Quise terminar primero la más reciente novela tramada y escrita por el Sr. Boris Izaguirre “Dos Monstruos Juntos”, antes de escribir y publicar este artículo, para poder hacer un análisis comparativo no demasiado riguroso entre ésta y su anterior novela “Villa Diamante”, eso por una parte, por otra parte hablaremos de la temprana y abiertamente asumida homosexualidad de Boris, de sus características como persona y personaje y de cinco de sus defectos, así como cinco de sus virtudes, todo eso bajo una mirada y apreciación personal, por supuesto con las distancias que ello implica, pero también con el conocimiento de causa que tengo desde que lo leo, lo sigo, lo vengo conociendo y lo que ha sido mi contacto personal con él (breve y una sola vez, vale aclarar, pero personal).
En cuanto a su rol como escritor, y sólo comparando sus dos más recientes novelas, como son “Villa Diamante” y “Dos Monstruos Juntos”, puedo decir de entrada que se nota y se percibe un significativo y positivo salto, aunque ninguno de los dos títulos me gustan o no me parece que llamen al lector a interesarse de entrada por las historias, he leído las dos novelas sin embargo, la primera debido a mi interés por Boris Izaguirre como el personaje que es, quería leer algo de lo que había escrito, además que cuando uno lee a un autor uno conoce más de su perfil personal y hasta psicológico, por lo que me dispuse a leer “Villa Diamante”, y debo decir que no me atrapó, a pesar de que la historia tiene cierta madera para que pudiese haber sido una historia llena de intrigas, misterios, suspenso e interesantes personajes que pudieron dar mucho más, dentro de una época fantástica que Izaguirre logra recrear magníficamente y que despierta de inmediato el imaginario del lector ubicándolo en cómo pudo haber sido o como fue de hecho esa época, su entorno y su desarrollo, lo cual pudo haber atraído a muchos más lectores, los que la vivieron, sin embargo, en mi opinión, no logró hacerlo.
La razón para mí, es básicamente que los personajes no se terminan de desarrollar y de aprovechar, Boris logra ser tediosamente repetitivo o más bien no logra dejar de serlo y de desprenderse de esa “muletilla”, y en definitiva es una de esas historias en las que a uno le embarga la terrible sensación de que ha pasado de la mitad y que ya no mejorará la historia, como también nos pasa cuando vamos al cine y a la mitad de la película la trama no nos atrapa y pensamos que ya no lo hará, en el cine pensamos “Que cagada”.
En resumen lo que encontré en “Villa Diamante” fue una novela reiterativa en exceso, con descripciones de la ciudad de Caracas en desarrollo y en expansión para la década de los años 50, años del Perezjimenismo, que nos recrea eso si, los escenarios de una forma vívida, hace una constante alusión a lo enorme, a lo perfecto, a lo impecable y a lo absurdo, es en definitiva una historia que no logra cautivar del todo y que no logra mantener expectante al lector, se percibe más como un guión de telenovela que como una obra literaria. Todo esto se lo comenté a Boris por Twitter y él me respondió que gracias por los comentarios, luego él hojeo en persona mi libro cuando nos vimos en persona y hubo un momento en que se quedó como inmerso en la lectura, para luego reaccionar y pedir disculpas y comentar algo como “de repente me conseguí leyendo de nuevo el libro, hace mucho que no lo leía”. Pero al leer la novela con que Boris continúa su rol de escritor “Dos Monstruos Juntos”, con demasiadas eses “s” para mi gusto, me encuentro con la grata sorpresa de que todas las características que hacen de “Villa Diamante” una novela tediosa en mi criterio, aquí han desaparecido, logrando una historia cautivante, de esas que necesitas seguir leyendo para saber que sucede, además que te atrapan por el placer que dan al leer por lo bien llevada, lo bien tramada, es una historia que se desarrolla, una historia que avanza, donde los personajes tienen características tan propias que llegan a fascinar y uno nota como lector de un mismo autor que hay un avance cualitativo impresionante, un mejor manejo de los recursos literarios y una madurez al escribir, lo cual por supuesto complace, más aún tratándose de un personaje tan encantador y tan querido como Boris Izaguirre. Boris Izaguirre logra en definitiva, entre 2007 cuando escribe su anterior novela “Villa Diamante” y 2011 con “Dos Monstruos Juntos” un salto cualitativo impresionante, pareciera tratarse de otro autor de hecho, más maduro, más consciente, más interesante, más atrevido, infinitamente mejor en casi todos los sentidos, con una historia que sorprende y encanta desde el principio y con capítulos que se convierten en nuestros favoritos, con sorpresas gratas en cuanto al estilo durante toda la trama; una novela con humor, con realismo mágico, con poesía literaria, con analogías fascinantes, con la reaparición de Graziella Uzcátegui, con una pequeña participación del propio Boris y hasta con un personaje que lleva mi nombre; aunque para mí el final hubiera sido magistral hasta la página 357.
