The Help: la Rebelión de las Nanas

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Las criadas eran personajes secundarios en la telenovela unidimensional. Siempre condenadas a papeles de relleno, aguardaban por el toque mágico de la Cenicienta para conseguir, como mucho, una redención de manos de su príncipe azul. La misma tesis de la “Sirenita” y “Mujer Bonita”.
En los culebrones criollos, la dominación masculina disfruta con la plasmación de la fantasía doméstica del galán en plan de levantarse y acostarse con la hermosa dependienta, ataviada con un delantal sexy ceñido al cuerpo. Para ser protagonista y estrella, antes debes servir platos y limpiar la vajilla en las series dramáticas de México.
Por su lado, Cantiflas gustaba seducir a “las gatas” de las mansiones lujosas en “El Barrendero”. En Brasil, folletines como “Primo Basilio” y “Xica Da Silva” hablaron de las tensiones sociales y raciales del pasado, como espejo de las discriminaciones y luchas de clases del presente. Espejo quizás de las enormes disparidades de las capitales del paraíso BRIC, de Río a Sao Paulo, con sus “countrys” y zonas residenciales rodeadas por favelas.
Por su parte, la contribución del cine de autor al subgénero, es cuantiosa, gloriosa y digna de destacar. Al respecto, existen dos obras maestras: “El Sirviente” del gigante Joseph Losey con Dirk Bogarde y la reciente “Parque Vía”, donde el pobre cuidador de una mansión es despedido por sus patrones y cobra venganza al asesinar a la dueña de la casa. También figura por ahí, “La Nana”. Por último, no podemos olvidar el principal detalle de “El Ángel Exterminador”: los burgueses quedan encerrados, mientras los empleados de la cocina abandonan el lugar.
Mutatis mutandis, “The Help” sería una lograda síntesis de los mencionados precedentes estéticos y conceptuales. Contiene altas dosis de humanismo, dadaísmo, expresionismo, impresionismo, sátira política y hasta surrealismo. Buñuel celebraría de pie la secuencia de la impresionante, Octavia Spencer, dándole una cucharada de su propia medicina a la villana de la historia límite. “Cómase mi mierda”, le dice en tono enfático en frente de su cara embarrada por un pastel preparada con el referido ingrediente especial. Imagínense la felicidad de John Waters, el padre de la coprofagía en el seno del underground por cortesía de “Pink Flamingos”.
Aunque usted no lo crea, el realizador de “The Help” comparte el gusto del genio de Baltimore, por reírse de los absurdos rituales kistch de las damas encopetadas de la América profunda, empingorotada y nariz parada del reaccionario costado del sur. Tate Taylor las desnuda y las deconstruye sin piedad, en un claro reflejo de las mismas actitudes en la actualidad. No se confundan. El mensaje de “The Help” sigue vigente dentro y fuera del sueño americano. De ahí su pertinencia.
En Caracas y Bel Air, la interacción de señoras y críadas es nula. Solo basta echarle un vistazo a la crónica social de Osmel Souza, para comprobarlo. Incluso, el asunto es peor en ciertas zonas de la capital de Venezuela. A las criadas no solo les construyeron el baño, sino el cuarto al margen del contacto con la familia( acomplejada por su origen plebeyo). Igual sucede en Buenos Aires, Santo Domingo y Miami.
Irónicamente, se pone de moda dirigir “fashion films” dedicados a las señoras tristes y deprimidas de la casa, de la Villa Planchart. Nos encanta sumergirnos en la burbuja de cristal y pensarnos a la altura de la visión cosmopolita del primer mundo.
Por paradojas de la vida, “The Help” es la antítesis y la respuesta a un “fashion film”. Por ejemplo, Eglantina Zingg podría interpretar a una de las señoras de la película.
Además, el responsable del encargo cuenta con el talento y la humildad de no tomarse demasiado en serio. Sabe disimular con humor negro su manifiesto de agitación y de indignación, al punto de competir con la propuesta de subversión iconoclasta de “Damas en Guerra”. A su vez, las dos demuestran el equívoco de Hollywood durante siglos. Las mujeres son divertidas y quieren narrar sus aventuras de emancipación. Es el feminismo combativo y posmoderno del tercer milenio, en oposición a las represiones y gravedades de los años sesenta.
