como “El hombre misterioso” (Robert Blake), quien asegura, que no sólo ha estado en la casa de Bill Pullman y Patricia Arquette, sino que, de hecho, asegura que está allí en ese momento.
Después, mientras manejan hacia su casa de la fiesta, Bill Pullman critica a los amigos de Patricia Arquette, pero no dice nada específico sobre la espelúznate e imposiblemente metafísica conversación que tuvo con un tipo en dos lugares donde acaba de estar, lo cual creo debería reforzar nuestra impresión que Bill Pullman y Patricia Arquette no están, precisamente, confiando íntimamente uno en el otro a esta altura de su matrimonio. Esta impresión es, más adelante, reforzada en una aterradora escena de sexo en la cual Bill Pullman tiene frenético sexo, mientras Arquette, quien está acostada inerte, mira su reloj. 10
Un avance de la primera parte de Lost Highway es que llega una última grabación misteriosa que muestra a Bill Pullman parado al lado del cuerpo mutilado de Patricia Arquette (lo vemos sólo en el vídeo) y él es arrestado, condenado y puesto en la cárcel. Entonces hay una escena en la cual la cabeza de Bill Pulman se intercambia con la cabeza de Balthazar Getty. No trataré ni siquiera de describir esta escena, excepto decir que es terrible y remachada. La administración de la prisión está, por supuesto, perpleja cuando ve a Balthazar Getty en la celda de Bill Pullman, en lugar de Bill Pullman. Balthazar Getty no ayuda en nada a explicar cómo llegó allí, porque tiene un gran hematoma en su frente y sus ojos dan vueltas, y él está, básicamente, en la clase de aturdido, como puedes imaginar que alguien está cuando su cabeza ha sido intercambiada dolorosamente por la de otra persona. Nadie había podido escapar de esta prisión de alta seguridad antes, aparentemente, y las autoridades penales y policías, siendo incapaces de descifrar cómo hizo Bill Pullman para escapar, y contagiados un poco con el aturdimiento que estremece a Balthazar Getty, deciden (en un movimiento cuyo realismo judicial puede ser algo tembloroso) simplemente dejar que Balthazar Getty se vaya a casa.
Resulta que Balthazar Getty es sorprendentemente talentoso como mecánico profesional y que ha estado perdido del taller donde trabaja. Su madre le dijo, aparentemente, al jefe de Balthazar Getty, quien es interpretado por Richard Pryor, que la ausencia de Balthazar Getty se debe a que ha tenido “fiebre”. Balthazar Getty tiene leales clientes en el taller mecánico de Richard Pryor, uno de ellos es Mr. Eddy, interpretado por Robert Loggia, quien es un tipo con un aspecto de jefe amenazante, con un sequito gamberro y un Mercedes 6.9 negro, y quien tiene problemas esotéricos que sólo Balthazar Getty puede diagnosticar y arreglar. Robert Loggia, evidentemente, tiene una historia con Balthazar Getty y trata a Balthazar Getty11 con una espeluznante mezcla de afecto fraterno y protectora ferocidad. Cuando, Robert Loggia lleva su Mercedes 6.9 averiado al taller de Richard Pryor, un día, en el carro, juntos a sus matones, está una increíblemente hermosa y fatal mujer, interpretada por Patricia Arquette, y claramente reconocible como la misma esposa de Bill Pullman, excepto porque ahora ella es una rubia platinada. (Si estás pensando en Vértigo aquí, no estás tan lejos de la realidad. Aunque Lynch tiene su historial haciendo alusiones y homenajes a Hitchcock, por ejemplo, la primera toma de Blue Velvet de Kyle MacLachian espiando a Isabella Rossellini a través de las rendijas de su closet, la cual es idéntica, en cada detalle técnico, a la primera toma de Anthony Perkins espiando las abluciones de Vivian Leigh en Psycho, esto es más un toque intertextuales que puras alusiones, y de todas maneras, están siempre tocadas por la aterradora y única dirección de Lynch.)
Y cuando el Bill Pullman, encarnado en el simple trabajador Balthazar Getty y la esposa de Bill Pullman encarnada, aparentemente, en la rubia Arquette, hacen contacto visual, chispas saltan es una escala que le dan al trillado componente “te conozco de alguna parte” otro nivel de erotismo y horror, literalmente.
