Cuando abrí los ojos, sentí como el sol me quemaba las retinas. Pésima sensación. Estaba completamente desnudo y no recordaba cuando me había ido a la cama… sólo que la noche anterior había tomado demasiado. Me senté en la cama y sentí un mareo intenso. Desapareció enseguida, pero la cabeza me pedía una cafiaspirinaplusultrarecontragrande. Tenía que mear. La erección mañanera me lo imploraba.
Cuando me levanté me di cuenta que en la cama había una chica desnuda, Mechi… ‘¿Qué carajo…?’ pensé, ‘¿cómo?’. No le presté demasiada importancia, tenía que mear. Caminé los pocos pasos que tenía hasta el baño y cuando me acerqué, del cuarto de mi hermano salió corriendo una tetona siliconada desnuda y se metió al baño, adelantándome. ‘¡Bien ahí, Santi!’ dije en voz alta. Y como la mina no había cerrado la puerta, entré tras ella. Estaba vomitando en la bañera. No le pregunté como andaba o si necesitaba ayuda… sólo agarré mi pija y apunté al inodoro. Mee un tiempo largo mientras la tetona platinada vomitaba. Seguía vomitando cuando sacudí mi pija y salí del baño.
Quería ver a Santi y felicitarle por la tetona… entré a su cuarto y lo encontré cogiendose a otra tentona, parados ambos al borde de la cama mientras la mina vomitaba sobre otra mina que estaba recostada en la cama con las piernas en el piso. La que estaba siendo vomitada se masturbaba y soltaba gemidos suaves. No dije nada, no había nada que decir. Salí de su cuarto y fui a ver cual era la situación del living.
El living gritaba ROCK! Y lo que mas me sorprendió fue ver a mi viejo sentado en la mesa con una cartera de cuero que le habíamos regalado a mi vieja para un cumpleaños. Me miraba fijo y su mirada era de desaprobación. Miré a mi alrededor, botellas vacias de fernet, vodka, whisky, gancia…. botellas de cervezas rodando por el piso, colillas de puchos y porros…
Levanté una tuca del piso, miré a mi viejo y lo único que pude decir fue ‘la verdad es que no tengo ninguna excusa buena para todo esto…’ mientras le mostraba la tuca que había levantado del piso, levanté mis hombro, di media vuelta, me tiré un pedo y volví a mi cuarto. Puse la tuca en mi escritorio, me acosté, cerré los ojos y me desperté.