Viola Davis y Emma Stone incorporan a las heroínas de una necesaria cruzada moral, en pos del camino a la libertad a través del control de su espacio, de su reconocimiento y de su creatividad. Ninguna salva a la otra, como en el viejo y acartonado cine racista. Ellas se redimen mutuamente. Lección para el reaccionario David Griffith de “El Nacimiento de una Nación”, y enseñanza consagrada a la consideración del retroprogresista, Spike Lee, cuyo dogma de conflicto y confrontación luce agotado.
La cooperación y la integración de las alteridades, es el único trayecto seguro hacia la reconciliación del globo, según la óptica de “The Help”, a la usanza de la estimable, “Invictus”. El resentimiento no es la salida. Recuperar el legado de Mandela y de la no violencia de Luther King, constituyen la apuesta a futuro. Por algo lo dijo Obama en su discurso de la unión. La batalla de republicanos y demócratas, debe cesar en beneficio del progreso de la nación. De lo contrario, continuarán bajo el signo de la crisis y la depresión. “The Help” apunta a una diana similar.
Para la memoria universal, cada uno de los segmentos protagonizados por la sorprendente Jessica Chastain, en una sutil remembranza del erotismo “white trash” y voluptuoso de Marillyn Monroe y Jayne Mansfield. Estoy enamorado de ella. Sus pares y amigas, también la relegan por ser dizque vulgar y carente de refinación. Al final, en el descarte de las apariencias, se distingue como una rubia ejemplar.
“The Help”, como la filmografía de Tim Burton, le rinde tributo a los marginados, a los perdedores, a los llamados “diferentes”. Burtionana es la escenografía y la alusión a un referente suburbial de cartón piedra y parque temático de Disney, asolado por la intolerancia y el castigo a la disidencia. Homenaje a “Eduardo Manos de Tijera”. Supera con creces el handicap de “Color Púrpura” y “Conduciendo a Miss Daisy”.
En suma, es una película con innumerables capas de lectura e interpretación. Compleja, rica y generosa en escala de matices. Poética, transgresora con el artie, juguetona con el qualité, autoconsciente de sus limitaciones.
Claro, sí es de autoayuda. Naturalmente, es condescendiente en el desenlace. Promete una ilusión de cambio incumplida. De hecho, Katrina lo demostró en Nueva Orleáns. Los negros pobres sufrieron las consecuencias del desastre. Los hombres blancos huyeron temprano y se lavaron las manos.
Sea como sea, aprecio el significado metafórico de “The Help”, su llamado a despertarnos. Por fortuna, no es “choronga” o hipócrita como “Precious”. Refresca el expediente terrible del estado de Missippi en llamas, al calor de las banderas del Ku Klux Klan.
Para rematar, le propina una bofetada a la agenda retrograda del “Tea Party”.
Yo estoy satisfecho, a pesar del mea culpa.
Escupí las cotufas, hice catarsis, lloré y volví a comprender el valor político de la escritura, amén de la declaración de principios de Viola Davis y Emma Stone. Un hombre no las va a rescatar en el último minuto. Ambas rompen con todo. Utilizan el papel y el lápiz como armas de sublevación. Publican un libro anónimo de memorias y sacuden los cimientos de su entorno decadente. La cámara las despide como paradigmas del nacimiento de una nación distinta y posible. Dejan atrás la cacería de brujas de la posguerra. Emprenden la avanzada hacia el mañana.
Las pueden retener en una cárcel, pero nadie podrá contener su voz y su letra inspirada.
Me evoca el perfil de Yoani Sánchez.
“The Help” es una película muy nuestra, muy de ahora.
Nos contagia del espíritu positivo de la red social.
Denuncia el secreto y promueve la abolición de la neoesclavitud.
Quema sus naves por la transparencia.
Es equivalente de Wikileaks y Watergate.
Con una sensibilidad cercana a la de Tod Haynes en «Far From Heaven».
Un diez en su campo de acción.

