El sábado fui a una expo sobre cine nacional en la vieja sala de la Margot Benacerraf(hoy UNEARTE). Eran las tres y estaba cerrada. Triste.
Nos recibió un vigilante con cara de pocos amigos. Portaba una chapa de policía en el pecho. Preguntó por radio si podíamos entrar y le respondieron «negativo».
¿Inauguran una muestra un viernes para mantenerla cerrada al público durante el fin de semana? No los entiendo.
Entonces nos tocó caminar por los alrededores de la plaza de los museos.
Otro detalle curioso: había una expo al aire libre dedicada al 4 de febrero. Era de graffiti y figuraba en la fachada del Museo de Ciencias.
Nunca el arte callejero lució tan conservador, proselitista, gobiernero y oficialista. Es la negación de su estética contracultural.
Recuerdo tres de los susodichos trabajos. Uno mostraba la cara del Presidente. El otro el rostro del Tío Sam como el villano del cuento.
No podía faltar la satanización de Carlos Andrés Pérez. La pregunta es: ¿cuál es la relación con el Museo de Ciencias?
¿Es por los dinosaurios y tal? Fuera de broma, un despropósito sin justificación.
Es una verdadera lástima porque secuestran espacios públicos de todos los venezolanos, para hacer propaganda de una parcialidad política.
De un tiempo para acá, el arte callejero devino en una plataforma para el mercadeo de marcas políticas y comerciales. Lo domesticaron.
No me imagino a Banksy haciendo un graffiti kistch en homenaje al Teniente Coronel. De seguro lo caricaturizaría de otra forma.
Hagamos arte callejero, no murales de izquierda exquisita para el gusto de los chicos de Zurda Konducta. Cansado del estilo de La Hojilla.
Por último, la curaduría debe brillar por su ausencia. Al menos nadie respondía por el desastre de la expo sobre el 4 de febrero.
De regreso a la época de los artistas anóminos y mercenarios pagados para hacer trajes a la medida de los intereses del Rey(desnudo).
En suma, un golpe de estado contra la cultura.