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MI POBRE ANGELITO: LA MUERTE DE GADDAFI DE ACUERDO A LA IZQUIERDA DESESPERADA

PREÁMBULO

La frase dominguera:

La mala fe es la tendencia originaria del cogito pre-reflexivo.

Jean Paul Sartre.

 La mala fe descifrada:

La mala fe es esa mentira donde mentiroso y engañado se encuentran en el mismo lugar. La conciencia se engaña a sí misma, y pareciera que este autoengaño es la tendencia natural en los seres humanos. Es decir, cuando nos lanzamos con esa primera respuesta automática, visceral, es muy probable que estemos haciendo gala de nuestra capacidad para crear imágenes kitsch en la cuales podemos reposar de manera tranquila. De allí la importancia de la reflexión; sin ella terminamos creando un mundo simple; donde hay buenos y malos y donde es muy fácil tomar partido.

De acuerdo al filósofo francés, crear este mundo simplista requiere de una de dos operaciones:

a) se niega lo inmediato, para dispararse a mundos ideales o

b) se niega la transcendencia de los actos, para fijarse en el detalle concreto (omitiendo sus implicaciones)

En el primer caso se alucina con un bosque, aunque no haya árboles; en el segundo se ve sólo al árbol, dejando al lado la grama, los animales y, por supuesto, los otros árboles.

Gaddafi, Gadhafi, Kadafi -o cómo se escriba- en versión kitsch

Dejando a un lado el pensamiento conspirativo que genera este tipo de noticias, la cosa es que Libia se ha liberado de Gaddafi, Gadhafi, Kadafi -o cómo se escriba.

– La dictadura más larga del mundo árabe.

– La cuarta dictadura más larga del mundo desde 1900

– Un régimen de mano dura que, bajo ese pastiche ideológico del líder no lo pensaba dos veces para masacrar a su propio pueblo.

Y cierto es que los intereses por la liberación de Libia, fuera de Libia, no son desinteresados; como también es cierto que, en este caso en particular, Estados Unidos se mantuvo de bajo perfil, dejando que la colapsada Europa liderara la operación de apoyo a los rebeldes libios. En fin, un panorama complejo, el de un país lleno de petróleo azotado por un tirano, en un mundo con tensiones geopolíticas que resultan en el beneficio de los países que ya todos conocemos.

El panorama es complejo y ese parece ser el problema. Es más fácil quedarse con las frases de oposición a Estados Unidos que Gaddafi, Gadhafi, Kadafi -o cómo se escriba- utilizaba para justificarse, borrando el resto.

En un mundo donde la izquierda sigue colapsada (y me imagino que ahora poniendo sus esperanzas en el Occupy Wall Street) cualquiera que grite “Estados Unidos es malo” parece ganar inmunidad ideológica, y la legitimidad para acumular poder y abusar de su propia gente.

Siempre que escucho o leo a la izquierda desesperada me pregunto ¿Oponerse a Estados Unidos es intrínsecamente bueno? ¿Cómo es posible que esta idea tenga la capacidad de nublar el entendimiento y la reflexión? ¿De verdad es tanto el desespero como para sugerir que necesitamos atorrantes como Gaddafi, Gadhafi, Kadafi -o cómo se escriba- (o sus versiones caribeñas)? ¿Acaso no puede haber una izquierda sin asesinos?

¿No les da la materia gris a estos defensores de revoluciones ideales (léase que matan gente) para notar que es precisamente ese autoritarismo lo que genera, o por lo menos sostiene, las ideas de la extrema de derecha?

Libia se ha liberado Gaddafi, Gadhafi, Kadafi -o cómo se escriba. La izquierda desesperada lo llora con poemas enviados como correos electrónicos no solicitados.

21:10:2011 (Inicio definitivo de la guerra)

Hoy no hay más que una tristeza

del tamaño de la humanidad,

una tristeza del tamaño de la historia.

No cabe en ningún mar esta tristeza de hoy,

por muy grande que sea el corazón que crece siempre

entre las alas de la sombra,

porque no caben ni en el cielo ni en la tierra

el hambre y la miseria de millones,

el lento desierto definitivo que avanza,

las fauces voraces de los dueños del dinero

ni sus bombas

ni sus tanques

ni sus fusiles

ni sus antenas

ni sus micrófonos

ni sus cámaras

ni sus perros

ni sus gendarmes

ni sus capataces

ni sus baratijas

ni sus satélites

ni sus periódicos

ni sus lujos

ni su Dios.

Esta tristeza de hoy sólo cabe en un corazón

humano,

un conrazón sencillo y sangrante,

vivo,

que es tan grande como la humanidad

y tan grande como la historia

y tan grande como esta tristeza de hoy,

porque en su centro no deja de crecer el cauce

no de un mar sino de un río

que busca en su torrente la alegría y la justicia.

Es verdad que hoy no hay más que una tristeza.

Pero una tristeza que hace respirar

y latir más

y pelear

y resistir.

Porque la nuestra es una tristerza enamorada.

(In memoriam Muhamar Kadaffi)

 

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