10 Comentarios

  1. Se apodera de mi el espíritu de mi tia Felicia, La Marajá, negra de Chuspa que trabajó toda su vida en «casas de familia», con lo que forjó su casa y sus muebles Luis XV y que se llevó a la tumba las recetas de los postres increíbles que en mi infinita insolencia intento aprender, para decir que ni me molestaré en ver semejante retrogradismo machistoide ofensivo que se ve que es esta película a leguas. Me ofende a mi y a todos mis antepasados negros, especialmente a todas las mujeres negras con las que me crie, la sola existencia de esta película. Soy negra y me crié en un barrio a mucha honra, hacía rato que no veía ridiculeses retrogadas de este calibre, ese es el mundo de mierda que tenemos, por cosas como esta me provoca votar diez veces más por Chavez hasta que todos vivamos en un grandísimo e inmundo barrio marginal! Esto es peor que la «polémica» por la foto de las ricachonas colombianas con sus criadas negras. Siento asco! He sido poseída por una doña negra de barrio con solo leer esta reseña. Me voy a pasar coleto el resto del día!

  2. Andreína ¿Qué es lo que te ofende exactamente?
    ¿De qué manera salen mal paradas los negros con The Help?
    Lo pregunto honestamente y supongo que desde mi ingenuidad. Quiero poder entenderte pero no veo argumentos.

    Lo que me pareció un poco desvirtuado es su retrato del hombre afroaméricano para ese momento, como siempre maltratador y abusivo.
    Pero eso en todo caso no lo haría machistoide como dices :S Es otro pecado.

  3. Yo no soy negro, pero mi papá lo era y mis tíos también son de color. No tuve la misma impresión que tú.

  4. Sí, Andreína, deberías dejar los prejuicios a un lado y darle una chance a la película. Te garantizo risas a granel.

  5. Estoy aburrida y panfleto esta muy ladilla ultimamente. Apartando eso, no veo como la premisa de esta pelicula se fundamente en la idea bizarra de un conflicto entre criadas negras y señoras blancas porque las señoras le hicieron un baño aparte a las criadas. En que universo paralelo eso debe ser motivo de ofensa para las criadas? En todas partes del mundo el personal de servicio tiene habitaciones separadas, es logico, lo que debe ser y no solo algo deseable por los dueños de casa sino sobretodo por el personal de servicio. Solo alguien que piensa que por ser negra y sirvienta y para colmo mujer, tiene que ofenderse porque le hagan un baño aparte, porque tiene que desear fervientemente usar las mismas habitaciones de los dueños de casa, es alguien definitivamente racista. A mi no me van a vender semejante idea oscurantista como progresista, por favor!

  6. Nadie te la está vendiendo. Aquí no somos publicistas. Si quieres centrar tu análisis en un solo detalle, bien por ti. Pero cumplo con decir que estás dejando por fuera muchas aristas de la película, empezando por su sentido del humor. Hay ironía en la puesta en escena y una burla precisamente al racismo de la sociedad del sur.

  7. ¡jajaja! No vale. Definitivamente lo que estás es fastidiada.
    Además de lo que dice Sergio, creo que sabes que el problema del baño (que es solo UNO de los ejemplos del filme para ilustrar el maltrato) no es como lo estás pintando.
    Si te quieres ensañar irracionalmente, allá tú.
    A mi me crió una mujer que considero mi nana y a quien amo. Esto no era porque mis padres fuese pretenciosos sino porque eran médicos de hospital, tenían su propia consulta y, de paso, daban clases en la universidad en la que tenía cargos directivos.
    El punto es que mi nana tenía su cuarto y su baño. Como yo, ella no tenía necesidad de usar el baño de mis padres y ciertamente creo que hubiesen considerado un abuso que entrara a su habitación teniendo uno perfectamente disponible para ella. Pero de ningún modo les hubiese dado asco, y ciertamente no se escandalizaban cuando ella usaba el baño de las áreas comunes de la casa (que es el verdadero problema con la situación de los baños en The Help)
    Decir que la premisa de la película se sustenta en ese conflicto es una afirmación ridícula y simplista que sólo la diría alguien que no ha visto el filme.
    Mi nana comía con nosotros en la mesa, su familia recibía el año con la nuestra y muchas veces pasabamos el rato en su propio hogar.
    Lo que me recuerda que The Help no cuenta la historia de cualquier empleada doméstica, no es simplemente la vida de mujeres que van los lunes a limpiarte la casa. Es el tipo señoras que crían a los hijos de otras familias, que pasan casi más tiempo en otras casas que en la suyas y que se entregan a esa labor por años. Eso sí, lo hacen sin tanta cursilería como Catalina Sandina Moreno en su corto de Paris Je T’aime.
    Es una elección expresa para que no queda duda de que si el color se impone incluso sobre casos como este, hay un grave problema.

