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Por qué decidí bloquear a José Ovaldía


Estimados, no confundamos las cosas. Un asunto es la crítica como género y fenómeno, siempre necesaria por su ataque al poder. Otra muy distinta es el simple y mezquino ataque personal, del guapo de teclado, favorecido por su condición de anónimo. La diferencia es el del cielo a la tierra. La primera ciertamente construye y destruye desde un espacio de legitimidad teórica y cultural.
La segunda confunde las peras con las manzanas, al dedicarse en exclusiva al recurso estéril de la falacia ad homimen, tipo inquisición maniquea de Mario Silva en La Hojilla.
Por tal motivo, es válido entender la posición de los afectados y acusados por Ovaldía. Ellos tienen todo el derecho moral de proteger su dignidad y su vida íntima del escarno público. A nadie se le puede exigir el hecho de soportar una campaña de descrédito en su muro de Facebook. Si se tratase de una discusión centrada en la obra, sería distinto. Pero no es el caso.
Llevo tiempo cultivando y defendiendo la bandera de la crítica, junto a muchos colegas de la red social, desde antes de la salida de Ovaldía. Por ende, él no me va a enseñar ahora cómo proceder o cuál decisión ética debo tomar. Conozco el camino con claridad.
Por tanto, si él quiere discutir en serio o en broma sobre el problema de la literatura venezolana, pues adelante. En panfletonegro llevamos tiempo impulsando dicho debate, insisto.
En cambio, si su interés es mancillar la integrad de tal o cual escritor, no me interesa.
¿Cuál es el punto importante demostrado por Ovaldía? ¿Todos los escritores son vanidosos y no les gusta ser ofendidos con mensajes dizque irónicos? Gran cosa. Ya lo sabía, colegas.
Pasemos entonces a otro nivel y no nos quedemos en la glorificación superficial del supuesto paladín de la nueva crítica viral. Así lo veo.
En efecto, me recuerda demasiado al experimento ombliguista, fallido y contraproducente de Dieter Perdomo(Xluis dixit).
Saludos y abrazos.
Espero por sus respuestas.
P.D: por último comparto lo publicado en mi muro de Facebook a propósito de la entrevista con el «protagonista» de la jornada.
No soy particularmente fanático de José Ovaldía. Lo acepté una vez en Facebook, comenzó a fastidiarme por el muro durante la cobertura de San Sebastián y decidí bloquearlo sin remordimiento. Igual hicieron varios colegas conocidos. Desde entonces, su fama creció como la espuma hasta devenir en uno de los trolles más temidos de la web. Se hace pasar por un escritor de ambiente, para hacer chistes de doble sentido con sus víctimas del mundo de las letras. En lo personal, no estoy de acuerdo con su estrategia y me resulta contraproducente. Sin embargo, lo consideran un «bully» de altura, y por ende, cuenta con un notable grupo de fanáticos. Entre sus blancos selectos figuran desde Rodrigo Calderón hasta Leo Felipe Campos, pasando por Fedosy Santaella. Por tal motivo, el consejo de redacción de panfletonegro decidió entrevistarlo para seguirle el juego. Me invitaron a participar del cuestionario y del montaje del careo con él, pero me abstuve por razones personales. No me agrada el tono de homofobia implícito en su ironía. Podría golpear o cuestionar apelando a otro recurso. Al final termina pareciendo un potencial guionista de «Cheverísimo». En cualquier caso, mis colegas quisieron desnudarlo, con el objetivo claro de comprender mejor el sentido de su discurso. A continuación el resultado, donde a mi entender, el hombre acaba por repetirse, reafirmarse, esconderse y demostrar la limitación de su prédica. En suma, puro alimento publicitario para su ego. No se logró desenmáscararlo, ni menos confrontarlo. Apenas darle mayor visibilidad. En suma, todo un efecto boomerang. Lo dicho: lo dejo por aquí, aunque no lo comparto. Quizás la buena noticia radica en la posibilidad de exorcizarlo, conjurarlo y discutirlo a partir de ahora en redes sociales. Ahí sí le compro la idea a mis amigos de la página.

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