La cuestión es que estaba cagado de embole… me tiré en la cama y me dije «vamos macho, pensá…. algo tiene que salir de esa cabecita bonita tuya.» Me prendí un pucho para intentar agudizar el pensamiento. Miré por la ventana para ver si algo de lo que captaba de afuera me ayudaba a pensar. Miré al güisqui que asomaba desde el placard junto con los libros, una toalla y unas botas de Mechi que dejo cuando fue mi cumple. Me pregunté que podría hacer con esas cuatro cosas… Emborracharme, ponerme las botas, usar la toalla de falda y leer un libro sentado al borde de la cama… Si lo piensan puede ser una imagen bastante inquietante. Decidí no hacerlo, las botas son demasiado chicas y además era demasiado temprano como para un trago.
Seguí acostado, me encendí otro pucho y me dije «bueno, una paja» pero no tenía ganas. Muy pocas veces me pasó eso de no tener ganas de hacerme una paja… pero ese no es el tema. No sé cual es el tema… quizás la lluvia me obligó a aburrirme o a meditar sobre todas las posibilidades que hay en un cuarto….
Entonces vi que en el escritorio tenía un forro usado (ya sé, es asqueroso… pero no soy conocido por ser una persona limpia, además no era tan viejo, era de ayer) y se me ocurrió una idea maravillosa. Algo que se me había ocurrido mucho antes pero que había olvidado. Si lo hubiese hecho Warhol o algún artista medio excentrico sería algo alucinante. O al menos eso dirían.
Lo que hice fue lo siguiente: desaté el nudo del forro, me encendí un pucho, agarré la botella de güisqui y lo junte todo… primero metí un poco de güisqui en el forro y se mezcló con toda la guasca y lubricante que tiene el forro. Después aspiré una gran cantidad de humo del cigarrillo, lo apagué y lo metí en el forro junto con el semen y el güisqui. Entonces exhalé el humo dentro del forro, lo inflé y le hice un nudo….
Junté todos mis vicios dentro de un forro. Podría decirse que fue un ritual de brujería, un gualicho…. un algo para ahuyentar los demonios, una obra de arte, algo de excentricidad. O simple aburrimiento.