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LAS MODALIDADES DEL ANACRONISMO SUBREPTICIO

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En el anacronismo subrepticio se pupeden distinguir  dos modalidades, se trata del historismo proyectivo y del historismo constituyente. Estas dos modlidades son el asuto sobre el que tratara este breve texto.

 Los defensores del historismo proyectivo, sostienen que en la descripción de la historia, siempre se presenta algún nivel de intervención del historiador y de su postura filosófica. La actitud de esta perspectiva frente al anacronismo no es negativista: considera que las situaciones de la cultura del historiador no tienen necesariamente que ser un obstáculo para lograr una buena interpretación del pasado o del futuro.

Lo más importante para el anacronismo subrepticio es conseguir acercarse al pasado, así no logre develarlo tal y como efectivamente fue.  Las circunstancias en que se desarrollan los diferentes hechos históricos no son la principal preocupación de esta postura; el predicado temporal, y no los detalles circunstanciales es el principal objeto sobre el que recae la mirada presentificadora del historiador[1]

La historiografía suele plantearse  ambiciones que muchas veces  son mayores que los resultados que consigue,  por lo cual es común que se opte por una interpretación del pensamiento que permita mantener una distancia productiva con los textos de la tradición.

El anacronismo subrepticio, en este punto, parece acercarse al historismo proyectivo: hacer una lectura original de los textos de la tradición, y con ello  interpretarlos con la guía de un proyecto nuevo de sentido, debería convertirse en el cometido historiográfico preponderante. Entonces para este historismo  es mas importante descubrir en los textos tradicionales, las preocupaciones filosóficas que la época actual ha tomado como suyas, que devolverle al pasado su pensamiento.

El historismo proyectivo tiene como característica principal su forma de ver el legado del pasado:  no  trata de copiar todo lo que el pasado ha ligado al presente, sino que busca darle una valoración adecuada, adaptando, modificando y distorsionando lo que del pasado escribe a la luz del presente.

El hecho de que el interés por la historia se deba exclusivamente a que todavía hoy ésta  siga siendo estudiada, y que desde diferentes puntos de vista se sostenga que  trae consigo la explicación de hechos del presente, es algo que el historicismo proyectivo no admite.  Esta disciplina sostiene que: las cosas que suceden hoy no tienen como necesariamente su origen en el pasado;  tampoco acepta, esta posición, que el presente, sea la consecuencia o el producto de una acumulación de todos los hechos de la historia.

El historismo constituyente o presentista, como también se le denomina, afirma que en una lectura del pasado el  factor concluyente es el presente, ya que es el propio presente quien se percibe. Lo anterior equivale a decir que:

 «el centro de gravedad del pasado es el se encuentra en el presente, y que ningún género de historia podría jamás ser escrita de no intervenir la revelación, la discriminación y la penetración que son el privilegio de todo presente»[2].

El historismo presentista tiene como característica propia  la capacidad de encontrar y explicar estados de cosas históricos, sobrellevando  obstáculos que la propia historia presenta y de enfrentarse, por medio de la reflexión y el análisis al punto de vista que las propias fuentes históricas proporciona.

El historiador y sus recursos conceptuales son basicos para lograr lo anterior,  pues  las reflexiones sobre la historiografía ganan en profundidad con la reconstrucción de los diferentes elementos que emplea el historiador; en el caso de la filosofía, en este orden de ideas, un aspecto fundamental es la autoridad que tenga el propio historiador.

El historismo constituyente sostiene que  la percepción que se tenga del pasado esta determinada por el presente, lo cual hace que solo se pueda acceder al pasado en la medida en que el presente lo posibilite.

El historismo constituyente le cuestiona al historismo convencional del pensamiento que asuma los datos del pasado sin que medie en ello ningún tipo de actitud crítica, lo que lo lleva a leer la historia con ciertos niveles de ingenuidad; tornando a veces la historia en algo bastante especulativo, y en ocasiones con una apariencia tan evidente que lleva a pensar que el trabajo del historiador es inútil. La historia del pensamiento, desde esta perspectiva, pone al pasado como algo dado de antemano, y no como una construcción; : postular unos enunciados filosóficos, no tiene sentido alguno, si se piensan   como ya dados por haber sido transmitidos por la tradición.

Esta disiplina piensa que intentar devolver el pasado a la tradición es absurdo, pues, sostienen, no es posible el avanzar en esta tarea  porque las doctrinas del pasado dependen, en buena medida, de la forma que haya adoptado el pensamiento actual.

Los historiadores constituyentes afirman que es demasiado difícil e improductivo obstinarse en pensar una diferenciación entre el pensamiento del pasado y una supuesta restitución contemporánea de este vía historiografía; para ellos mas bien: «el perfeccionamiento de los métodos historiográficos hará progresar todavía más en le futuro»[3].

El único progreso posible, en la historiografía, es optimizar su visión del pasado y del presente, logrando así una mejor lectura y entendimiento del origen de los acontecimientos.

En el historismo constituyente, se mira el pasado desde el presente, pues, sostiene, que solo por medio del conocimiento del presente se puede lograr un buen acercamiento al pasado; por esto, el historismo constituyente, tiene en alta estima la capacidad que el historiador tenga para percibir el presente.

 «Cada generación entonces, debe preocuparse de rememorar su propio pasado para que no se pierda aquello que ha sido decisivo en su paso por la historia. Ya que solo interpretándolo y valorándolo selectivamente podrá determinar, no solo aquello que es interesante y significativo desde un punto de vista histórico, sino también aquello que es esencial»[4].    

El presente, es entonces, según esta corriente, quien limita la forma como se perciba el pasado. Las ideas que en el presente se tienen del pasado  además de mostrar los pensamientos que precedieron al pensamiento del presente,  contienen en términos generales la filosofía. 


[1] Vid: BECH, M. Josep. La filosofía y su historia. Barcelona. Ediciones Universitat de Barcelona. 2000. P 2[2] Ibid. p 226.

[3] Ibid. p 229.

[4] Ibid. p 271.

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