Hablemos entonces del encanto y la homosexualidad de Boris, encantador como persona y fascinante como personaje, Boris es uno de esos personajes que como Leonardo Da Vinci, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco, Arthur Schopenhauer, Claudio Giovanni Antonio Monteverdi o el mismo Jeroen Anthoniszoon van Aeken, nacieron en un siglo y transitaron en dos, hicieron cosas que otros no hicieron y serán recordados y seguirán siendo citados y leídos a través del tiempo, ese es su legado y su aporte. Por su parte, Boris Izaguirre comienza a una edad temprana en el campo de la televisión, las luces, los dramas, las historias, el glamur, la admiración y la crítica, a partir de entonces asume, acepta, revela y muestra abiertamente su inclinación o gusto e interés por las personas de su mismo género, lo cual, para la época en que lo hace, es un atrevimiento y un riesgo bastante alto en un país como Venezuela y una ciudad como Caracas que aún hoy en día y en el siglo XXI sigue percibiendo la homosexualidad como “que lastima, es marico”, y que solo por el hecho per se de serlo se está sentenciado a vivir oculto entre cortinas de terciopelo o a tomar riesgos ante la mirada de una sociedad con normas rígidas y ortodoxas respecto a que un hombre pueda sentir algo (cualquier cosa) por otro, más aún si ese sentimiento tiene que ver con cariño, amor y deseos sexuales.
A pesar de que ya hace casi un siglo Sigmund Freud hablaba de las tendencias homosexuales latentes inconscientes y Alfred Kinsey casi al mismo tiempo publicaba su estudio de los diferentes grados de comportamientos sexuales y establecía mediante la Escala de Kinsey una serie de 5 grados de bisexualidad entre la homosexualidad y la heterosexualidad exclusivas, donde tanto hombres como mujeres pueden ser heteroflexibles u homoflexibles; por cierto, ambos personajes nacidos en un siglo y fallecidos en otro, o dicho de otro modo, personajes que vivieron entre dos siglos. También hay un estudio muy interesante y más actual de la Universidad de Georgia que sugiere que las personas homofóbicas son homosexuales reprimidos.