Es mejor no decirles mucho sobre el acto final de Lost Highway, aunque aprecies ser informado de lo siguiente: Que las intenciones de la rubia Patricia Arquette hacia Balthasar Getty resultan ser todo menos honorable, que el fatal hematoma de Balthazar Getty se sana completamente; que Bill Pullman sí reaparece en la película; que la morena Patricia Arquette también reaparece pero no, por decir algo, en cuerpo; que ambas, tanto la morena como la rubia P. Arquette, resultan estar involucradas (vía hombres-lagartijas) en el mundo el porno, hardcore, y se muestran frutos de éstos , (al menos, de manera cruda) en NC-17 detalles que valen la pena. Y que el final de Lost Highway, ni soñándolo, será un final feliz.
También que Robert Blake, aunque no le tocó un caso tan horrible como a Dennis Hopper en Blue Velvet, es, por lo menos tan clavado, aterrador e inolvidable como lo fue Hopper haciendo de Frank Booth. Y está muy claro quién es el diablo, o por lo menos alguien con una buena idea de quién es la maldad, una especie de pura malevolencia flotando como Bob/Leland/aterrador Búho de Twin Peaks.
A este punto es, probablemente imposible decir si Lost Haighway va a ser un desastre a la altura de Dune, una obra maestra del calibre de Blue Velvet o algo entre las dos. La única cosa que siento, puedo decir con toda la seguridad del mundo es que la película va a ser… Lynchiana
9 Algo “raro” dejado en algún lugar de un estante de Blockbuster
10 Una escena de sexo que es aterradora, particularmente, porque es exactamente como yo imagino sería tener sexo con Patricia Arquette
11 Sé que he repetido demasiado, de manera imperdonable, el nombre de Balthazar Getty. Pero es que pienso que es uno de los más hermosos y absurdos nombres de una persona real que he escuchado. Y me sorprendí a mí mismo, en el set, tomando notas sobre Balthazar Getty que ni siquiera fueron necesarias o útiles (especialmente, si el verdadero Balthazar Getty resultó ser tan aburrido, pueril y narciso como sólo una mediocre estrella púber lo puede ser) simplemente por el placer de repetir su nombre tanto como podía
6. Qué significa “Lynchiano” y por qué es importante
Una definición académica de Lynchiano podría ser que el término se “refiere a una particular clase de ironía donde lo muy macabro y lo más mundano se combina de tal manera que revela la contención permanente del primero en el segundo”. Pero algo como posmoderno o pornográfico, podríamos decir que Lynchiano es una de esas palabras tipo Porter Stewart, palabras que sólo pueden ser definidas cuando se muestran ostensible, es decir, lo sabemos cuando lo vemos. Ted Bundy no fue particularmente Lynchiano, pero el bueno de Jeffrey Dahmer, con las partes del cuerpo de sus víctimas separadas y organizadas pulcramente en su frízer junto a su leche achocolatada y queso para untar, era absolutamente Lynchiano. Un reciente homicidio en Boston, en el cual un decano de una iglesia de la costa sur, según se informa, comenzó a perseguir a un carro que se le atravesó, saco el carro de la vía y le disparó al conductor con una ballesta, fue extremadamente lynchiano. Un almuerzo en El Club Rotary, donde todo el mundo está peinado perfectamente, llevan chaquetas deportivas de poliéster, comiendo blandos pollos de El Rotary, intercambiando lugares comunes republicanos con sentida sinceridad, pero están todos amputados o neológicamente dañados, o ambas cosas, sería más lynchiano de lo que se cree. Una horriblemente sangrienta pelea callejera causada por un insulto podría ser una pelea callejera Lynchiana si, y sólo si, el insultado enfatiza cada patada y golpe con una orden y diciendo: no digas una maldita mierda, si no puedes decir algo jodidamente amable.
Para mí, la desconstrucción de la rara ironía de lo banal que hace Lynch en sus películas ha afectado la manera en que veo y organizo el mundo. He notado desde 1986 (cuando se estrenó Blue Velvet) que un buen 65% por ciento de las personas en los terminales metropolitano de autobuses, entre la media noche y las 6 A.M. tienden a calificar como personajes Lynchianos. Grotescos, debilitados, extravagantemente no atractivos, cargados de una aflicción desproporcionada ante circunstancias evidentes… El tipo de sitio público donde hay seres humanos, que privadamente he clasificado, vía Lynch, como “empeñadamente jodidos”. O, por ejemplo, todos nosotros hemos visto como la gente, de repente, hace grotescas expresiones faciales, como cuando reciben horribles noticias, o morder algo que resulto tener un sabor espantoso, o alrededor de pequeños niños, sin ninguna razón en particular más que ser raros. Pero he determinado que una repentina expresión facial grotesca no califica como una verdadera expresión facial Lynchiana a menos que esa expresión se mantenga por varios minutos más de lo que las circunstancias podrían justificar, hasta que la expresión empieza a significar 17 diferentes cosas a la vez.