    De paso, mucho de Caminos Cruzados está documentado históricamente.
    Es el caso de la escena en la que vemos un baño público que sólo puede usar gente de color
    ¿Esto no fue así, Andreína?
    http://www.amistadresource.org/LBimages/image_07_01_030_whiteladies.jpg
    http://1.bp.blogspot.com/-sf2PH0sP13w/Ta3iKIR1X-I/AAAAAAAAFWc/3pzJzKWw3Ik/s400/jim+crow+america3.jpg
    http://whereintheworldispatty.com/wp-content/uploads/2010/02/black-and-colored-drinking-water1.jpg

    No nos pongamos obtusos. A mi nisiquiera me gustó tanto la peli como a Sergio pero un poquito de por favor…

  8. Claramente digo en mi primer comentario que no he visto la pelicula ni tengo ganas de verla. La premisa del bano es ridicula, absurda, ilogica desde todo punto de vista. Solo he leido criticas buenas y risue;as de esta pelicula de gente que ha tenido criadas, si te ofende que lo diga, me doy por servida pues ese es mi punto, no he leido ninguna critica escrita por criadas acerca de esta pelicula. Hablo del punto vista, no me interesa la realidad historica, no la estoy poniendo en entredicho, pero esta pelicula no fue dirigida por una mujer negra verdad? A eso me refiero, tu estas de tu lado, yo estoy del mio, me ofende la manera condescendiente de hablar de las criadas y de las mujeres negras en general que aparentemente muestra esta pelicula. Insisto, no me voy a tomar la molestia de ver esta pelicula, no me hacen falta las explicaciones condescendientes de hombres blancos acerca de la vida de mujeres negras sirvientas pues las he tenido en mi familia y bastantes vejaciones y maltratos que he escuchado toda mi vida acerca del tema, incluso a mi me han confundido con sirvienta y me han ofrecido limpiar casas solo por ser negra. Esto es solo una pelicula pero en los tiempos retrogrados que estamos viviendo vale la pena discutir los aparentes mensajes de cordialidad y paz y amor, y todo-es-bello de la reinante hipocresia medieval de la actualidad. Quieres oir un cuento de criadas negras y senoras blancas? Un dia en el farmatodo de la La Urbina se me acerca una senora negra y me pide que la ayude a conseguir el tinte rubio platinado que le pidio «su senora» porque ella no entiende nada de eso, al final no compro nada porque no estaba segura y no queria meter la pata con su ama. No necesito ver esta pelicula para enterarme que existen estas asquerosidades, no me interesa esta postura maniquea y desesperada de «todos somos iguales», no lo somos, todo el mundo lo sabe y nadie quiere admitirlo, dejemos la pajudez politicamente correcta, asumamos nuestro barranco con dignidad, que por esta clase de pensamiento es que tenemos el gobierno que tenemos y lo seguiremos teniendo un rato largo!

  9. Está bien. Imposible discutir asi.
    O es el optimismo lírico del Siglo XXI o es el pesimismo sistemático.
    Maniquea es tu posición. Debe ser que por cuentos como lo de farmatodo se invalidad lo demás. Yo también tengo docenas de cuento horribles así.
    ¿Y entonces? ¿Por no ser políticamente correctos vamos a ser cabrones?

    Me retiro.

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