Para tocar el último aspecto relacionado con Boris, como lo son cinco defectos y cinco virtudes que a mi parecer o al de él mismo tiene, vamos a apoyarnos en algunas de las cosas que ha revelado Boris en entrevistas que ha concedido, con lo que encontramos a Boris revelando lo siguiente: «Durante mucho tiempo le tuve miedo a no gustar y eso quizás me ha creado una manera de conducirme que me dificulta ser honesto, pues no quiero dejar de agradar. Desearía que eso cambiara con los años, que la madurez me ofreciera un poco más de desplante», (El Nacional 25 nov. 2011), y podríamos decir entonces que entre sus defectos o más bien entre su No Ser están presentes aún la dificultad para ser honesto y la inmadurez, lo que podría traer como consecuencia la falta de credibilidad y la insensatez, porque cuando uno admite que tiene dificultad para ser honesto uno está diciendo que no se puede confiar en uno, pero a su vez, uno está siendo honesto al decir que uno tiene dificultad para serlo, lo cual a su vez es más bien un acto de madurez, que aunque suene enredado y contradictorio, no lo es tanto, pues somos seres de claridad y oscuridad en un mismo ente, esto quiere decir que podemos tanto ser honestos como no serlo, o dicho de otra manera, tanto la honestidad como la deshonestidad son herramientas que usamos a conveniencia, y que en fin, forman parte de nuestro ser y no ser; por la parte de la inmadurez está la insensatez, ya que cuando no somos maduros, o no hemos logrado desarrollar esa herramienta, nuestras actitudes, posiciones ante los hechos, criterios, análisis, manejo de las situaciones y nuestros actos pueden ser o estar guiados o conducidos por la insensatez, que es la parte de nuestro no ser, como contra parte está la sensatez, que nos permite ser serenos, pensantes e inteligentes, y eso nos permite tomar decisiones con una mayor sindéresis y nos permite resolver problemas con una mayor eficiencia y en un menor lapso de tiempo, la madurez se ubica en nuestra parte del ser, una vez que se logra desarrollar.
Boris es además de poco creíble (por ejemplo su tendencia a alagar a todo el mundo hace que ese hecho sea percibido como un gesto consecuente en él y no como una apreciación objetiva de cada persona) e inmaduro, dos partes del no ser que él mismo considera que tiene, imposibilitado a decir NO, según él mismo ha rebelado más de una vez, esto puede ser claramente un defecto, pues el hecho de decir a todo que SI supone que no estamos siendo capaces de medir consecuencias y nos hace aceptar todo y comprometernos con todos, lo cual no es lógico ni siempre conveniente. Para muchos y muchas otro defecto en Boris sería su homosexualidad, pues la misma es vista como un defecto per se “un defecto de fabrica” que pareciera deshabilitar y descalificar a las personas por el resto de sus vidas, sin embargo, la homosexualidad como la heterosexualidad son simples factores distintivos, que no nos pueden hacer peores o mejores por el solo hecho de serlos, pudiendo encontrar en ambos casos gente brillante y virtuosa en muchos aspectos, pero vuelvo a decir, que todo ser humano está lleno de partes y contrapartes, de luminosidad y de oscurantismo, en fin, de virtudes y defectos, que en el mayor de los casos se desarrollan con el paso de la vida y que se usan como herramientas útiles y convenientes en el momento oportuno.
Para completar los cinco defectos de este ser y no ser que es Boris, lo cual ha sido trabajo difícil en la parte de los defectos (y quiero que conste que yo me declaro proclive a ser más honesto y a decir las verdades que lo contrario), sería su excesiva admiración por lo bello y lo glamoroso, que es quizá donde se ubica su parte de lo divino, pues ser demasiado divino nos puede alejar demasiado de lo humano.
Para finalizar, nos enrumbamos a encontrar cinco virtudes de este hombre, y saltan inmediatamente muchas a la mente, puedo decir que Boris Izaguirre es encantador por cosa natural y no por postura, es un tipo simple en realidad, que se excusa por todo cuando más bien lo que le pertenece del otro es un “gracias Boris”, es un hombre sumamente detallista y perspicaz, que indaga sin parecer que lo hace, es inteligente, es cordial y amable, brinda siempre una sonrisa que trata de que sea sincera, y me he excedido en dar parte de sus virtudes, en fin Boris es un personaje nacido en el siglo pasado y viviendo en el siglo presente, que probablemente seguirá siendo leído y citado durante todo este siglo y quizá durante todo este milenio. Para ti vaya mi sincero, cariñoso y afectuoso saludo querido Boris!