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Algunas observaciones sobre el tráfico en Caracas (2)

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Sir Isaac Newton

Continuando con el artículo anterior, en el que hablaba sobre el impacto negativo del deteriorado sistema de Transporte Público en el tráfico caraqueño, hoy quería tocar otra arista del problema: la educación vial en Venezuela.

Lo que me motivó a finalmente escribir algo sobre el tema, fue el comentario de rafasuarez en la primera parte.

Ciertamente, la formación del conductor en Venezuela es inexistente. Acá la gente aprende a manejar con el papá, o con un tío, o con un hermano mayor que les presta el carro. Prácticamente nadie toma un curso en una autoescuela, por ejemplo. De esta forma se perpetúan los vicios en la parte práctica del manejo y no se aprende nada en la parte teórica.

La ley que rige el tránsito terrestre, por ejemplo, es desconocida por la mayoría de los choferes. Nadie sabe qué diferencia hay entre la raya continua y la raya segmentada de la autopista. Nadie sabe para qué sirve el hombrillo en una carretera. Nadie sabe qué hay que hacer con el rayado peatonal, o que en un tunel se deben prender los faros.

Bueno, asumo yo que nadie lo sabe, ya que prefiero achacar esos comportamientos nocivos a la ignorancia antes que a la maldad.

Pero yo iría incluso más allá.

Hay que quitarle a Tránsito la potestad de emitir licencias de manejo.

Esa función debería competer al Ministerio de Educación.

El curso de manejo debería durar no menos de seis meses. Sugeriría incluso que durase un año, que no se pudiese ingresar sin título de bachiller, que se presenten exámenes cada tanto y que la teoría tenga igual peso que la práctica.

En dicho curso hay que incluir materias que enseñen manejo defensivo, mecánica automotriz básica, primeros auxilios y aspectos legales de la conducción de vehículos. Pero, además, sostengo que hay que enseñar física básica a los aspirantes a conductores.

Si no quieren incluir un tratamiento riguroso, con todo el despliegue de ecuaciones, está bien. Se pueden enseñar los conceptos fundamentales y hacer demostraciones en laboratorio. Pero me parece que es imprescindible que un conductor conozca las leyes de la mecánica newtoniana, que sepa lo que es la inercia, que entienda de roce, fuerzas centrífugas y centrípetas, que conozca la noción de impulso o cantidad de movimiento. Que entienda la diferencia entre velocidad angular y velocidad lineal, para que se dé cuenta de que subir un carro y ponerle cauchos más grandes vuelve inútil el velocímetro.

Y posiblemente para los conductores de carga pesada sea más necesario este curso que para cualquier otro conductor. El curso para la licencia de quinto grado debería durar no digo uno ni dos años. Los que manejan carga deberían sacarse un título de Técnico Superior.

Estoy seguro de que un programa de esta naturaleza reduciría al mínimo los accidentes de tránsito. Si lo combinamos con revisiones periódicas y rigurosas del estado mecánico de todo el parque automotor, los accidentes se reducirían a casi cero. Solamente ocurrirían los que fueran causados por una falla mecánica que fuera humanamente impredecible.

Claro, para aplicar disposiciones tan rigurosas, hace falta una policía de tránsito que sea por completo insobornable. Así que un cambio de esta naturaleza pasa por repotenciar la policía vial.

Pero otra vez nos topamos con el bendito costo político que nadie va a querer asumir. Tomar medidas como estas, dejaría fuera de circulación a un montón de carros viejos que no pasarían la revisión. Y como aquí la gente se queja mucho pero nunca quiere poner de su parte, resulta que una medida que en principio va en beneficio de todos terminaría produciendo descontento.

De nuevo, se oyen opiniones.

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