La graduación

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Ayer, al medio día, venía del centro comercial Lido, y para retornar a mi casa, decido tomar la avenida principal del country. Una fila de carros que esperaban la luz verde del semáforo me obligan a pararme. Me pongo a buscar algo en la cartera, pero, por alguna razón, subo la mirada al retrovisor. Veo un corolla vinotinto, a toda velocidad, y pensé “este pana no va a frenar”. Fue pensarlo y sentir el golpe. Me trató de esquivar pero, como venía descontrolado, igual me dio en el parachoques. Finalmente, me esquivó, entró en el canal contrario y se le metió por un costado a una camioneta que estaba en la cola, a tres carros de mí. El impacto lo dejó atravesado en el canal contrario. La cosa fue demasiado Lyncheana.

¿Bajarme a ver que le había pasado a mi carro? ¿Bajarme a hablar con el tipo? ¿Bajarme a ver que le pasaba al conductor? Eh… No, ni me cruzó por la mente. Uno nunca sabe cómo reacciona en estas situaciones, pero yo reaccioné bastante rápido. Metí retroceso y me regresé al Rosal a toda velocidad. Un taxista que llegaba en ese momento detrás de mí, me hizo un gesto como preguntando “¿Qué pasó?” y yo, con mi cara de aterrorizada, le hice un gesto como “No sé qué pasó bróder, pero yo piro lo que es ya”.

Procedo a explicar por qué me fui. En fracciones de segundos, mi razonamiento fue el siguiente: por las características de lo ocurrido, el conductor no venía dormido. O, le estaba dando un infarto, o venía huyendo por algo. Tal vez , era un secuestro exprés. Los vidrios ahumados tan negros no pintan bien. En caso de que sean unos malandros con un rehén, yo como que mejor me voy, no vaya a ser que se prenda una plomentazón. Los mirones son de palo.

Y este razonamiento tan improbable, y la razón por la que no actué lógicamente ante este choque en particular, tiene dos posibles explicaciones: O leo demasiadas noticias o me gradué de caraqueña.

5 Comentarios

  1. no, yo creo que ves demasiadas noticias, porque si te hubieras graduado de caraqueña hubieras hecho lo que hizo una amiga mia que le pasó lo mismo hace unos añitos, se bajo del carro, y como vio que el otro no paró agarró una vieja llave tuercas y con un calculo maestro se la estrelló en el vidrio trasero, eso si es ser caraqueño en estos días…
    igual buena esa uno nunca sabe, el mal anda suelto como mucho por ahi..
    saludos y buen escrito

  2. Todos estamos montados en una dinámica perversa que nos hace actuar de manera ilógica. Tal vez yo hubiera reaccionado igual, la verdad es que vivimos en un viejo oeste del siglo XXI.

  3. «Las cosas no son lo que parecen».
    Haruki Murakami, 1Q84.
    …Hace rato que Venezuela dejó de ser Venezuela. Ahora es una versión Murakamieska: VenezuelQ.

  4. Paranoica, sí

    Aunque, si hubiese podido ver quién o quiénes estaban en el interior del carro, tal vez no me voy. Pero los vidrios ahumados eran impenetrables y me fui y no tengo una explicación lógica que dar al respecto

    Reacuerdo cuando estudiaba afuera, 98/99, tenía una amiga colombiana. Estabamos en el metro y alguien había dejado un morral abandonado. Ella palideció y me pidió que nos bajaramos en la próxima estación, puede ser una bomba. Yo no entendía nada.

    Debe ser algo así

    Saludos a todos

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