¿Eran las condiciones laborales injustas?
Sueldo incierto, trabajo diario,
pero con nuestro panorama laboral…
¡al menos cobraba un salario!
¿Será que mi creatividad se ha empachado
de escribir siempre sobre dolor, y amor desgarrado?
Seamos sinceros amigos, ¡la felicidad no vende!.
No la compra la gente!
Las ideas son siempre las mismas,
las compartimos, las robamos, las plagiamos.
Lo que nos diferencia son los sentimientos,
o para ser más exactos: El sufrimiento.
¿No fue la sombra de Descartes la que dijo…
… Sufro, luego existo?
¿Será que está ya cansada
de ser utilizada como burro de carga?
Nadie ha dicho que la vida sea justa,
y no es diferente la literatura!
La escritura es el reflejo, tan sólo,
de una gran injusticia que lo impregna todo.
Dedicación absoluta, trabajar de madrugada
y la hora extra no remunerada…
Tampoco se le pagaba plus por nocturnidad
ni se la invitó a la cena de empresa por navidad.
Hay escritores que dicen
que escribir es su forma de hacer terapia,
una forma de ahorrarse un pastón en psiquiatras.
Quizá tengan razón, y escribir sólo sea
¿una barata forma de autoayuda cualquiera?
… o un fugaz intento de trascender la mediocridad
y entretenerse aspirando a la inmortalidad?
Las opciones se me acaban
¿Se habrá cansado de mi mal humor de los lunes por la mañana?
Los intrépidos se lanzan a conquistar continentes enteros,
otros son recordados por las monstruosidades que cometieron,
y los cobardes, como yo, pretendemos
permanecer en la memoria de la gente, escribiendo.
Su ausencia es vivida
como un extraño complot contra mi persona,
que me confunde y desespera.
Pero ella no vuelva…la muy terca!
Empiezo a dudar si se ha puesto realmente en huelga,
parece más bien una conspiración en toda regla.
Es como si mi creatividad, la inspiración de Amanda
y las musas de Pedro (el del primero cuarta),
se hubieran ido juntas de parranda.
En la fría objetividad en la que nos sumergimos cada día,
es normal, que mi creatividad se sienta, la pobre,
cada vez más constreñida.
Ahogada como mujer “victoriana “histérica y encorsetada.
Se ha ido de vacaciones y ahora… la echo en falta,
¿Fue quizás mi actitud pragmática
la que la desterró, en primera instancia?
¿O quizás sea una plaga?
Os sugiero mirar a vuestro alrededor
para saber si la vuestra sigue intacta
o si ya se va notando el efecto de la lepra en su mirada.
Es fácil de diagnosticar, para y escucha:
Qué oyes? Prisas o risas?
La respiración entrecortada
de alguien que se emociona con una mirada
… o las noticias?
El ruido de una caricia tímida, frágil y ambigua
o los motores de los coches en la lejanía?
Si tus respuestas no te gustan, ponte en guardia
para que no te pase, como a mí, y tu creatividad, se vaya.
Quizás esté enferma, sola y triste,
cabreada por los besos y whiskies
que no compartisteis.
Despierta y búscala donde haga falta,
en tugurios malolientes, en palacios incendiados,
en recuerdos olvidados,
y futuros aún no soñados.
Haz que entienda
Que tu psique, sin ella,
No es más que un árido desierto de arena.