Era de madrugada, todo el día había llovido, y toda la noche la paso imaginando una playa. El cielo oscuro mostraba una brújula de estrellas. Tenia tiempo dibujando la arena de la playa… Cinco tazas de café, cuatro insomnios, tres libros de Thomas Pynchon. La habitación tenia un espejo, y dos reflejos de tres dientes que se desprendieron de las encías de un hombre que no podía dormir bien, tampoco podía despertar mal… Lo único bueno que recordaba era la imagen de una gandola que llegaba a una fabrica de golosinas. En la fabrica de golosinas, Alberto observaba como un supervisor escupía sus dientes, de su boca, un mar de sangre. Alberto y Eileen navegaban en un recuerdo incruento, Eileen adoraba la sangre, era muy fanática de la sangre, soñaba con ser una odontologa, Alberto despertó con la imagen encontrada de una vampira. Eileen se perdió en la noche, y en el día apareció Eileen Collins, la astronauta Estadounidense, señalando la figura del astronauta en las lineas de Nazca. Entre Perú y Venezuela estaba Doris Vera, una mujer que pensaba en dos hombres. Entre México y Cubiro estaba Romina Cardosi, dos mujeres que pensaban en una mujer. La cordillera de los Andes, el paso del Nilo, una pirámide en Perú, una pirámide en México, una pirámide en Egipto, un triangulo perfecto.
Un ex-policía de apellido: Vargas De La Rosa, contaba que combatió a la guerrilla comunista en los años 6O. En los años 9O, Emili, una niña de nueve años de edad, tenia un sueño que se repetía una y otra vez, el piso de su habitación se abría, quedando un oscuro cráter…
Alberto se detuvo frente a un teléfono publico, hizo una llamada, pero no le contestaron. Segundo triangulo: Italia, Alemania, y Venezuela, «Vheissu.» Venus. Romina, la ultima Venus de Milo, se va a una isla, dejando a Alberto naufragando en el recuerdo, Romina le pide a Alberto que la olvide, que todo fue un sueño, y que debe despertar en el Vesubio, y dormir en el Popocatépetl. Tras una cortina de humo apareció Raimar, un policía de investigaciones, la ultima vez que fue visto, estaba cerca de la Escuela Naval.
Era de madrugada, el cielo oscuro mostraba una brújula de estrellas. El petrolero tía Juana navegaba desde el Lago de Maracaibo. otro tanquero apareció a la vista de todos, era el buque Venezolano Monagas. Al Monagas le fue peor, a las 3:42am otra explosión aceleraba su hundimiento. Era la noche de los submarinos Nazis en las costas de Venezuela. 16 de febrero de 1942. El siguiente barco que pasó era el Ramona quien se aproximaba al rescate del Monagas pensando que la explosión era accidental y no producto de la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar el año 1943 esos submarinos Alemanes que atacaron los petroleros Venezolanos fueron hundidos pagando así el daño que infligieron a Venezuela.
Venezuela año 2011, De su amnesia un mar de sangre, Alberto aun sigue navegando en el mar Caribe juntando el rompecabezas de aquella terrible noche que ya nadie recuerda.
El sueño, la vigilia, el recuerdo, el olvido… Qué hilos habrá entre el olvido y el sueño, entre la vigilia y el recuerdo… Interesante tu relato, unos acentos comidos por ahí… Pero interesante…
Gracias carlosblanco.