TRIVIA TIDBIT:
Cuando Eraserhead fue un éxito sorpresivo en festivales y consiguió distribución, David Lynch reescribió el contrato de los actores y el equipo para que pudieran obtener parte del dinero, el cual todavía reciben, ahora, cada trimestre fiscal. La asistente de dirección y asistente personal y todo en Eraserhead fue Catherine E. Coulson, quien después fue Log Lady en Twin Peaks. Además, el hijo de Coulson, Thomas, interpretó al niño que le lleva la cabeza a Henry a la fábrica de lápices. La lealtad de Lynch a los actores, y producciones hechas en casa, hizo de su obra un hormiguero de conexiones interfilmicas.
7. El ámbito lynchieano en las películas contemporáneas
En 1995, PBS trasmitió un largo documental, dividido en diez partes, llamado American Cinema, cuyo último episodio fue dedicado al “Margen de Hollywood” y la creciente influencia de los jóvenes realizadores de cine independiente (los Coen, Carl Franklin, Q. Tarantino, et al). No sólo fue injusto, sino bizarro, que el nombre de David Lynch nunca fue mencionado a lo largo de todo el episodio, simplemente, porque la influencia de Lynch sobre todos estos directores es como el blanco en el arroz. La curita en la nuca de Marcellus Wallace en Pulp Fiction, sin explicación, visualmente incongruente y mostrada de manera destacada en tres diferentes configuraciones, fue sacado del libro de texto de Lynch. Al igual que los largos, conscientemente mundanos diálogos sobre masaje en los pies, puercos, pilotos de programas de televisión, etc. Esa acentuada violencia en Pulp Fiction, una violencia cuyo tono aterrador-gracioso es también Lynchiano. El tono peculiar de la narrativa en las películas de Tarantino, eso que las hace ver estridentes y oscuras al mismo tiempo, confusas de una manera obsesiva, es de Lynch. Lynch inventó ese tono. Me parece justo decir que todo ese fenómeno comercial en Hollywood que es el señor Quentin Tarantino no existiría sin David Lynch como piedra angular, como un conjunto de códigos alusivos y contextos en el cerebro medio de los espectadores. De alguna manera, lo que Tarantino ha hecho con la nueva onda francesa y con Lynch es lo que Pat Boone hizo con el rhythm and blues: Él ha encontrado (ingeniosamente) una manera de agarrar lo que es desordenado, distintivo y amenazante de sus trabajos y homogeneizarlo, revolverlo hasta conseguir una mezcla lo suficientemente suave, cool e higiénico para el consumo de las masas. Reservoir Dogs, por ejemplo, con su graciosa y banal conversación en el restaurante, sus tenebrosos y ociosos alias y la intrusiva banda sonora con canciones pop de décadas pasadas, es una película de Lynch hecha comercial, en otras palabras, lineal, y con lo que era idiosincráticamente sureal, ahora hecho surealismo de moda. En la poderosa película de Carl Franklin, One False Move, su crucial decisión de enfocar a los testigos durante las escenas violentas es rotundamente Lynchiena. Al igual que el impecable, noir-parodic, uso del claroscuro usado en la película de los Coens, Blood Simple, y en todas las películas de Jim Jarmusch. Especialmente, en la película que Jarmusch hizo en en 1984, Stranger Than Paradise, la cual, en términos de cinematografía, con sus arruinados escenarios, su ritmo lento, sus pesadas disolvencias entre tomas y ese estilo Bressonian de actua, que es a la vez maniaco y sólido, evoca el primer trabajo de Lynch.
Un homenaje, que probablemente has visto, cuando Gus Van Sant hizo la sureal escena para desarrollar el personaje de River Phoenix en My Own Private Idaho. En la película, en la aterradora expresión cuando German John hace el número de la sincronización de labios, usando una lámpara como micrófono, viene, más o menos, de la explicita referencia de la inolvidable escena donde Dean Stockwell sincroniza con una lámpara en Blue Velvet. O considera la más grande referencia que se le ha hecho a Blue Velvet: la escena en Reservoir Dogs, en la cual Michael Madsen, bailando al ritmo de un terrible hit de los 70, le corta una oreja a uno de los secuestrados. Es decir, piensen un momento en todo el asunto.
Nada de esto quiere decir que Lynch no deba sus cuentas, a Hitchcock, a Cassavetes, a Robert Bresson, a Maya Deren y a Robert Wiene. Pero, sí valdría decir, que ha hecho el camino más fácil y más arable el camino contemporáneo “anti” Hollywood que Tarantino y compañía están cosechando ahora.
(Sigue)
By David Foster Wallace
Traducido por Adriana Pérez Bonilla