Ganó el diputado por fraude, como un candidato del PSUV, gracias al apoyo de unos jueces comprados e indulgentes, al peor estilo del CNE, presidido por Tibisay Lucena.
La oposición de Márquez madrugó a la hegemonía del congresista filipino, quien debió apelar a las armas de la corrupción de estado, para garantizarse la victoria, bajo el respaldo de los dueños del negocio en Nevada. Es la ley de las Vegas, donde siempre triunfa la estafa y la trampa de la economía de ciencia ficción. Ya lo denunció Martin Scorsese en «Casino».
Ahora es la realidad palpable del deporte de los guantes y los cuadrilateros de película de Hollywood. De hecho, el sistema de estrellas había definido su veredicto desde la salida de Pacman, a la usanza de «Rocky» conoce a «Thrilla in Manila» en una pelea arreglada, cual secuela de «Snake Eyes» de Brian De Palma, a la cadencia y al ritmo de los planos secuencia en steady cam.
El ojo de tigre se cantó en vivo, a favor de la esquina de Pacquiao, cuya mujer lucía un look melodramático y kistch de esposa del semental Balboa. Pero no contaban con la astucia y el coraje del chapulín mejicano, seguido por los buenos de Twitter y las redes sociales. Así lo vimos imponerse con seguridad y contundencia ante su rival, sorprendido por el castigo temprano del «Toro Salvaje» de Méjico.
En ochos asaltos, el azteca barrió el piso con el asiático y lo puso en ridículo. El rey entonces paseaba desnudo y herido de muerte por la arena, en la tradición de Gadaffi.
El «manito» vulneraba la defensa del «chino», a placer. Por tanto, la preocupación del segundo le desencajaba el rostro de felicidad, de éxito.
A partir de ahí, el favorito echó el resto, aunque el daño era irreversible, hasta para su señora. Al final, sus caras dibujaban una mueca de derrota y estupefacción. Por desgracia, el consenso y la publicidad comenzaron a tejer los hilos de la conspiración, para garantizar la perpetuación de la dictadura del émulo de Ferdinand Marcos. Parecía la crónica de un complot anunciado, en beneficio de los señores de las sombras.
En consecuencia, los dueños del circo del sol levantaban sus pulgares en contra de la opinión pública y de la voluntad del pueblo.
La pelea del siglo XXI devino en un espejo de las componendas económicas del tercer milenio, al amparo de la bolsa de valores.
Reflejo de las injusticias infinitas del presente.
Moraleja: Juan Manuel regresará por la corona y solo la obtendrá cuando derribe por nocaut al consentido de las primeras planas. A la postre, salió airoso y con los brazos en alto del cotejo. Demostró su punto. Es el mejor en la actualidad. Con todo, lo perjudica su imagen y su historia.
El status no admite a los de su especie.
Mientras tanto, continuará el reinado artificial del ídolo con pies de barro.
Una verdadera lástima.
¿Pronóstico de las próximas elecciones en Venezuela?
Para el olvido la grosera y parcializada cobertura de Golden.
Ello empavó al compatriota de Gael García Bernal.
Pinches locutores de Lucha Libre.