ESCRIBO PARA NO CALLAR

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Estoy escribiendo algo. Simplemente por escribir algo…. No tengo nada para decir, pero algo quiero decir, así que bueno…. seguiré escribiendo algo para no irme a dormir temprano. Aun que la verdad es que tendría que irme a dormir temprano. Pero si puedo escribir algo, vale la pena quedarse despierto… O al menos eso creo…. pero cuando uno escribe sobre nada, ¿vale la pena? ¡Claro que vale la pena! Un pucho en la mano, fernet a mi izquierda y los dedos sobre el teclado… Lo único que falta es una mina desnuda en el sillón cansada después de tres orgasmos y medio dormida murmurando mi nombre, rogando por un orgasmo mas… No importa si es rubia, colorada o morocha; asiática, blanca, negra o aborigen. Creo que mas de eso no se puede pedir. Quizás un millón de dolares en mi caja de ahorro. Para poder de vez en cuanto entrar a la pagina del banco y ver que estoy asegurado en temas de bolsillo y saber que el día de mañana no tengo que ir a trabajar. Dicen que en la plata no se encuentra la felicidad… nunca escuché a algún rico decir eso… bah, para que hablar de plata cuando plata no hay. Mejor dicho, cuando fortuna no tengo. 

La cuestión es que nada da mas satisfacción que escuchar a una mujer orgasmear cuando uno está a punto de acabar. No importa si se tiene plata, mientras exista el placer carnal y la caradurez del hombre siempre existirá el acceso al placer temporario. ¿Tengo razón? Probablemente no tenga. ¿Quién tiene razón? Nadie tiene razón. Tal vez todos tenemos razón. Bah, alguien debe tener razón. Estoy seguro de eso… algún día encontraré a alguna persona que tenga razón. Quizás encuentre una mina con la que tenga algo que conversar durante mas de unos cuantos encuentros. Quizás llegue el día en el que este joven pervertido amante del cuerpo femenino envejezca y se convierta en una de esas personas que tienen razón. Probablemente no sea así. 

Envejeceré. Esos es seguro. Pero la razón es mas que obvio que la perderé. Siempre se pierde. Termina uno hablando con su amigo de la infancia que ya no existe, y que hace sesenta años que no ve, postrado en una hamaca. Seguramente soñando con las mujeres de sus mejores días, o contándole a su amigo ausente sobre la mina de la noche anterior que en realidad fue mas de cincuenta años atrás. 

A todos nos va a llegar ese día en el que nos encontramos con nuestros demonios -o en su defecto, nuestros ángeles- del pasado. Delirando sobre glorias pasadas y triunfos ya olvidados. ¿Será mejor en ese momento meterse una nueve milímetros en la boca y apretar el gatillo? ¿O será mejor disfrutar de ese delirio sin preocupaciones? Todos llegaremos a ese momento y cada uno decidirá como actuar. Apuesto a que depende de la vida vivida y da los remordimientos de cada uno. 

Ya no tengo mas fernet en el vaso y supongo que a ésta hora ya no debo prepararme otro, así que los dejo para que mediten con las boludeces que escribo o que simplemente se lo olviden y nunca hablen de eso

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